Esposa sustituta

• ¡No me casaré con usted! •

Maxwell no se sentía tan cómodo con decirle a todo el mundo lo que había sucedido en esa mañana; sin embargo, también estaba convencido de que Emily necesitaba una explicación de lo que había pasado, por lo menos ella. 

Abriendo sus labios se dedicó a relatar cada uno de los hechos; por cada frase que decía, las mujeres se ponían mucho más cómodas, y Maxwell comenzaba a trazar mentalmente un nuevo plan para poder librarse de dar una mala imagen frente a sus conocidos.

Agradecía el hecho de que ambos se hubieran abstenido de revelar su relación a los medios antes de tiempo, por lo que, lo único que debía hacer era conseguir quien pudiera reemplazar a Elisa; debido a algunas fotografías que rondaban a internet, el rostro de la chica había sido revelado, mas nadie sabía con exactitud de quién podría tratarse. La joven que estaba en frente de él sería la candidata perfecta; sin embargo, ¿Ella aceptaría casarse con él durante un periodo de tiempo?

—Yo creo que sí le montó la cornamenta — masculló Emily elevando sus hombros. —Es una pena, no parece mal chico, solo que tiene un gusto bastante extravagante, como si tuviera suficiente dinero como para arrojarlo por las ventanas.

—Lo tengo — afirmó Maxwell en un tono inaudible de voz.

—Ese tipo de persona no me agrada — confesó la joven sin darle importancia, al fin y al cabo, pensaba ella que esta sería la última vez en la que ellos se verían.

Debido a sus palabras, su madre le dio un golpe en el hombro.

—¡No seas tan irrespetuosa! ¿No crees que este pobre chico está sufriendo después de enterarse de que lo engañaron y más aún, que lo dejaron plantado el día de su boda? ¿No ves que es un pobre miserable como para que estés diciendo esas cosas delante de él? — la mano de su hija terminó cubriendo la boca de su madre, ahora era la mayor la que estaba haciendo que su hija se avergonzara.

—Me disculpo por lo que dijimos, no se tome en serio lo que escuchó. Le aseguro que para cada encrucijada hay una salida y esto solo le abrirá las puertas a una nueva y sana relación — una sonrisa bastante animada se posó en los carnosos labios de Emily.

—¿De verdad lo piensa? — cuestionó Maxwell observando fijamente a la joven, ella con seguridad asintió. —En ese caso ¿Se casaría conmigo? — preguntó como si se tratara de un asunto de negocios, Emily enmudeció mientras la señora se atragantaba con su propia saliva.

—Señor… ¿Maxwell? — él asintió. —Esto no es a lo que yo me refería, la verdad es que no estoy preparada para contraer matrimonio con alguien que recién conocí hoy. Además de eso, tengo muchos planes individuales que me gustaría llevar a cabo antes de contraer matrimonio — las palabras Emily sonaban tan seguras que le parecían falsas al joven CEO.

—No le estoy pidiendo que se case conmigo para siempre, solo que… finja ser mi esposa por algún tiempo, solamente para proteger mi imagen y la imagen de mi compañía… No solo es eso, mis abuelos están bastante ancianos y esperaban verme casado el día de hoy, de hecho, tomaron un viaje de más de diez horas con la intención de ver a su único heredero poder casarse… ¿Le parece justo que su largo viaje fuera en vano y que además de eso lograran ver la vergüenza en el rostro de su hijo? — Algunas de las palabras que había dicho el empresario eran un poco exageradas. De igual manera, conocía que, si no la lograba convencer, no habría otra persona que luciera tan idéntica a Elisa, además de eso, no había tiempo para que algo más se le ocurriera.

—Creo que no está entendiendo el punto, en mis planes no está casarme de ninguna manera, además de eso, no puedo dejar a mi madre sola — aseguró intentando excusarse. Ese hombre no sabía que ella no vivía aquí, así que por lo menos debía intentarlo.

—No te preocupes por mí, es hora de que mi pequeña avecita extienda sus alas y vuele lejos — contestó la mencionada lanzando a su hija directo al agua.

—Gracias, mamá — se quejó con una muy falsa sonrisa.

—Para eso estamos las madres — sonrió ella imitando la misma acción de su pequeña y única hija.

—¿Entonces? ¿Qué es lo que dice usted, Emily? — intervino el hombre en un tono formal, como si hablara con alguno de sus abogados o trabajadores. —¿Se casaría conmigo? — La joven no podía entender por qué esas palabras salían por sus labios de una manera tan fácil.

¿Acaso le mantenía pidiendo matrimonio a cada una de las mujeres que se cruzaban en su camino?

—Tengo que tomar un poco de aire — sentenció poniéndose en pie. 

El joven CEO, sin pensarlo dos veces, imitó la acción de la pelinegra y caminó detrás de la joven. 

Ella, por más que acelerara sus pasos, no podía escapar debido a las largas zancadas de Maxwell. ¿En qué momento se había metido en una situación como esas?

—¿De verdad soy tan desagradable para usted? — preguntó el CEO intentando hallar una respuesta razonable frente a aquel rechazo.

—Me estoy cansando de esto, señor Maxwell. Le he dicho numerosas veces que no deseo casarme con usted. 

De esa manera le dieron cerca de tres vueltas al restaurante mientras la señora los contemplaba por una de las ventanas soltando ruidosas carcajadas. Maxwell insistía todo lo que podía, mientras veía que el rostro de Emily se había enrojecido por completo. 




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