Después de haber protagonizado una lamentable escena frente a muchas personas, ahora Dania se siente muy avergonzada.
El médico les dijo que no hay de qué preocuparse, lo que les quiso decir anteriormente fue que lamentablemente su jefe no los quería ver a ellos sino que a la chica llamada Dania. Eso fue lo que ella malinterpretó y se puso a llorar como loca porque creyó lo peor de la historia; que había perdido la vida, su salvador.
―Haber iniciado diciendo eso. ―Susurró ella con su mirada puesta en el suelo.
―Hemos trasladado al señor Morotova a una sala de recuperación, puede ir a verle si está en condiciones. ―Le dijo a Dania.
Ella secó sus lágrimas y se marchó sin voltear a ver a nadie. Mientras atrás queda el comando, cada uno sonriendo en su interior, ellos están contentos porque su oficial se ha enamorado y tal vez así ya no sea tan estricto con ellos.
―Hola. ¿Puedo pasar?
―Claro que sí, te estaba esperando.
―¿Cómo te sientes?
―Estoy bien, ahora que has venido me encuentro sin ningún dolor.
―Me asustaste horrible, pensé que… que te perdería.
―¡Niña tonta! Prometí que regresaría, aunque no lo hice como hubiese querido, pero al final siempre estoy aquí.
―Qué pasó con mi expareja, ¿lo atrapaste?
―Sí, a toda su banda hemos atrapado en menos de tres meses.
―¿Hay posibilidades de que él quede en libertad?
―No.
Ya no corres peligro Dania, eres libre y puedes marcharte de casa cuando lo desees.
―Pero… si yo me voy, ¿quién te cuidará mientras te recuperas de esa herida? Prefiero quedarme contigo unos días más y luego… me iré como me lo pides.
―Lo siento pequeña, mi recuperación será en mi país al lado de mi familia.
Puedes marcharte de casa antes de que yo llegue. ―Dijo en tono serio.
―Pensé que sentías algo por mí.
―Te equivocas, aquel beso fue por impulso y no significó nada para mí.
Ahora vete.
―Está bien. ―Respondió con decepción al saber que no la quiere cerca de él.
Esteban, solo quiero que sepas que estoy muy agradecida contigo, fuiste muy valiente al defenderme en aquella cafetería y me has cuidado durante estos meses y no me has cobrado nada, más bien has gastado y…
―Dania, calla y sal de la habitación. ―ordenó con arrogancia.
La chica salió de la habitación y al pasar por donde se encuentran los demás miembros del comando se despidió de ellos diciéndoles que Esteban la ha echado del hospital y también de la casa.
―La llevaré a casa para que recoja sus cosas, señorita. ―Se ofreció uno de ellos, el más cercano a Esteban.
―No iré más a esa casa, allí no hay nada mío. Todo lo ha comprado el señor Esteban, no quiero quedarme con nada de lo que él me haya regalado con su dinero.
―¿A dónde irá?
―No lo sé, por el momento estaré sentada en el parque y al llegar la noche veré que hago.
―Señorita…
―No te preocupes, estaré bien, lo prometo.
La chica se marchó, ella está muy triste y no quiere seguir en esa clínica en donde no es bien aceptada. Mientras tanto, el militar fue a la habitación de Esteban, él presiente que algo no anda bien.
―Permiso para hacer un comentario, oficial.
―¿Dónde está la chica? ―Preguntó Esteban antes de todo el protocolo de educación.
―Se ha marchado, justo de eso he venido a hablar con usted. ¿Qué ha pasado? Ella iba llorando, pensé que entre ustedes estaba pasando algo más que una amistad.
―La quiero, ella me encanta.
Pero sabes que no la puedo tener a mi lado, las reglas de la academia de Fuerzas Armadas me lo prohíben por mi alto grado.
―Ella no tiene a donde ir, dijo que estaría en el parque.
―Me duele, no lo niego.
Dime que puedo hacer, ¿mi amor por ella o mi carrera?
―Cásese con ella, hablen y propóngale que sea su esposa.
―¿Eso es lo que me recomiendas? ¿Esa es tu solución, recluta? ―Cuestionó con fastidio.
―Eh… solo hice una observación, lo lamento oficial.
―De que te asustas, es lo mejor que he escuchado. Ve a buscar a esa niña tonta y tráela frente a mí.
Pidió Esteban con una sonrisa de oreja a oreja.
Después de poner al tanto a sus compañeros, el hombre se fue al parque que se sitúa a una cuadra de la clínica y precisamente es en donde estaría Dania. Pero por más que la busca no la encuentra, él lamenta estar vestido con ropa de civil, de lo contrario preguntaría por ella y le sería más fácil que le dieran información.
Regresó a la clínica y le informó a Esteban que no la ha encontrado, todos se preocuparon y más cuando les ordenó que todos la fueran a buscar y si no se la traían esa misma tarde estarán acabados.
Dania no está enterada de que la andan buscando, ella se sentó a descansar unos minutos en el parque y luego observó un anuncio que en una tienda de ropa necesitan a una empleada con disponibilidad de tiempo inmediato. Ella hizo la entrevista y fue contratada como dependienta y tuvo suerte porque también le ofrecieron quedarse a dormir en su casa para que no se le dificulte llegar tarde al trabajo, ella no les comentó que no tiene a donde ir, es más, le agradeció a la señora por su amabilidad.
Una semana ha pasado desde que comenzó a trabajar y desde entonces no ha tenido noticias de Esteban, bueno en realidad ella no tiene un teléfono para poder localizarlo y aunque sea preguntar por su salud.
«Espero que te estés recuperando satisfactoriamente y seas feliz, aunque me hayas dejado con el corazón roto, te deseo lo mejor. ―Comenta en su mente mientras suspira y ordena la nueva línea de camisas para caballero»
…
―Buenas tardes, que se le ofrece, señor. ―Habla la dueña de la tienda.
―Necesito camisas, ¿puede mostrarme las que tiene por favor? ―Dijo el hombre que acaba de ingresar a la tienda.
―Claro que sí, ahora mismo le hablo a una de las chicas para que le atiendan como usted se merece.