Horas después.
Casa de la familia Acosta Martínez.
Verónica: bienvenida nuevamente a tu cuarto mi amor.
Daiana: gracias.
Marcelo: aquí con nosotros van a estar bien cuidados y tranquilos.
Elián: cómo ves, Lo acomodamos para que los dos puedan estar aquí.
Verónica: Así es, en estos días Nos pusimos a prepararlo, compramos algunas cosas, como su cuna, algunos muebles para que guardes sus cosas, una carriola y cosas de aseo personal para ambos, el clóset también lo remodelamos, ven para que lo veas...
aquí en el lado izquierdo están todas tus cosas, en la parte de arriba, toda tu ropa y en la parte de abajo, los zapatos y cosas como plancha de pelo, secador de pelo, buclera y otras cosas más, en el medio el gran espejo de cuerpo completo y en el lado derecho, las cosas de Lian, su ropa, zapatitos, juguetes, cosas de baño, cosas de aseo personal y su carriola.
Daiana: quedó muy lindo, Gracias.
Marcelo: te prometemos que vas a volver a tener la vida que tenías antes, aquí en su casa nadie les va a hacer daño.
Daiana: Gracias papá...
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En alguna parte de Culiacán Sinaloa, México.
Piyi: ¡Cálmate wey! dijo al ver que su amigo destruía todo lo que se cruzaba en su camino.
Perris: ¡no puedo!
Nini: es un nombre nada más, no es para tanto.
Piyi: Pues sí, lo importante es que está registrado con tu apellido, además el nombre está chilo, Lian, se escucha como del gabacho.
Perris: pero no es solo eso, hace días que no los puedo ver, porque no me dejan y lo peor de todo, es que se los llevarán a su casa y tampoco Ahí puedo verlos.
Nini: pues prácticamente te quitaron a tu familia.
Perris: Pues sí, pero no me pienso quedar con los brazos cruzados.
Piyi: ¿qué vas a hacer?...
°°°
🕛 AM.
Perris: después que terminamos nuestro trabajo, junto a mis amigos, el Nini, El Piyi y alguno de mis hombres, Nos estábamos alistando para salir.
Aunque mis queridos suegros me prohíban ver a mi hijo y Daiana, son mis derechos y los voy a ver por las buenas o por las malas, así que apenas estuvimos listos, salimos directo para allá...
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Daiana: Cuando terminé de acomodarme, después de haber llegado del hospital, me fui a bañar y bajé a cenar.
ya era media noche y me encontraba acostada en mi cama, a punto de dormirme, pero tuve que abrir los ojos al sentir que alguien entraba a la habitación...
¿¡Qué haces aquí!? dije levantándome de un salto por el susto, al verlo parado a un lado de la cama..
Perris: No te asustes mi amor, soy yo.
Daiana: ¡me asustaste! pensé que se había metido alguien.
Perris: Ya me di cuenta.
Daiana: ¿qué haces aquí? ¿cómo entraste?
Perris: ¿pues uno tiene sus mañas no? mis compas el Nini y El Piyi, me ayudaron a entrar Y a qué vine ¿Pues es obvio no?
Daiana: por favor vete, mis papás se pueden dar cuenta y puede haber problemas.
Perris: no me importa, no estoy dispuesto a perder a mi familia, Además tú y yo tenemos muchas cosas que hablar, pero dejemos eso para después ¿qué hacías?
Daiana: estaba a punto de dormirme.
Perris: pues Me leíste el pensamiento, porque yo venía a eso.
Daiana: ¿¡te vas a quedar!? ¿y el Nini y El Piyi?
Perris: Pues sí ¿es lo normal no? y mis compas ya se fueron, solo venían a ayudarme a entrar ¡pero sonríe! ¿no estás contenta con mi sorpresa?
Daiana: sí...
Perris: Pues no lo parece, pero vente, acuéstate ya, dijo acostándose en la cama.
Daiana: hice lo que me dijo y cuando me terminé de acomodar en mi lugar, senti que él me abrazó.
Perris: buenas noches.
Daiana: buenas noches.
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Al otro día
🕘 AM.
Perris: Buenos días,
Daiana: Buenos días.
Perris: ¿qué hacías?
Daiana: testaba por bajar a desayunar con los demás, si quieres Ahora cuando ya no haya nadie, te subo algo para que desayunes.
Perris: no, yo voy contigo, ni que fuésemos dos adolescentes, soy tu marido y como tal, tengo derecho a estar contigo y mi hijo, si te preguntan cuándo y cómo entré, les decimos que hoy temprano y tú Me abriste.
Daiana: está bien, dije abriendo la puerta de la habitación.
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Perris: Buenos días, dijo cuando entramos al comedor.
Verónica: ¿Y usted qué está haciendo aquí?
Perris: A mí también me da mucho gusto verla suegrita y vine a ver a mi mujer.
Marcelo: ¿Cómo y cuándo entró?
Perris: Acabo de llegar y su hija me abrió la puerta.
Verónica: ¿es cierto eso Daiana?
Daiana: sss... sí... dije al sentir que Jorge me apretaba levemente la pierna.
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