En la casa de Maximiliano Silverman Evans
Maximiliano: fue demasiado paciente para casarme con tu hermana, cuñado. Ahora no me digas que estas molesto por la manera en que nos casamos.
Héctor: lo que me molesta es que esto significaría otro escándalo más en mi familia. Primero fue mi hija y después mi hermana, esto me parece algo irreal.
Maximiliano: lo que paso con tu hija es que no supiste cuidarla. Además, se veía claramente que su prometido la amaba, pero nuestra historia es diferente.
Héctor: por supuesto que es completamente diferente. Debemos de arreglar este asunto, aunque pienso que no hay nada que hacer en este momento.
Maximiliano: sabes que tu hermana siempre ha sido mi mujer. Solamente que tuvo que espera mucho tiempo para convertirla en mi esposa.
Héctor: eres realmente irracional. Nada más que te hubieras evitado todo esto y te diste cuenta de tus sentimientos al dejarla, solo que también no permitiste que se casara con nadie.
Maximiliano: es que eso jamás iba a pasar. Sera mejor que no me hagas enojar, mi esposa ahora es mía y sobre todo hare callar los comentarios mal intencionados.
Héctor: seguramente hiciste algo para que ella te aceptara. Pero siempre me sentí demasiado tranquilo al saber que nunca paso nada entre ustedes y sabía que tenía la oportunidad de casarse.
Maximiliano: ella lo acepto, porque así lo quise. Además, como lo acabas de decir la respete, pero ahora que es mi esposa las cosas cambiaran, solo que la oportunidad de hacerlo jamás llego, ya que tenía que impedir que se comprometiera con otro caballero.
Ella estaba escuchando toda su conversación y tenía que hacer algo para poder evitar problemas innecesarios entre ellos, pero sabía que la escucharían si decía algo.
Verónica: me gustaría que se tranquilizaran un poco antes de continuar con su conversación. Solamente que no cambiara el hecho de que sea su esposa a pesar del tiempo que ha pasado.
Héctor: me tranquilizare por ti, hermana. Esto será mal visto por la sociedad y sobre todo nadie de nuestra familia se ha casado bien.
Verónica: el único que lo hiciste fuiste tú. Pienso que deberías de cuidar a tus otras hijas que están solteras y también buscarles a sus prometidos.
Héctor: eso ya lo estoy haciendo. Porque las otras niñas no tienen que pasar por lo mismo y me estoy encargando de buscarlos cuidadosamente.
Verónica: ahora que estoy casada no tienes ninguna necesidad de seguir preocupándote por mí. Estoy segura de que mi esposo me hará feliz.
Héctor: precisamente eso es lo que espere y que después de unos meses de casados no se arrepiente. Porque nosotros sabemos cómo es su personalidad, jamás está conforme y si deciden divorciarse puedes regresar de nuevo, así que te estaré esperando.
Maximiliano: mi cuñado como siempre quiere interferir entre nosotros y quiero que entienda que nunca me divorciare de mi esposa. Además, no me case con ella para dejarla ir de nuevo.
Héctor: después de que pase un tiempo me daré cuenta si lo que estás diciendo es verdad. Pero llego la hora de despedirme y espero que muy pronto mi hermana me visite.
Verónica: el día de mañana iré a visitarte. Aunque no creo que me dejen salir sola, ya que seguramente mi esposo me acompañare y lo único que quiero es que se comporten.
Maximiliano: si mi cuñado no menciona el divorcio de nuevo no lo hare. Nada más que parece que él no entiende que te amo y pienso que mis acciones hablan por sí solas.
Él se despide de ellos y cuando se va a su casa. Ellos siguieron su conversación y Verónica nunca espero que esto pasara al regresar a este lugar. Ella siempre lo había rechazado todo este tiempo, porque sabía que se sentía culpable al dejarla plantada y lo que sentía por ella no era amor. Pero ahora que están juntos puede sentir que realmente la ama, ya que sabía que el amor no se podía fingir y él estaba enamorado de ella.