En la casa de la familia Reynolds
Ariadna: tengo el presentimiento de que algo va a pasar. Pero necesito olvidarme de esto y necesito sonreírle a la vida que me espera al lado de mi tía.
Nana: seguramente es porque tu vida cambiara. Además, este tiempo te servirá para estar más tranquila y sobre todo pensar demasiado claro lo que quieres.
Ariadna: eso debe de ser y me di cuenta de que ninguna joven debe de sufrir por amor. Nada más que él quedare en el pasado y yo seré feliz a pesar de que nunca me case.
Nana: no te puedes negar a volver amar, mi niña. Solamente que entiendo tus razones al no hacerlo y no insistiré en el tema para no hacerte sentir mal.
Ariadna: necesito reconocer que lo que paso entre el y yo fue nuestra culpa. El nunca me amo, pero yo siempre lo hice y tenia la esperanza de que algún día me amara, solo que ese sueño no se pudo realizar y necesito olvidar cada uno de sus recuerdos.
Nana: el vizconde no supo medir las consecuencias de sus actos y si él no te hubiera aceptado. Estoy segura de que fueras feliz con tu nuevo esposo.
Ariadna: ahora si necesito dormirme y muchas gracias por siempre escucharme, nana. Necesito también que pase el tiempo para poder irnos.
Ella se despide de su niña para después salir de su recámara y cuando sale Ariadna se empieza a cambiar para ponerse su bata de dormir y así lo hace, pero cuando estaba a punto de acostarse en su cama de repente escucha una voz que conocía demasiado bien.
Dante: así que mi mujer tiene planes de dejarme y por eso he venido a verte. Además, merezco una explicación y ni creas que me casare con nadie más.
Ariadna: acaso te volviste loco y con que derecho te crees para entrar en mi recámara de esta manera. Necesito pedirte que te vayas por donde viniste.
Dante: en verdad quieres que te recuerde quien soy yo en tu vida. Porque yo soy tu hombre y tu eres mi mujer y eso te lo digo por si lo olvidaste.
Ariadna: jamás quiero que vuelvas a decir que soy tu mujer y parece que olvidaste que terminamos, pero te pido nuevamente que me dejes en paz.
Dante: serás mi esposa quieras o no y mi error fue no haberlo hecho antes. Nada más vine aclararte que muy pronto lo serás y al fin te pondrás tu vestido de novia como siempre lo quisiste.
Ariadna: nunca me casare contigo y también existe una razón y es que no me amas. Debes de buscar a una joven que puedas amar y tal vez yo también encuentre un caballero con quien casarme.
Ella había hablado sin pensar, Dante tenía una mirada extraña que no podía describir y era la primera vez que lo veía así. Ariadna sabía que debía de demostrarle seguridad y no miedo.
Dante: vamos a ver quien se atreve a poner sus ojos en ti. Porque ni ellos mismos sabrán lo que les pasara y sabes perfectamente que tengo muy poca paciencia.
Ariadna: no puedes hacerme esto. Debes de irte sino no voy a empezar a gritar para que pueda evitar que hagas algo más y no entiendo que es lo que esperas de mí.
Dante: no me iré de tu recámara hasta que vuelvas a ser mía y lo único que espero de ti es que me vuelvas aceptar como tu futuro esposo.
Ariadna: no permitiré que eso pase y si quieres que sea tu esposa necesitas demostrarme que me amas. Solamente que ahora necesito dormirme.
Dante: te lo sabré demostrar de la manera correcta, pero yo vine a dormir a tu lado y eso es lo que pienso hacer. Aunque ya sabes lo que prefiero hacer.
Ariadna: no dejare que me hagas el amor hasta que te cases conmigo. Porque ese será tu castigo por haberme hecho esperar y si no te gusta lo que te digo te puedes olvidar de mí.