La boda fue todo un éxito. Se convirtió en el evento más formidable como estuvo destinado a ser. Se habló de ese suceso por meses y al ser escrito en la historia, se hablaría de él por años.
La princesa Sleidy y el príncipe Marin ahora eran esposos, muy felices y enamorados. Habían logrado no solo sellar un vínculo entre ellos sino también entre sus reinos. Olster y Surten serían aliados de por vida esperando que muchas generaciones lo respetaran y siguieran.
Ambos reinos habían sellado dicha felicidad con un regalo muy grande el cual fue ganar la guerra. Fruto de esta victoria fue el botín repartido y las nuevas tierras anexadas.
El rey Ricardo se convirtió en la envidia de la zona y por supuesto de su familia. Nadie se atrevería a meterse con él ni mucho menos a contradecirle algo.
El valiente rey se ganó el respeto pues la anécdota de que había participado en la guerra él mismo, fue contada por todos lados.
Tuvo que librar una de las batallas más sencillas, todo el peso radicó en el rey Agusto quien logró esa victoria, pero él no se negaba a compartir el éxito. Aún así ambos reyes aliados estaban muy agradecidos y le daban el mérito correspondiente, sus hazañas serían alabadas en sus propios reinos.
El reino de Esacrum se estaba estabilizando como debía ser. Por fin había entrado en un periodo de paz que había sido necesario para el reino. Si bien era cierto que gracias a las guerras habían obtenido mucho terreno y un gran botín, ahora debían sacar provecho de aquellos beneficios, en especial para detener el derrumbe interno que habían experimentado.
Las personas que un día se fueron ahora estaban regresando, al saber de la reciente victoria y de las alianzas nuevas, pudieron constatar que el reino estaba experimentando un alza y no una baja como habían pensado.
Gracias a eso la economía comenzó a fluir, la grandeza se marcó más. La gran desgracia que llegó ahora se estaba convirtiéndo en una gran bendición.
Agusto tenía muchas cosas que celebrar, la gran victoria contra su familia, las tierras adjuntas, que su reino estaba prosperando aún más, su próxima boda, y el final de las guerras.
Esto último lo daba por hecho tras lo ocurrido recientemente, sus enemigos ya se habían acabado, al menos los declarados pero si alguien quisiera ser su enemigo lo pensaría dos veces antes de declararlo. Era el reino más poderoso formado en los últimos años. El sueño de su padre fue cumplido.
Agusto había sido muy cercano a él, aprendió todo de una manera muy amorosa. Su padre había muerto años atrás librando guerras, su nombre era Julio II, un hombre bondadoso y valiente, justo como Agusto quería ser.
A lo largo de su vida esposo a la mujer más codiciada de ese entonces, la princesa Elizabeth, dueña de grandes tierras y de una hermosura sin igual. El padre de Agusto logró enamorarla y se casaron forjando así el reino de Esacrum fusionando ambos reinos.
Eso causó envidia y enojo de quienes pretendían hacer lo mismo, por ello iniciaron la guerra para destruir al recién formado reino.
Esacrum resistió y combatió ferozmente ganando la mayoría de sus batallas logrando así consolidarse como un gran reino.
La feliz pareja logró procrear a un hijo que deseaba seguir con el legado familiar. Decidieron llamarlo Agusto. Le enseñaron los valores que cualquier rey debía tener y a pesar de haberse criado durante las guerras, tenía mucha humanidad.
El rey Julio disfrutaba pasar tiempo con su hijo enseñándole todo lo que sabía, en especial sobre la estrategia en batalla. Era un gran estratega.
El le reveló que había existido un reino grandioso cuyo nombre era DuxCD. Aquel reino era la inspiración de muchos gobernantes. Lo tenía todo, riqueza, estabilidad, artistas, prosperidad y un gran ejército. Se convirtió en el sueño de cualquier rey. El padre de Agusto quería construir un reino como aquel, heredando el sueño a su hijo.
El periodo de guerras fue devastador y aún con la gran creatividad del rey, cayeron en una emboscada por defender el reino. En dicha batalla perdieron la vida él y la reina Elizabeth dejando solo al pequeño Agusto quien asumió el mando de inmediato.
Al inicio no lo querían los nobles ni personas de alto rango, solo había un sector que le respetaba y era la milicia. El príncipe había demostrado incluso ser un mayor estratega que su padre, además había peleado mano a mano con los soldados, por ello le reconocieron en su totalidad.
Con el ejército de su lado, los demás sectores aprobaron su reinado y aún llorando la muerte de sus padres, tuvo la responsabilidad de defender a su reino.
Las batallas fueron feroces. Agusto pasó años defendiendo su reino. Los enemigos pensaron que con la muerte de su padre se vendría abajo pero no fue así. Sacó valor y coraje para defender el sueño de sus padres. Gracias a eso logró derrotar a todos los enemigos.
Tiempo después la familia de su padre mostró las verdaderas intenciones. Ellos pretendían que los enemigos tomarán el reino de Esacrum y cuando estuviera debilitado ellos hacerse con esas tierras, pero jamás imaginaron que Agusto iba a resistir y a ganar todas las batallas, aunque en el proceso perdió la movilidad de la parte baja de su cuerpo.
A pesar de eso el legendario rey no perdió su mayor virtud y logró derrotar a estos últimos enemigos con un gran plan. Sus batallas serán recordadas por años.
Sin enemigos no habría más guerras que librar ahora sólo necesitaba reinar y hacer próspero ese reino, para ello necesitaba contraer matrimonio con Erendira y así sellar su última gran alianza con el reino de Surten. Para este evento al fin se había dado una fecha. Ocurría en un mes y sería en el propio reino de Agusto, no había mejor lugar para ellos.
El rumor de aquel futuro evento se esparció por todos los reinos y tierras, sin duda sería una gran ceremonia y una enorme celebración, la más importante de aquellos tiempos.
La noble jóven fue invitada al reino de Agusto. Ella aceptó encantada y con el permiso de sus tíos.
El motivo para dicha invitación no era otra que verla y pasar tiempo con ella, pero disfrazó esas intenciones con un evento que se daría a cabo ahí.
Tras varios meses de paz, los soldados parecían no ser necesarios para más actividades que mantener el orden en las calles. La mayoría de los reinos disfrutaban de esto así que se les ocurrió hacer contiendas. Estas consistían en enviar caballeros representantes y competir contra otros reinos. Los premios variaban, había unos que lo hacían por honor mientras que otros apostaban tierras o dinero.
El reino de Esacrum decidió entrar para exponer su grandeza y no solo eso, se postuló como anfitrión para dicho evento. Agusto creyó que eso ayudaría a su reino para tener tranquilidad, turismo y sobre todo para que vieran que su reino y él eran fuertes.
Dicho evento reuniría a los reinos cercanos y se llevaría a cabo dos semanas después de su anuncio. Con esto se daba tiempo para que Erendira llegara, tiempo que para ambos enamorados era eterno.
La futura reina salió en su carroza personal a lado de Kanser quien se ofreció a escoltarla. El general quería seguir visitando al reino amigo y aprender de ellos, creía que un evento así no podía faltarle en su lista de anécdotas.
El carruaje salió a su lejano destino a la máxima velocidad que pudo. El tiempo estimado para llegar eran 8 días.