Mientras el esposo hace lo posible para enviar a su esposa a la habitación, esta se empeña en quedarse junto a él hasta el amanecer. Situación que está poniendo de malhumor a Taylor, ya que quiere definitivamente cerrar ese ciclo de su relación, así como ella se lo pidió y está dándose palabras de aliento en su interior para solicitar a su abogado el acta de divorcio y entregarlo a Pamela, así finalmente su relación se acabará más no el amor por su hijo.
Sin embargo, ahora ella misma es la que le suplica que no la ignore y hace lo posible para que él le preste atención después de haberle dicho e insinuado que no quiere tener nada que se trate de amor.
―El cielo está muy bonito esta noche, me encanta ver a las estrellas y más cuando los aviones viajan de noche y se puede apreciar la luz que les persigue. ―Comentó Pamela con su mirada directa al espacio.
―Ujum. ―Fue la respuesta que recibió por parte del frío hombre.
―Mira, una estrella fugaz, pidamos un deseo, dicen que estos se cumplen. ―Propuso con emoción al ver cruzar el lucero frente a sus ojos.
―Pídelo tú, si gustas, yo ya lo he pedido anteriormente y no me funcionó.
―¿Ah sí? ¿Y se puede saber que deseo fue el que pediste y no se te cumplió? ―Preguntó con curiosidad.
―¿Es de verdad Pamela? Estás tratando de sacarme plática, ¿no tienes un poco de dignidad?
―Lo siento mucho por lo que te dije en la habitación, no es cierto que quiero que te alejes. ―Se disculpó tronando los dedos de sus manos, eso significa que está muy nerviosa, ella teme que el esposo no le crea y decida hacerle caso y se aleje.
―Si lo has dicho es porque lo has tenido en tu mente, es lo que siempre me has dejado claro desde que nos reencontramos.
Quizá sea eso lo que le has pedido a la estrella fugaz, entonces no te desanimes porque tu deseo se está haciendo realidad, nos vamos a divorciar Pamela, mañana a tempranas horas del día tendrás en tus manos una pluma y un papel para que lo firmes.
―Ya dije que lo siento, perdóname por favor y vuelve a ser el hombre que me consiente y me hace sonreír por cualquier estupidez que veamos o hablamos.
―¿Pediste tu deseo, supongo, ¿no es así?
―Lo he hecho, estoy segura de que muy pronto se hará realidad, y no, no es lo que tú piensas ahora mismo.
―Te deseo suerte, no siempre las cosas salen como uno las planea, te lo digo para que en el futuro no te decepciones si tu deseo no se hace realidad.
―Te agradezco que te preocupes por mí a cada momento.
―Lo haría con cualquier persona, no te sientas como si fueras la más importante en este mundo.
―Hiéreme como quieras esta noche, pero sé que en el fondo de tu corazón me adoras y… yo… yo también te adoro y por eso no quiero que nos sigamos peleando y tampoco quiero divorciarme de ti.
Taylor suspira por la incapacidad de decirle no a esa mujer, a esa chica rebelde que ama con locura y ella lo enfrenta ahora con gallardía como si en verdad supiera que él se ha vuelto muy blando cuando se trata de ella y el pequeño Esteban.
―No digas cosas que no sientes, luego te arrepentirás y me dirás que lo olvide. ―Dijo, con tristeza, tratando de no ponerle mente a las palabras de su amada porque no quiere salir lastimado.
―Te juro que ahora te digo la verdad, te amo Taylor, he estado enamorada de ti desde que te conocí en aquel ascensor y derramé mi café sobre ti. Incluso después de tu traición no he logrado dejar de amarte, eres el amor de mi vida y eso no se puede borrar del corazón. ―Confesó finalmente viéndole directo a los ojos.
―¿Cómo sé que no me estás mintiendo?
―Pregúntale a tu corazón si confía en mis palabras, seguro que él es más cuerdo que ti.
―Ven aquí preciosa, eres única en tus locuras. ―Dijo el hombre con una gran sonrisa en sus labios, la atrajo a su pecho y la abrazó con vehemencia.
―Ya no quiero estar separada de ti.
―Estoy con ustedes desde un tiempo y ya no me pienso alejar y destruir mi pequeña familia.
―Entonces, si ya está todo resuelto, vamos a nuestra habitación, amor mío, el sol está por salir y no hemos dormido nada.
―El problema es que yo ahora no quiero dormir. ―Rezongó el esposo haciendo un puchero.
―¿Te sientes mal? Si gustas te preparo un té de hierbas verdes para que tu tensión se relaje. ―La chica está preocupada por la salud de su enamorado.
―No, no es necesario tomar nada porque lo único que me hará sentir bien en este momento son tus besos. Eres mi antídoto perfecto para curar todos mis males, esposa mía.
―Dijiste que el personal ya se ha marchado, ¿es así?
―Es correcto, ellos volverán hasta que nosotros nos hayamos machado. Así que ya no tienes de qué tener celos de Linda, aunque me encantó que me demostraras que te importo.
―Si estamos solos, nuestro hijo durmiendo en su habitación, ¿es posible que puedas ayudarme a cumplir una fantasía? ―Comentó con voz sugerente en el lóbulo de la oreja y finalizando con una suave mordida que causa choques de electricidad en el hombre que se ahoga con su propio aliento.
―Todo lo que desees lo tendrás, no habrá nada que no pueda complacerte mientras esté a mi alcance.
―Eso significa que podemos hacer el amor aquí, bajo la luz de la luna y el cielo estrellado, mientras la brisa nos envuelve con su frescura y la noche nos arropa con su intimidad. ―Propuso Pamela.
―Mi esposa adorada ahora se ha convertido en una poeta, me agrada la idea, pero te vas a resfriar, es mejor que nos vayamos a la habitación.
―¿Por qué me estás evitando? Hemos prometido que estaremos bien y ahora me sales con esto y no…
La esposa no finalizó la frase que tenía en mente, sus labios fueron atrapados por los de su esposo y finalmente su fantasía se está haciendo realidad. En medio de la noche se logra observar la silueta de dos personas que se están demostrando lo mucho que se han extrañado por estar separados.