Esposa sustituta

• La chica con ojos de noche •

En la mansión Jones, Erick y Tom estaban actuando como los testigos del acuerdo que estaba desarrollándose, se asegurarían de que este contrato se respetara de la manera adecuada. —¿Quién comenzará a leer? — pregunto Erick observando a cada uno de los presentes.

—Yo — se adelantó Maxwell.

—Las mujeres primero — intervino Tom.

—Déjalo, al final leerá mis propuestas — sonrió Emily con satisfacción, se sentía con mayor confianza teniendo a Tom a su lado, los dos al parecer tenían demasiado en común.

—Entonces lee tú, no tengo problema — rechistó Maxwell suspirando.

—Parece que sí tiene problema — susurró Tom a oídos de Emily, haciendo que ella riera dándole la razón. —¡Léelo tú, hombre! — exclamó indicándole a Erick que le entregara las notas de Emily, mientras el joven se dedicaba a leer una vez más las que había hecho Maxwell.

La idea de intercambiarlos había sido de Tom, así podía leer ambos papeles sin mostrarse demasiado curioso respecto al contrato. El menor de los amigos era un genio oculto, que se enmascaraba a través de cada una de sus ocurrencias.

—No deberíamos extender esto más de lo necesario; debo terminar la propuesta para los Graham — anunció Erick aflojando un poco su corbata.

Su piel morena hacía un gran contraste con su cabello levemente oscurecido. Ser el CEO de una agencia de entretenimiento que había pasado por generaciones no era nada sencillo, aún más si tenía en cuenta la exigencia de sus padres. 

Los Graham, era una familia de reconocidos actores que se habían rehusado numerosas veces a firmar un contrato con la agencia, no importaba qué métodos tendría que usar, estaba convencido de que aquella familia o por lo menos uno de sus integrantes servirían para elevar aún más el rating de su programación.

—Por lo visto te han dado muchos problemas — masculló Maxwell desglosando el gesto de su amigo. Ese movimiento de su corbata era usual en él en el momento en el que sentía que la situación lo estaba sobrepasando. —Si no les molesta, comenzaré a leer: «Condición número uno: Que mi trabajo no se vea afectado por el matrimonio falso»; Fue un trato que hicimos desde antes, lo mantendremos — afirmó posando su mirada en Emily, por encima de sus lentes.

—Mi turno: «Ser mi acompañante a todas las reuniones familiares; en el caso contrario, debe presentar por escrito una excelente excusa»; Sé que es un deber acompañarte, pero ¡¿Pasar una excusa por escrito?! Solo dejemos que sea una excusa creíble, no nos enredemos en esos asuntos ¿O piensa que voy a escapar para evitar ver a su familia? — El joven asintió sin ningún deparo. —¡Oh, vamos! — exclamó en un chillido de voz, mientras fruncía su nariz.

—¡Agradece que no puse una multa por compensación! — exclamó Maxwell de la misma manera que la pelinegra.

—¡Agradece tú que acepté esta terrible propuesta! — se levantó de su silla y lo señaló con fiereza.

—Cambiaremos la última parte — intervino Erick con un tono de voz serena, entre tanto posaba su mano en el hombro de su amigo, le indicaba que mantuviera la calma. Quizá en los siguientes puntos sería mucho más difícil llegar a un acuerdo.

—Leeré la siguiente — sentenció Maxwell entre dientes —«Condición número dos: Podré ir de visita al pueblo de mi madre durante tres días al mes»; ¡¿Estás loca?! ¡¿Tres días?! — abrió más ampliamente sus pequeños ojos. Gracias a la mirada fulminante del más joven del grupo, él regresó a su tranquila posición de negociación. —Entiendo que se trata de una persona especial… Está bien, iremos a ver a tu madre tres veces al mes.

—¡¿Iremos?! — repitió Emily botando una gran cantidad de aire por su boca.

—Somos legalmente esposos, no te podría dejar sola, además tu madre cocina delicioso — aclaró indicándole a la joven con su mirada que era su turno de leer las condiciones.

—Entendido… «El matrimonio tendrá un lapso de dos años y debemos actuar públicamente como esposos; sin embargo, nuestros sentimientos no deben involucrarse»; dos años… Es demasiado — masculló y la estruendosa carcajada de Tom no se hizo esperar.

—«Nuestros sentimientos no deben involucrarse» Siempre dicen eso en las series, ambos terminan enamorados; además de que se casan oficialmente, tienen mellizos y adoptan un lindo cachorrito.

—Soy alérgico a los perros — sentenció Maxwell restándole importancia a las palabras de su amigo.

—Conozco una de ese estilo también; pero no me veo viviendo un romance de ese calibre — rio Emily sujetando su estómago. —Yo creo que estamos lo suficientemente grandes como para poner algo así por escrito, me parece mejor aclarar únicamente la duración del contrato, ¿qué opinas? — susurró con un poco de duda en su voz.

—Prefiero tener todo por escrito — Emily rodó sus ojos y terminó cediendo ante la insistencia de su esposo falso. —«Condición número tres: Una noche de karaoke por semana»; Me parece poco razonable, ¿para qué perder una noche en el karaoke? — suspiró llevando su cabeza para atrás. —Lo acepto, nada más para que estemos a mano con lo anterior.

—Yo quiero añadir una condición más — intervino Erick con un tono solemne de voz, la atención de los presentes se posó sobre él y continuó hablando: —quiero que haya una condición de respeto, no se imaginarán los problemas de convivencia que han rondado en la agencia por parte de las personas casadas.




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