Dante: así que esas son tus condiciones para que puedas volver conmigo y necesitas saber que las aceptare. Eso quiere decir que arruine tus planes de convertirte en religiosa.
Ariadna: volver contigo sería una mala idea. Porque no quiero que mi esposo me deje por otra joven que seguramente será hermosa y yo no quiero eso para mí.
Dante: yo no necesito a otra joven a mi lado. Siempre has sido la única para mi, eso te lo demostré hace cinco años y los otros años que siguieron.
Ariadna: debes de evitar de hablar de esa manera. Además, lo que acabas de decir puede llegar a oídos de mis padres y ellos no pueden enterarse.
Dante: sabes que esa sería la mejor manera de adelantar nuestra boda y como llevamos muchos años comprometidos a nadie se le hará extraño que nos casemos de un momento a otro.
Ariadna: mi familia sabe sobre nuestro rompimiento y no sería correcto que ninguno de ellos te viera salir de mi recámara. Pero mis hermanas ya saben que algunas de ellas se tienen que casar contigo.
Dante: no me importa nadie que no seas tu. Seguramente ellas entenderán porque me tengo que casar contigo y sobre todo no tengo que dar ninguna explicación a nadie más que no seas tu.
Ariadna: si te dejo dormir a mi lado quiero que me prometas que te iras antes del amanecer y que no intentaras hacer algo como estas acostumbrado.
Dante: te lo prometo y solo quiero que me permitas darte el beso de buenas noches antes de que te duermas. Eso te lo pido porque necesito besar tus labios.
Ariadna: se perfectamente cuáles son tus intenciones y eso no pasara, así que debes de irte. Además, si quieres que sea tu esposa, el día de mañana vendrás hablar con mi padre.
Dante: mi prometida es demasiado exigente y cumpliré con cada una de tus condiciones con tal de que seas la joven con la cual me casare.
Ariadna: siempre viví como un sueño cuando fui tu prometida. Solamente que al final desperté para darme cuenta de que no era nuestro destino estar juntos, porque nunca me hiciste una promesa de amor y solo me convertiste en tu mujer.
Dante: de lo único que estoy arrepentido es de no saber amarte. Pero eso cambiara y quiero intentar hacerlo, ya que las cosas entre nosotros se dieron diferentes.
Ariadna: así lo decidiste y no puedes cambiar el pasado con tus palabras. Además, quiero que me vuelvas a buscar hasta que puedas tomar la decisión adecuada.
Dante: precisamente la tome desde el primer momento en que entre a tu recámara y se que hice las cosas mal en el pasado al no decirte una fecha para nuestro matrimonio.
Ariadna: lo que pasa es que nunca quisiste que fuera tu esposa. Siempre fui considerada para ti como una esposa por obligación y no quiero seguir hablando contigo.
Dante: yo quiero seguir haciéndolo y lamento mi comportamiento contigo. Porque no fue el más correcto, ahora si debemos de dormirnos y no quiero que me alejes de tu lado, esta sería la primera vez que solo dormiremos juntos y no sabes como me gustaría hacerlo todas las noches.
Ariadna: si haces las cosas bien seré tu esposa. Estoy casi segura que no ibas a dejar que me casara con otro caballero con lo posesivo que eres conmigo.
Dante: tienes razón, mi Ariadna. Nada más que nunca entendí mis cambios de humor cuando un caballero intentaba estar cerca de ti, además saber eso me molestaba.
Ariadna: ese tipo de comportamiento era de un esposo enamorado. Solamente que nunca lo fuiste y prefiero no seguir haciendo ilusiones nuevamente contigo.
Ella es la primera en acostarse en su cama para después hacerlo él. Ariadna sentía que nunca lo iba a dejar de amar y Dante la acerca un poco más a él para dormir a su lado. Ella cierra sus ojos para después quedarse profundamente dormida y él haría lo que nunca se imaginó y el también se queda dormido.