POV Guan-yin
La mujer de apariencia de unos cincuenta y algo de edad se da cuenta que estoy cerca y me sonríe—tu debes ser Guan-yin ¿cierto?—me dice y yo pensaba en quien es esta persona y en lo que escuché de parte del Espíritu.
Miré a Huan Yue que tal parece es también Dark y estaba bebiendo algo que debe ser té en una tasa—sí, soy yo—dije y la mujer manteniendo la sonrisa me dirige la mirada.
—Soy la madre de este guapo joven que esta aquí—manifiesta y me pasa una tasa llena y yo la tomo—ven, siéntate. ¿Cómo se ha comportado contigo?, ¿ya se llegó a ti?—yo me sonrojo un poco al escuchar lo último cuando pienso en que así fue—¡oh, tan linda!,¡como te sonrojas!—dice y yo tomo un sorbo del té para disimular mi sonrojo—tendrías que verla Huan Yue es muy tierna.
—Ya, como si pudiera.
—Vamos hijo mío que algún dia volveras a ver—la madre del príncipe parecía tener esperanzas y eso me alegró un poco pues, pensaba igual.
—Yo también lo creo señora—dije y ella se alegró igualmente que yo.
—¿Ves?, ella piensa lo mismo. No pierdas las esperanzas.
—Ten fe príncipe que yo te ayudaré a que puedas volver a ver otra vez—de verdad quería ayudarlo.
—Ahí lo tienes. Que buena compañera tienes—cuando la escuché no pude evitar sonreír.
—Sí, ¿y que rayos es la fe?—manifiesta Huan Yue como si no entendiera eso.
Doy un sorbo del buen té y lo miro—Hebreos 11:1-4
[1]Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
[2]Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
[3]Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
[4]Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.
—Interesante Guan-yin, ¿verdad que sí hijo mío?
—Ahora se que es pero, ¿realmente importa sino tengo fe?—dice Huan Yue.
—¡Claro que sí!, Hebreos 11:6 dice:
[6]Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
—Ya casi me convences de tener fe en algo sin embargo, como para eso hay que agradar a Dios no me interesa por el momento—dice Huan Yue y yo frunzo el ceño.
—Parece que estas enojado con Dios ¿o me equivoco?—le pregunto y él pone la tasa sobre la mesa con mucha seriedad.
Esperé su respuesta mientras él solo guardaba silencio—eh, yo tengo que irme—la madre de Huan Yue se pone de pie y yo también lo hago.
—Oh, no se vaya tan pronto—fue lo que le dije y ella volvió a sonreír.
—Pareces una buena chica Guan-yin que bueno fueron los cielos al elegirte—le devuelvo la sonrisa—pero, ya tengo que irme—se acerca a Huan Yue el cual, estaba sentado mirando al suelo y su madre toca su hombro—adiós hijo mío, me alegra saber que tienes una buena compañera contigo.
—Adiós—decimos al unísono Huan Yue y yo y la veo marcharse.
Me volteo hacía el príncipe para hablar y saber que es lo que me dirá con respecto a esto de ser un hombre lobo.