Capítulo 30

Dante: recuerdo que cuando te bese por primera vez mis sentimientos cambiaron. Solamente que no entendía que era lo que me estaba pasando contigo.

Ariadna: es que siempre te negaste a reconocer lo que sentía por mí. Seguramente era porque no era perfecta y eso lo entendía a la perfección.

Dante: tú eres la única que era perfecta para mí. Necesitas saber que ese tiempo dejo de importarme tu apariencia y únicamente te veo con ojos de amor.

Ellos dejan de conversar cuando la sirvienta le anuncia que su tía había venido a visitarla y que ella venia acompañada de su esposo. Dante le dice que lo haga pasar y así lo hace, ellos entran y cuando lo hacen los saludan para después tomar asiento.

Ariadna: no sabes la sorpresa que me lleve cuando me entere de que te habías casado, tía. Aunque me gustaría hablar a solas contigo.

Verónica: por supuesto que podemos hablar y debemos de pedirles a nuestros esposos que nos dejen hacerlo. Seguramente ellos no se negarán.

Maximiliano: si quieres hablar con tu sobrina está bien. Pero no quiero que tarden mucho, porque quiero que estés a mi lado, así que no debes de tardar.

Verónica: no tengo pensado hacerlo. Necesito tener una conversación con ella para explicarle la razón por la cual nos casamos de esta manera.

Maximiliano: eso lo puedes hacer delante de nuestra presencia. Nada más que dejare que converse con la única sobrina que se parece a ti, estoy seguro de que así fuera nuestra hija si nos hubiéramos casados hace años.

Ellos se levantan de sus asientos y Ariadna se queda con la duda de lo que había dicho el esposo de su tía. Verónica sabía lo que estaba pensando su sobrina y tenía que aclarárselo antes de que hubieras más malentendidos por culpa de Maximiliano.

Verónica: el solo dijo esas palabras para molestarme. Porque sabe que entre él y yo jamás paso nada, además fue el único culpable de que nunca me casara.

Ariadna: entonces no existía ningún lazo que te uniera a él. No entiendo la razón de su matrimonio y solo me puedo imaginarte que te casaste por amor, ya que él era tu ex prometido.

Verónica: seguramente escuchaste también que el me dejo plantada el día en que nos íbamos a casar. Recuerdo que ese día fue el más triste para mí, así que me tuve que ir de este lugar para empezar una nueva vida, pero nunca pude hacerlo porque él me encontró y si me case por amor a pesar de todo lo que paso, mi amor por Maximiliano jamás cambio y estoy segura de que él se enteró de que vendría a este lugar y no pude seguir escapando de él.

Ariadna: el amor es un sentimiento demasiado extraño. Porque no todos lo representan de la misma manera, ya que siempre es diferente.

Verónica: tienes razón en eso. Solamente que no soy tan joven como lo era antes y él está empeñado con que siga siendo su esposa teniendo la oportunidad de casarse con alguien más joven.

Ariadna: todavía eres joven. Solamente que tu esposo es el único que te pueda hacer respetar y estoy feliz de que te hayas casado, así que debes de concentrarte en tu felicidad.

Verónica: espero que mi felicidad dure para siempre. Maximiliano me ama, eso se a la perfección y lo deje sufrir todos estos años por haberme dejado plantada.

Ariadna: ahora el tiempo ha pasado y será difícil que lo recuperen. Estoy segura de que pensaste que él iba perder en interés en ti.

Verónica: eso era precisamente lo que pensaba. El jamás dejo de buscarme y todos los días me mandaba obsequios, tampoco dejaba que nadie se me acercara, ya que le decía a lo que lo intentaban que era mi esposo, solo que de eso me entere hace poco.

Ariadna: tu esposo es igual de celoso que el mío y me imagino que esa sería una manera de cuidarnos. Ahora tenemos que aprender a vivir con ellos.

Verónica: cuando estaba soltera era completamente diferente. Porque siempre estaba en mi casa, pero al convertirme en una mujer casada él no me deja sola y pensé que no me iba a dejar hablar contigo.

Ariadna: eres mi tía y no tenía ningún motivo para no dejar que lo hicieras. Además, soy tu sobrina y la única que se parece a ti, aunque mi esposa tampoco va a soportar no estar a mi lado por mucho tiempo.