Esposa sustituta

• Seamos amigos •

La llamada finalizó sin mayores detalles, un par de amigos conversando tranquilamente mientras el menor y más «inexperto» se dedicaba a confortar a su compañero. 

Tom sentía que le debía tanto a Maxwell, más allá de algún bien material, él había visto en su amigo el reflejo de una sincera amistad, ¿cómo podría no estar junto a él en el momento en el que más lo necesitaba?

Emily por su parte se encontraba sentada en las escalares a espaldas de Maxwell, ella había escuchado casi sin querer la mayor parte de su conversación, su corazón se estrujaba dentro de ella, debido a que la persona con la que ella conviviría un largo periodo de tiempo se encontraba en una encrucijada.

«Debo hacer algo para animarlo» pensó.

Admitía que ella no tenía idea de nada que le agradara a su compañero, ¿cómo podría hacer algo para ayudarlo si no lo conocía? 

Incluso lo había evitado todo el día por la incomodidad de encontrarse frente a él, si deseaba alegrarlo, debía hacer el intento de acercarse a él y conocer más del hombre que vivía bajo su mismo techo.

Ella se armó de valor y dio un par de pasos para terminar de descender por las escaleras, pero sus pies se enredaron haciendo que ella terminara en el suelo causando un gran ruido.

—¿Está bien? — indagó Maxwell corriendo en su dirección.

Las mejillas de la joven se habían vuelto rosadas, ¿cómo era posible que su torpeza hubiera atacado una vez más? Ese no era el momento adecuado. 

Un suspiro se escapó de su boca mientras escondía su rostro en sus rodillas, sus labios se presionaban con fuerza.

La reacción de Emily logró desconcertar a Maxwell ¿Estaba llorando? El joven sintió cómo su cuerpo se paralizaba un poco.

Justo en el momento en el que extendió su mano para levantar el rostro de Emily, recordó que no era la manera adecuada para tratar con alguien a quien recién conocía.

Sin embargo, al final de cuentas se trataba de su esposa, ¿no era así?

—Le ayudaré — susurró, entre tanto, se inclinaba con el fin de tener un poco de visión respecto al rostro de su compañera. 

El único contacto que llegó a tener con una mujer, fue con Elisa, y ella era del tipo de persona que no temía no mostrar sus lágrimas si algo salía mal.

¿Por qué ninguna salía del rostro de Emily? 

«Al parecer lo único que comparten es el rostro» Pensó el joven empresario.

—No se preocupe, puedo sola — expuso la joven poniéndose de pie. 

Extrañamente, a los ojos de Maxwell, ella solamente estaba apoyando uno de sus pies, cosa que le indicaba claramente que no podía sola.

—¿De verdad? — cuestionó el joven elevando una de sus cejas, él no había terminado de convencerse de que las palabras de Emily eran verdaderas.

Ella asintió con energía y una radiante sonrisa.

—En ese caso, tengo algo importante que decirle, siéntese un momento, por favor — Extendió su mano señalando al sofá que se encontraba a un par de metros de distancia.

Todo con la intención de poner a prueba las palabras de su compañera.

Emily asintió una vez más y dio un par de pasos en dirección al sofá señalado, caminaba soportando el dolor que le producía su tobillo, el cual se había torcido al caer sobre él.

Ella había sufrido innumerables accidentes e incidentes, todo debido a su torpeza, lo que había desarrollado su capacidad para soportar el dolor; sin embargo, este no era el caso, su pie dolía con bastante intensidad, como si le clavaran un par de agujas.

Maxwell lo notó y esperó un poco más hasta que ella admitiera que realmente le estaba doliendo. 

No podía creer que existiera una mujer tan testaruda como Emily, no le quedaban dudas de que ella seguía soportando el dolor hasta que llegara al sofá.

—Venga, le ayudaré — sentenció tomando a Emily entre sus brazos.

A diferencia de lo que había supuesto poco antes, Emily pesaba como una pluma, además de que notó que su pequeño cuerpo estaba escondido en un vestido algo voluminoso.

—Gracias — balbuceó con sus mejillas aún enrojecidas —¿Qué era lo que me tenías que decir?.

Maxwell por su parte enmudeció, él lo había mencionado con el propósito de que Emily diera un par de pasos, realmente no pensó qué iba a mencionar.

¿Qué podría usar para llenar ese silencio incómodo?

—Bueno, en ese caso, hablaré. Legalmente, somos esposos y, aunque todo esto sea una farsa — masculló Emily observando el gesto inexpresivo de Maxwell —¿Pasó algo? — el joven sacudió su cabeza de un lado para otro. —Ya no sé ni de qué estoy hablando.

«Legalmente, somos esposos, y aunque todo esto sea una farsa…» ahí se detuvo — aclaró el mayor que no despegaba su mirada de Emily.

—Oh, cierto. Eso no significa que no podamos llevarnos bien durante estos dos años — Expuso con seguridad sin que la mirada impasible de Maxwell se despegara de ella. —¿Amigos? — cuestionó extendiendo su mano derecha buscando la del rubio.




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