Esposa sustituta

• Vengo por ella •

En otro punto del pueblo, Emily estaba recogiendo un par de flores, estas las usaría para hacerle un pequeño ramo de flores a su madre; ella amaba tanto las flores silvestres que sin duda le sacaría una pequeña sonrisa. 

Frente a ella cruzó el auto negro de Maxwell, al ver que era de color negro, su cuerpo se tensó y buscó en dónde esconderse. Los rumores que hablaban acerca de un hombre que tomaba a la fuerza a mujeres para poder venderlas como si fueran mercancía, había recorrido el pueblo entero hace apenas unos días.

Al ver la matrícula, se dio cuenta de que era de la ciudad en la que ella vivía, lucía similar al auto de su jefe, pero… ¿Qué haría Jeremy en este lugar? Este definitivamente no era el estilo de ese joven CEO, si no recordaba mal, él había dicho que jamás pondría un pie en ese sitio.

—Es muy infantil de su parte, por lo menos, no debería conducir un vehículo tan lujoso en un camino como este, sus neumáticos no podrían resistir las rocas o baches — rechistó la chica al ver que el auto de Maxwell estaba ya un poco lejos.

Por su parte, el conductor había visto por el retrovisor que la joven había salido de su escondite, él pensó que se trataba de Elisa, por lo tanto, frenó su vehículo y descendiendo de él, corrió en su dirección.

Ella lo notó y sin importar que no hubiera detallado el rostro del hombre, no era absolutamente similar al de Jeremy, el cabello de su jefe era color negro, el de Maxwell, por el contrario, era de color claro. 

Las cortas piernas de Emily se movían lo más rápido que podían, tenía miedo de que terminara tropezando con una piedra y cayera al suelo, quedando así, indefensa frente al hombre que él estaba persiguiendo.

—¡Eli! — exclamó Maxwell con la esperanza de que hace unos minutos él hubiese visto mal y se tratara de un espejismo.

Tenía la leve esperanza de que su compañera se decidiera regresar, y que a causa de la vergüenza y timidez por lo que sucedió, ella estuviera escapando de él.

Los pasos de Emily se detuvieron al escuchar algo similar a su nombre ¿Ese tipo la conocía? ¿Quizá se trataría de algún enviado de su jefe? A pesar de eso, un escalofrío recorrió su cuerpo y regresó a su plan inicial de escape, logrando llegar hasta el restaurante de su madre.

—¡Mamá! ¡Mamá! — exclamó la joven sintiendo que su corazón se saldría por la boca, apenas cruzó por la puerta del mostrador, se dejó caer en el suelo mientras sentía que iba a morir.

—¿Qué sucede? — preguntó la señora frunciendo el ceño, no era la primera vez que su hija actuaba de esa manera, y estaba convencida de que tampoco sería la última. —¿El cerdo de tu primo otra vez te estaba persiguiendo? — Una pequeña risa se escapó de los labios de la mayor.

Segundos después, la puerta del restaurante se abrió revelando a Maxwell, quien con desespero buscaba a su Eli, al ver a la señora le preguntó acerca de la chica, sin importar de que ella dijera que no conocía a nadie con ese nombre, el joven CEO no pareció creerle. Por lo que, esperando a que ella no pudiera esconderse más, le pidió una gran cantidad de comida a la encargada del lugar.

Emily permanecía escondida debajo del mostrador, sentía que sus piernas se estaban acalambrando y si continuaba en esa misma posición podría dejar de sentirlas y no serían útiles para correr si era necesario.

—¿Qué hace un joven tan apuesto en un sitio como estos? — cuestionó la señora con su característica y cálida sonrisa, ella estaba esperando hacer un poco de tiempo para que su hija pudiera encontrar la ocasión para escapar. 

Mientras eso sucedía, Emily apoyó mal su brazo y uno de los platos que su madre tenía en el aparador, cayó sobre su cabeza.

—Vengo por ella — sentenció señalando en su dirección.

—¡¿Por ella?! — exclamó la señora bastante extrañada. —¿Por qué la buscas a ella? — indagó sin señalar que era la madre de la joven. 

La seguridad con la que el joven empresario estaba hablando, la llenaba de curiosidad, hasta ahora había llegado a escuchar de Jeremy, por lo que no le extrañaba que él hubiera decidido conocer el lugar de nacimiento de la joven.  

—¿Es usted el jefe de Emily? ¿Cómo era su nombre? Ah ¡Jeremy! ¿Es usted? — preguntó una vez más sin dar el brazo a torcer, si ese hombre quería acercarse a su hija, tenía que pasar por ella primero.

—¿Jeremy? — cuestionó incrédulo —¡¿Es con ese tarado de Jeremy con el que me estás engañando?! — exclamó furioso viendo en dirección de Emily, la cual no sabía de qué manera actuar, pues todo esto era demasiado extraño. En ese momento, Maxwell detalló la frase que había salido de los labios de la señora —¡¿Emily?! — exclamó por segunda vez.

—Sí, ese es el nombre de mi hija, Emily — sentenció la señora elevando una de sus cejas, parecía que el hombre se había golpeado muy fuerte la cabeza, por lo que ya se encontraba delirando —¿Le parece que vayamos al médico? No parece estar bien del coco — comentó la señora con un poco de preocupación.

—Esto es imposible — balbuceó llevando sus manos a la cabeza, se sentía como un completo estúpido. —Su rostro luce exactamente igual al de Elisa — masculló llevando una de sus manos al bolsillo y en ese momento sacó una fotografía en la que estaban los dos.

La señora sintió una gran lástima debido a él; sin embargo, Emily se sentía descansada al no tener parte en ese gran alboroto que se había desarrollado frente a ella.




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