Esposa sustituta

• ¿Quién es Elisa? •

Maxwell podría parecer el típico hombre frío que es centrado en sus asuntos; esta máscara se había creado gracias a la exigencia de sus padres; los cuales, a pesar de ser «ausentes» se encargaron de ser los responsables para que su hijo tuviera esa apariencia distante.

Los únicos que hasta el momento podían haber comprobado la calidez del hombre de traje, habían sido, además de sus abuelos, sus dos amigos y su exnovia.

Esa mujer que lo había abandonado incluso antes de salir al altar, esa joven que le había dado la espalda, incluso cuando ella estaba dispuesta a unir sus vidas para siempre. ¿Qué situación hizo que Elisa abandonara el lugar?

—Debes recuperarte pronto, así que ve a dormir — indicó antes de desaparecer de la vista de la pelinegra.

Emily, que lo observó hasta el último instante, lanzó un suspiro justo después de haberlo perdido de vista. 

Las imágenes de ese cuarto decorado permanecían frescas en su memoria.

«¿Quién es Elisa?». Se preguntaba dejándose caer de espaldas en la suave cama.

Elisa había sido la mayor responsable en empujar a Emily a esa situación: estar casada con un hombre que apenas conoce.

No podía estar segura de que todo se encontraría bien al final del plazo; pero, podía hacer que, por lo menos, pudieran llevarse de la mejor manera durante ese par de años en los que se obligaron a compartir uno al lado del otro.

En ese mismo instante, Emily llegó a una resolución: Investigar todo lo que pudiera acerca de Elisa y encontrarla.

¿Por qué razón lo haría? ¿Por qué buscaría a una desconocida? 

Le haría cientos de preguntas, nada más para poder quejarse, y conocer el motivo que la llevó a hacer lo que hizo, que claramente estaba mal.

El celular de la joven vibró y su pantalla se encendió, había un mensaje de Camila, su mejor amiga, preguntándole acerca de cómo se sentía luego de haber regresado al trabajo. 

La razón por la que lo preguntaba se dividía en dos: Le extrañaba que su amiga hubiera decidido regresar al trabajo desde antes y, por otra parte, deseaba que le prestara dinero; dinero que no regresaría a las manos de Emily durante un par de años.

«Mi madre desea hacer unas remodelaciones en el restaurante familiar; y, dado que soy hija única, quiero ayudar a mamá. Necesito reunir suficiente dinero», mintió para impedir que su amiga intentara sacar provecho de la situación. 

Al final de cuentas, Emily sí planeaba hacer una renovación en el restaurante de Miriam, pero nada tenía que ver con una petición de su progenitora.

La conversación terminó sin más.

Camila hasta el momento no tenía conocimiento del embrollo en el que se había metido su única amiga y la menor de ellas esperaba que permaneciera de esa misma manera.

Puede que Camila fuese su mejor y casi única amiga, pero conocía casi a la perfección el amor que ella le tenía al dinero, prefería no arriesgarse.

Camila era el tipo de mujer, que, al saber la situación en la que se encontraba Emily, aprovecharía a cada uno de sus amigos para sacarle provecho monetario.

Incluso intentar seducir a los compañeros de Maxwell no sonaba tan descabellado para ella.

Los párpados de la joven se sumieron en un pesado sueño, en el momento en el que estos se abrieron, el sol comenzaba a colarse por la ventana. Sus ojos se abrieron mucho más cuando se percató de la hora, faltaba poco para que su hora de ingreso terminara.

Sin tiempo que perder, se apresuró a tomar lo primero que se cruzó en el armario, un vestido sería la mejor opción para no pensar en combinaciones y perder el poco tiempo que le restaba. 

Debido a su lesión, no podía moverse tan ágilmente como a ella le gustaría; aun así, se visitó en tiempo récord.

Tomó una vez más sus muletas y bajó las escaleras con un poco de dificultad, manejarlas de manera cómoda, era trabajo que debía hacer, por cada paso que daba, su pie aumentaba el dolor. 

De todas formas, ella no podía darse la vuelta, tenía trabajo que completar y, después de todo, permanecería sentada gran parte del día, a menos de que sus superiores necesitaran la traducción en alguna reunión o junta con extranjeros, cosa que no había sido programada hasta ese momento.

Sus pasos se detuvieron al ver al hombre de traje hablando por celular.

¿Debería despedirse y señalar que regresaría más tarde? 

Hasta dónde ella recordaba, él no había preguntado acerca del trabajo de Emily, y no sabía que era traductora en la agencia de su archienemigo. 

Debatiéndose en si debería o no mostrarse a su esposo falso, decidió pasar por su lado sin añadir nada, después de todo, él estaba ocupado en una conversación importante.

—Tom, espera un momento — susurró apartando el celular a un lado y posó su mirada en Emily. —¿A dónde vas tan temprano y con una lesión? — indagó sin ningún gesto en su rostro.

Los pasos de Emily se detuvieron en seco y, con un poco de lentitud, se dio la vuelta, como si fuera una pequeña niña regañada. 




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