Esposa falsa del Ceo Taylor

FINAL

Fue tremendo susto el que se llevaron los padres del pequeño Esteban cuando este les habló y luego desapareció. La pareja estaba desesperada, en medio de la noche salieron a buscarlo y por suerte lo encontraron en la habitación de ellos mismos. El pequeño había llegado en su búsqueda y pronto se quedó dormido, por tal razón no les volvió a responder.

―Juro que al despertar lo castigaré, estas bromas no se le hacen a una madre que pasa en constante miedo de que algo malo le suceda a él. ―Se quejó la madre llena de angustia y molestia.

―Ya deja de llorar amor mío, lo importante es que nuestro hijo está bien y no le ha pasado nada de lo que temíamos. ―Le consuela su esposo.

―Me preocupé, pensé que tu amante nos había encontrado y se lo había llevado.

―Eso no pasará, ella no sabe de la existencia de este lugar, jamás cometí el error de mostrarle mis bienes privados.

 Ven, recostemos unas horas, pues ya nuestro hijo nos ha quitado la calentura que nos traíamos por comernos. ―Bromeó Taylor provocando que su esposa sonría en medio de la preocupación.

La mañana siguiente Taylor recibió la llamada de uno de sus hombres de seguridad, este le informa que la trampa ha funcionado y la presa ha caído en ella sin necesidad de tanto protocolo.

―¿Qué quiere que haga con ella, señor? ―Pregunta el hombre de seguridad.

―En unos segundos haré una videollamada y la pones directo a la cámara. ―Ordenó Taylor con autoridad.

―Entendido, Señor.        

―Hola cariño mío, ¿Con quién hablas? Te noto preocupado.

Al contrario, cariño, estoy muy feliz. Es mi padre que quiere que vuelva a la empresa, ve preparando la mesa, en unos minutos me uno a ustedes para que desayunemos en familia.

Cuando la esposa se alejó lo suficiente Taylor realizó la videollamada que le mencionó al hombre de seguridad, en la cámara se observa la persona que le ha hecho daño a su familia en los últimos días. Ella está llorando, mientras que Taylor bufa de la rabia que le causa solo el hecho de verla detrás de la pantalla.

―Taylor, cariño, dile a este hombre que me deje en libertad, por favor. ―Suplicó bañada de lágrimas falsas.

―¿Qué hacías en esa cabaña, Sandy?

―Taylor…

―Contéstame, a que fuiste allí y más en horas de la noche.

―Yo solo he venido a buscarte mi amor y este hombre me ha secuestrado desde entonces.

―¿A buscarme dices? Cómo sabías que yo podría estar allí.

Respóndeme quién te lo dijo. ―Exigió el hombre entre dientes.

―Nadie, solo lo sospeché.

―No me mientas, Sandy. Fue la niñera de mi hijo la que te dio esa mala información, ¿verdad?

―No.

―Deja de mentir maldita sea, yo mismo las escuché hablar.

Sabes qué, me arrepiento de haber convivido tantos años contigo, me odio a mí mismo por haberte dejado entrar en mi vida, en mi casa y en mi familia.

―Tenemos una hija Taylor, por favor no me hables así.

―¿Una hija? Ja, y todavía sigues tratando de meterla hasta por mis ojos. Incluso el padre de ella ya se ha hecho cargo y se la ha llevado con él y aun así tú me sigues insinuando que es mía. ¡Qué poca madre eres!

―Te juro que al verte de nuevo te haré pedazos con mis propias manos, déjate ver y sabrás de lo que soy capaz de hacer si mi amor no me es correspondido.

―Lo lamento Sandy, pero tú ya no me volverás a ver. Cometiste un error muy grave al secuestrar y drogar a mi hijo para que se mantuviese dormido, ahora ya no habrá perdón para ti.

―Puedes disparar directo a su frente. ―Ordenó Taylor al hombre, acto seguido se escuchó un disparo y se observó como el cuerpo de Sandy cayó inerte sobre el suelo.

―Encárgate del resto y procura que nadie te vea.

―Lo haré, señor, no se preocupe. ―respondió el encargado de sacar y sepultar el cuerpo sin vida de la malvada Sandy.

…                                                    

―¿Por qué tardaste tanto, cariño? La comida se ha enfriado, la calentaré de nuevo para que te llegue con amor al estómago. ―Dijo Pamela llena de preocupación por su esposo, que ahora se le nota un semblante relajado y sonriente.

―Solo han sido diez minutos cariño mío, tu suegro es muy insistente y me ha robado tiempo. ―Mintió Taylor.

―Por cierto, Taylor, he hablado con la niñera y me ha dicho que ya no trabajará más para nosotros.

―¿De verdad? Esa es una buena noticia, espero que lo esté diciendo en serio.

―Es lo mejor para todos, que se vaya lejos de nuestras vidas y ojalá que no nos volvamos a encontrar nunca.

Taylor sonrió en su interior, él mismo ha dado la orden a la chica para que le llame a Pamela y le mencione acerca de su renuncia. A estas alturas ella también está acompañando a Sandy en la misma fosa clandestina, pero ese es un secreto que Taylor se llevará a la tumba, jamás se lo dirá a su esposa.

―Pamela, ya que tú no trabajas más en el hospital y yo me haré cargo de nuevo de las empresas de la familia, quiero pedirte que regresemos a mi país. ¿Estás de acuerdo?

―Taylor…

―Estoy dispuesto a aceptar lo que digas, si no quieres volver entonces entenderé y haré que trasladen mi oficina hacia este país, ahora ya no habrá nada ni nadie que nos impida estar juntos y ser felices.

―Espera Taylor, déjame terminar de hablar.

Por supuesto que me quiero ir contigo, juntos, hasta el fin del mundo.

El corazón del hombre se hinchó y se llenó de emoción y amor. Su amada está dispuesta a dejar atrás esta vida que el destino le trazó y en la cual no estuvo presente y seguirle hasta donde él le pida.

Ante la mirada confundida de la joven regresó a su habitación y en menos de quince segundos regresó con algo entre sus manos.

―¿Y esas flores de donde han salido? ―Pregunta la chica al ver el ramo que él carga.

―Del jardín, ¿de dónde más sería? ―Bromeó sarcásticamente.




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