Él había terminado de hablar con su suegro y no podía irse sin despedirse de su mujer como le corresponde hacerlo, así que espera el momento oportuno para subir a su recámara. Solamente que al ver que su nana se había salido decide entrar nuevamente a verla. Ariadna estaba a punto de leer un libro cuando de repente lo ve entrar.
Ariadna: ahora que es lo que quieres Dante. Acaso viniste asegurarte de que tus planes no fallaron y jamás te perdonare por haberme puesto una trampa como esta.
Dante: tenía que hacer algo definitivo para que fueras mía de verdad. Nada más que no tuve otra opción que aceptar las condiciones que tu padre me impuso.
Ariadna: seguramente estas arrepentido de haberlo hecho y antes de que te vayas necesito pedirte que nadie debe de saber que he sido tu mujer, pero esto lo hago únicamente pensado en mi reputación.
Dante: si en verdad quiero lo puedo gritar a los cuatro vientos. Además, se perfectamente que no puedo hablar de más para evitar rumores que te afecten.
Ariadna: eso quiere decir que lo entiendes. Jamás pensé que mi futura boda fuera por obligación y si fuera por mi evitaría todo esto haciendo un largo viaje.
Dante: si te atreves a salir de tu casa con intención de irte te llevaría conmigo y no me va a importar lo que piense nadie más, así que te mantendré vigilada.
Ariadna: nunca saldré de mi casa de esta manera. Esto sería un mal ejemplo para nuestros futuros hijos y yo no quiero que repitan nuestra historia.
Dante: por supuesto que eso no pasara. Porque yo sabre cuidar a nuestras hijas y las niñas nunca cometerán nuestros errores del pasado.
Ariadna: ni todavía nos hemos casado y ya piensas en eso. Deberías de irte antes de que mi padre se de cuenta de tu presencia nuevamente.
Dante: no pienso irme sin que me des mi beso de despedida y no me importara que tu padre nos encuentre de nuevo juntos. Además, ya sabes que eres mi mujer.
Ella se levanta de su asiento para darle un beso en la mejilla y así lo hace, pero cuando estaba a punto de alejarse de él. Dante besa sus labios de una manera intensa para después separarse de ella.
Ariadna: ahora si quiero que te vayas y te recuerdo que no seré tu mujer hasta que te hayas casado conmigo. Espero que hagas todo lo necesario para que la sociedad se entere que me convertiré en tu esposa y así ninguna joven podrá acercarse a ti con la intención de estar en mi lugar.
Dante: definitivamente los dos seremos celosos. Porque algo que no puedo evitar es que me moleste ver que otro caballero te mire y aquellos que lo hacen siempre les he advertido que tu me perteneces.
Ariadna: eso significa que no vamos a poder tener un matrimonio normal. No quiero que seas un caballero celoso conmigo y sabes que todavía no hay nada definido.
Dante: acabo de hablar con tu padre, mi Ariadna. Solamente que nuestro compromiso ahora es un hecho y nadie podrá romperlo, así que eres mía, pero nosotros lo sabemos perfectamente, siempre me demostraste que me amabas cada vez que hacíamos el amor y yo te quiero, nada más que no te amo y no sé si algún día cambie mis sentimientos por ti, aunque eso puede ser posible.
Ariadna: casarnos será el peor error de tu vida. No quiero que me reproches con el tiempo que nunca pudiste amarme y todavía quieres seguir con esto.
Dante: sé que no lo será. Porque pienso amarte y quiero que entiendas que no serás una esposa por obligación si por amor y como sabes te quiero como mi mujer.
Ariadna: aceptare ser tu esposa. Espero que sigas pensando de la misma manera por muchos años y me gustaría saber si me puedes amar o no.
Ella suspira para después despedirse y antes de hacerlo besa su mejilla. Pero le recuerda que será suya para siempre, ahora ella tenía que esperar en la tarde para que pudiera recibir su hermoso anillo de compromiso y Dante se queda pensativo mientras iba a la salida de su casa. Además, tenía que darle su anillo y sobre todo debía ser perfecto para su Ariadna. Él después de llegar a la salida se sube a su caballo para poder dirigirse a su destino.