Tras la reciente victoria las tropas se acomodaban en el reino. Gracias a la astucia de su monarca habían logrado sobrevivir la mayoría así como capturar el reino. El resultado era favorable aunque Agusto aún lloraba las pérdidas.
—Se que el ejército de sus familiares era menor.—Le dijo Mirlo mientras comían en el salón de ese reino.—Pero me parece que no tuvieron todas las fuerzas disponibles.
—Estás en lo cierto. Las fuerzas de mi tío se fueron junto a él.—La respuesta vino en un modo serio.
—Cierto, de sus dos familiares restantes aún faltaba su tío.—Jacinto estaba ahí dando su oportuna participación.
La reunión avanzó con todos muy cansados pero con la moral en alto por aquella victoria. Los soldados capturados fueron llevados al calabozo donde serían retenidos hasta saber qué hacer con ellos. Algo justo que siempre hacía Agusto.
—¿Y haremos algo en contra de su tío que escapó?—Continuaron la conversación.
—Él fue más astuto al irse de aquí.—Seguía con su mirada fija.—Aunque se llevó muy pocos hombres para eso. No sé preocupen, él no llegará lejos, pensé en todo.
El general Kanser se incorporaba a la reunión, recién llegaba de su misión.
—¡Queridos colegas, me complace decirles que la misión fue un éxito!—Entró muy contento rodeado por sus hombres y traía como prisionero al primo de Agusto.—¡Encontramos al enemigo tratando de verter aceite para incendiar el castillo, por suerte llegamos a tiempo donde usted nos indicó!
Agusto sonrió con aquellos eventos. Ver a su primo capturado le daba el sabor a victoria que había necesitado.
—Tuve que taparle la boca pues ya era molestos sus insultos mientras lo traíamos.
Entró completamente para acercarse a la mesa con los demás. Notó que estaban haciendo un tipo de festejo así que preguntó.
—¿Ya se ha terminado todo al fin?
Agusto asintió con la cabeza mientras lo miraba.
—Es una suerte, mi rey Ricardo estará muy contento aunque algo triste por perderse el espectáculo.—Kanser tomó una silla para sentarse junto a ellos.—Parece que su ejército se retrasó junto al de Olster.
—No se retrasaron, general.—Respondió Agusto pero esta vez con una sonrisa.—Confió en que hayan llegado a tiempo en la ubicación que les dije.
—¿Mi rey?—Preguntó un poco confuso.
—Dame un momento y explicaré todo.—Agusto se dirigió al guardia más cercano a su primo.—Liberen su boca.
El capturado quedó libre y comenzó a decir nuevamente sus insultos para incomodidad del general.
—¡Maldito lisiado, no has ganado aún!—Le gritaba mientras mantenía una mirada de odio hacia él.—Mientras haya alguien que gobierne y un ejército leal, no tendrás esto.
—Sucede querido primo que todo lo tenemos resuelto.—Bebió un poco de agua.
—Hay tierras que no conoces estúpido.—Seguia muy enojado.
—¿Te refieres al pequeño reino de Fray que está al sur de aquí?—El primo de Agusto se sorprendió al escuchar ese nombre en su boca.—Si lo conozco. Se que es el lugar a donde mi tío huyó para esconderse pues no quiso pelear.
—¿Cómo sabes ese nombre, maldito?
—Investigando. Es el arte número 1 de la guerra.—Levantó la mirada con orgullo para responderle.—Investigué todas sus propiedades que servirían de botín. Si te refieres a ¿Cómo supe qué, tu tío iría hacia allá? Pues es muy simple. Le tengo que dar las gracias a la futura reina de todo esto porque me ayudó a descifrarlo. En estos momentos el rey Ricardo estará tomando ese reino así como capturando a tu tío, quien solo se fue con una fuerza de 2,000 hombres. Él no confió en ti ni en los resultados que darías en esta batalla así que se fue. Mi aliado lo va a capturar y va a tomar esas tierras.
Todos los presentes se asombraron con la respuesta de Agusto quien había pensado en todo y pidió a su aliado que fuera en esa dirección. Fue una decisión arriesgada pues pudo depender de esa fracción de hombres para hacer la diferencia. En cambio optó por desviarlos y capturar al último enemigo que hacía falta.
El rey Ricardo en un inicio no estuvo de acuerdo pero gracias a Erendira quien lo pudo convencer y resultó el plan lo mejor posible.
—¡Eres un bastardo!—Su impotencia era evidente.—¡No tendrás un final feliz! ¿Crees que yo tampoco investigué? ¡Te vas a quedar sin reina porque envié una carta falsa donde le pedía que saliera del reino. Envié mi última fuerza para matarla!
—Te refieres a la carta que decía "Querida amada, envié una fuerza por ti para que vengas a mi lado y así poder mostrarte estás nuevas tierras"—Agusto seguía muy calmado mientras decía eso.—También la interceptamos. El rey de Olster junto a su ejército bloqueó el paso hacia el norte. Era de esperarse que intentarían escapar o algo por ese sendero así que su bloqueo funcionó. Ellos leyeron el mensaje y acabaron con tus hombres. Siento decirte que nadie cruzó esa línea y que Erendira está bien.
—¡Maldito seas Agusto!, ¡Incluso si me levanto de los muertos, iré tras de ti!
—Pueden volver a cerrar su boca por favor.
El soldado hizo caso a su rey e impidió que hablara aquel hombre.
Todos alabaron el plan de Agusto donde había demostrado nuevamente porque era un gran estratega y líder. Sus movimientos fueron clave y se podría presumir de una victoria completa en esta ocasión.
El rey también les hizo mención de la extensión y tierras que su familia poseía y las cuales ahora podían gobernar como se había estipulado en el convenio de las alianzas. Agusto había dado un golpe mortal nuevamente.
—Mi señor, hay una persona que insiste en verle.—Un soldado le reportó a Agusto.
—¿Quién es?—Preguntó intrigado pues no tenía más visitas programadas
—Se niega a decir su nombre, solo dice que es urgente.
—Haganla pasar entonces.—Dijo muy interesado por saber quién le había ido a visitar.
La persona misteriosa entró en el salón que estaba ocupado por los conquistadores. Traía una capa verde que le cubría el rostro pero fijándose a detalle se podía ver la silueta de una mujer.