POV Mei-yin
—Debo hacer algo, ¡no puedo dejar que esto pase!—digo preocupada de perder el reinado como emperatriz—¿pero que puedo hacer para impedirlo?—miro hacia la mesa que está en la habitación con té servido en una tasa y...
—Señorita—manifiesta la sierva y ¡lo tengo!
—Sierva.
—¿Si, señorita?—la observo con una sonrisa pensando que ya tengo la solución al problema.
—Ve al patio y el árbol más grande que está allí trae las hojas que tiene.
—¿Cuantas traigo?—me pregunta.
—Trae como 10 de ellas—ella me mira con el ceño fruncido.
—¿Para qué las quiere usted señorita?
—Para hacer un te por supuesto.
—Oh, entiendo.
—Cuando ya tengas las diez llevalas a la cocina y haz una infusión con ellas y me la traes con una tasa para servirla y un pedazo de pan. Hazlo procurando que nadie se entere de esto.
—¿Es para usted?
—¿No crees que haces muchas preguntas?
—Yo-yo...—manifiesta como si ahora se diera cuenta de ello.
—¡Ve ahora a buscarla antes que se haga más tarde!—vocifero empezando está persona a fastidiarme.
—¡Sí!—la veo marcharse y cuando han pasado varios minutos escucho que tocan a la puerta.
—Puede pasar—digo pero, no entra nadie. Tocan otra vez—¡dije que puede pasar!—y tocan la puerta una tercera vez y frunzo el ceño—¿quién rayos es?
—Soy yo señorita—escucho la voz de la sierva que le pedí lo del té.
—Puedes pasar.
—Es que señorita tengo las manos ocupadas para abrir la puerta y usted sería tan amable de...
—Haz como puedas y ábrela tú.
—Esta bien—después de unos segundos entra y veo que puso todo lo que le pedí en el piso para abrir y luego, entró y cerro la puerta tras de sí—aquí está lo que me pidió—pone la bandeja con las cosas en la mesa.
—¿Te aseguraste de que nadie te viera?—le pregunto y ella asiente con la cabeza—entonces, lleva todo esto al cuarto de Guan-yin y dile que se lo envía el príncipe Huan Yue si ella pregunta.
—¿Por qué no le digo que fue usted?—la observo.
—Porque si dices que fui yo puede que no lo acepte pero, si dices que fue el príncipe Huan Yue lo aceptará gustosa—manifiesto y ella asiente con la cabeza—ve y toca a su puerta y verifica si está despierta.
—Sí, señorita—regresa casi enseguida.
—¿Y qué tal, está despierta?—le pregunto queriendo saber pronto.
—No, ella duerme—dice y yo casi salto de la alegría.
—Perfecto—la miro seria—ve ahora y llevaselo rápido poniendolo en la mesa de su cuarto donde ella pueda verlo—la veo marcharse y sonrío—esa hiedra en infusión va a hacer que la pase mal cuando lo apruebe en la mañana, ja, ja, ja.
POV Guan-yin
Me despierto como es costumbre en mí antes del amanecer y me da un olor a aroma verde, fresco—¡oh que olor tan agradable!—me levanto y noto en la mesa una bandeja y me acerco a mirar—parece que trajeron el desayuno—como tenía hambre me sirvo una tasa de té y me como todo el pan.
Y pienso en ir al bosque, me visto mi ropa de salir y cuando ya estoy afuera no veo a nadie en el patio y sonrío—Espíritu, ayúdame a salir de aquí pues, quiero ver a Dark—le digo y lo escucho acercarse.
—Ve ahora rápido y sal por la puerta porque, yo distraeré a los guardias para que escapes—me dice.
—De acuerdo—le hago caso y de pronto comienza a llover fuertemente y los guardias entran deprisa hacía dentro y yo salgo pitando hacía afuera.
Voy hacía el bosque que está cerca del palacio y me siento en una piedra y comienzo a llamar a Dark a grandes voces mientras llueve y de pronto casi enseguida lo veo venir hacía mí—¡Dark, viniste!—se pone enfrente mío y yo lo acaricio—tan lindo mi peludo lobo.
—¿Estas en el palacio ahora?—me pregunta y yo lo miro un poco triste.
—Sí...—me lame la mano.
—¿Sucede algo?, pareces algo triste—manifiesta y detengo mis caricias.
—Solo que...—pienso en si debería decirle o si no seré muy inmadura al estar triste por...
—¿Solo que...?
—Es que Huan Yue un príncipe que tiene los ojos parecidos a los tuyos muy bonitos y que él tal parece que se casará con otra y yo...—me observa fijamente.
—Te gusta ¿verdad?
—Sí—fue lo que dije mirando al suelo.
—Entonces, ¡haz algo o habla con él!—me dice Dark.
—Tal vez no se pueda solucionar al menos que el emperador cambié de opinión.
—¿Él no es un príncipe?
—Sí.
—Por tanto, el emperador es su padre y si a Huan Yue le gustas podrá hacerlo cambiar de opinión.
—¿Eso crees?—me pongo de pie pero, comienzo a sentir mucho sueño de pronto y toco mi cabeza.
—¿Qué te pasa Guan-yin, te duele la cabeza?—escucho la voz de Dark como algo lejana.
—¿Qué me pasa?—voy a asentarme otra vez en la piedra sin embargo, cuando iba a hacerlo siento que estoy cayendo y todo se vuelve negro.