Esposa para el rey

Capitulo 37

La reunión terminó después de muchas discusiones y desacuerdos pero que al final se pudieron solucionar.
Agusto se fue contento a su habitación. Había logrado salvar a su reino, podía reposar nuevamente en su cama de la cual había estado ausente varios días por todo lo ocurrido anteriormente.
Sintió un gran alivio aunque también un gran cansancio. Deseaba permanecer despierto y disfrutar de lo que ofrecía ese lugar pero le fue imposible hacerlo. El cansancio le venció y sus sirvientes lo acostaron en su cama.
La división entre los miembros de su reino estaba clara, aunque le tenían una gran admiración no celebraron ni corearon su nombre después de recuperar su reino, pero él estaba consciente que las guerras seguían y estaba dispuesto a recibir la gloria cuando todo eso terminara.
En cuanto al asunto del nuevo general y la anexión de sus tropas, se acordó darle retos como él mismo lo solicitó. Todo eso al siguiente día, fecha que puso el mismo Agusto pues tenía prisa.
No solo por el hecho de tener más soldados a su disposición, si no porque tenía un acuerdo con los otros reinos para lanzar el próximo ataque. El factor de rapidez seguía siendo clave.
La noche pasó rápidamente para todos. Cuando uno desea descansar más pero el tiempo no te lo permite, existe una sensación en la que uno siente que no durmió para nada. Todos en especial los más involucrados con lo que a continuación pasaría, experimentaron aquella.
Agusto fue ayudado por sus sirvientes para estar listo. Mientras ellos hacían lo suyo, él trataba de recordar sus sueños pero no logró hacerlo. Quería hacerlo pues deseaba sentirse cerca de Eréndira, aunque fuera solo por ese medio. Tenía la extraña sensación de extrañarla y aunque parezca común pues ella sería su esposa, no la conocía tanto como para hacerlo.
Se tuvo que conformar con sus recuerdos y lo poco que habían vivido juntos en aquellos instantes. También recordó que por ella deseaba expandirse y poner todo en orden y así darle el reino que de merece.

—Mi señor, está usted listo.—Le informó uno de sus sirvientes interrumpiendo su soñadora mente.—¿Se le ofrece algo más?

—No, estoy bien gracias.—Respondió aún distraído por la cuestión mental.—Diganle a la guardia real que ya puede venir por mi.

La idea era que lo trasladaran al comedor real pero tenía tanta prisa que solicitó comida para el evento.
Sus consejeros no le permitieron eso pero tampoco discutieron con él, en donde debía desayunar.
Agusto seguía siendo un guerrero, aunque ya no podía pelear de manera física, su espíritu y formación se mantenían en ese estado. No le importaba comer fuera de los lujos mientras pudiera disfrutar de un buen espectáculo y este lo sería.
Después de comer un poco de pan y fruta, pidió ser trasladado al patio donde los retos se harían, ahí le llevarían el resto de alimentos pues no quería hacer esperar a nadie.
El día era muy soleado, los rayos eran intensos al grado de tener que cubrir los ojos en ciertos ángulos.
Al llegar se percató que todos ya estaban reunidos y listos para empezar, solo le estaban esperando.
Agusto traía una vestimenta cómoda, en esta ocasión había abandonado la armadura para sentirse más libre aunque no menos protegido, la armadura ayudaba mucho para esto.
Su traje era de color rojo, debajo de el tenía una prenda de color azul que cubría hasta sus piernas. Era un traje poco inusual para él pero eligió hacerlo considerando la situación militar que se llevaría a cabo.

—¡Con ustedes su majestad el rey Agusto I!—El vocero hizo su labor en el momento que le vió llegar.—¡Presenten sus respetos!

El rey accedió al centro donde se había montado ya una carpa para protegerlo del sol mientras el resto se agrupaba a su lado. Levantó la mano para saludar mientras las personas se inclinaban ante él mientras se acomodaba.
Después de unos segundos se incorporaron levantando sus cabezas, Agusto extendió la mano en señal de que el evento podía iniciar.

—¡Para gloria de su majestad el rey, este día daremos inicio a una serie de pruebas hacia el militar Mirlo del reino Lion!—El vocero continuó con su trabajo, lo hacía muy animado.—¡Las pruebas aún son desconocidas para él así que la improvisación y la capacidad de respuesta son necesarias si quiere ganar!

Los generales de Agusto ya estaban en el campo. Tenían puestas sus armaduras y estaban armados como cuando van a la batalla.
El general Kanser del reino Surten, quien había acompañado a Agusto hasta la victoria, estaba sentado muy cerca de él como invitado. El más que nadie estaba interesado en conocer el sistema militar que ahí se llevaba a cabo. Estaba muy sorprendido de sus alcances así que estaba ansioso por ver qué más podría ofrecer ese reino aliado.
Los generales estaban distribuidos en varios puntos para rodear Mirlo, el ex general de Krimea, y así ponerlo nervioso, pero él ni se inmutó con eso.

—Muy bien, este día vamos a dividir los retos en las cuestiones básicas para un general.—Comenzó uno de ellos con la explicación.—Primero nos vamos a enfocar en la cuestión estratégica, ¿Qué tipo de formaciones conoce?

—Formación básica, son para pequeños grupos y con esta se organizan las tropas de una mejor forma para avanzar.—Comenzó muy seguro de si mismo, era una pregunta fácil para su conocimiento.—Formación estelar, es con la que los soldados irán a una batalla cuando atacan. Formación escudo, es la ideal para recibir un ataque. El resto de formaciones puede variar según el número de tropas, el lugar y las circunstancias. Pero todas tienen un gran alcance.

—Su respuesta fue muy básica entonces.—Seguian los generales.—Entonces ahora díganos ¿Qué haría si es en un bosque, los atacan y son superados en número?

—Si todo eso sucede entonces fuí un mal líder para llevar a mis hombres a una trampa así.—Dijo con un poco de burla.—No me veo atrapado en esa situación, tuve que investigar antes y no ir con los ojos cerrados a eso.



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Editado: 26.03.2025

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