Esposa sustituta

• Yo me encargaré de cuidar a mi esposa •

—Trabajo como traductora en una agencia de entretenimiento — expuso con seguridad. —Ya que no tienes ningún problema, se me hace tarde.

Maxwell pensó por un par de segundos, uno de los hombres más despreciables que jamás había llegado a conocer estaba al mando de una agencia de entretenimiento. 

Las probabilidades de que Emily tuviera alguna relación con ese sujeto, eran bastante altas.

—Quizá, conoces a ese hombre… Berremy.

—Jeremy — corrigió Emily. —Si te refieres a Jeremy, el presidente ejecutivo; sí, es mi jefe — confirmó observando cómo el gesto de Maxwell se tornó aún más inexpresivo, como si eso fuera posible. —Bueno, me tengo que ir… podemos continuar el tema cuando regresemos — sonrió dándose una vez más la vuelta y se encaminó a la salida.

—¡Espera! — exclamó Maxwell corriendo en su dirección. —Hay algo que se me pasó por alto, estás lesionada, y, frente a los ojos de los demás, eras mi legítima esposa — expuso con la intención de convencerla de faltar a su trabajo. —Si los demás llegan a ver que vas a un lugar en esa condición, podrían hablar acerca de mi mal trabajo como esposo, además… no ha pasado ni siquiera una semana de nuestra boda. ¿Hay alguna manera en la que puedas evitar ir?

Maxwell pensaba en lo tonto que se veía pidiéndole a Emily que flotara al trabajo; de hecho, él era consciente de que no tenía ninguna autoridad para decirle a Emily qué hacer o qué no hacer, así como él mismo lo había expuesto hace poco.

Sin embargo, él no contaba con que la mujer a la que él había tomado por esposa, tuviera una relación laboral con su enemigo declarado. 

No podía soportar ni siquiera que su esposa falsa tuviera algún tipo de conexión con él, haciendo que, de esa manera, Maxwell tuviera una relación con «Berremy».

—¿De qué estás hablando? ¿Justo no me dices que no me puedes obligar a nada? — expuso frunciendo sus labios mientras observaba el reloj de pared que se encontraba a las espaldas de Maxwell.

—Sé muy bien lo que dije. Pero piénsalo bien, ahora todos saben que somos los señores Jones, el ojo de la prensa está sobre nosotros en este momento y no debemos darles de qué hablar. El que mi esposa, recién casada, salga sola, sin ningún tipo de cuidado por parte de su esposo y en contra de las indicaciones de su médico, ¿te parece que hablará bien de nosotros como matrimonio? — cuestionó de manera persuasiva.

—¿Me estás pidiendo que me tome un tiempo debido a mi lesión, el mismo día en el que regreso al trabajo? — expuso ella con incredulidad.

—Sí.

Emily tomó una bocanada de aire. 

Dentro de sí, creía que iba a terminar explotando debido a la molestia que sentía en ese instante, y, por la otra, creía en la cláusula de la que había hablado Tom; y no, ella no estaba dispuesta a pagar una enorme cantidad de dinero por solo hablar de más.

 —Hablaré con Jeremy… Quiero decir, con mi jefe; para pedirle que, por favor, me deje trabajar desde casa, hasta que mi pie se recupere.

Ella sacó su celular justo después de haber llegado al sofá de casa. 

Sentía cómo sus mejillas se ponían rosadas debido a la vergüenza que sentía con su jefe.

«¿Hola? ¿Emily?» Contestó Jeremy contestando de inmediato, como si estuviera esperando una llamada importante. «¿Te arrepentiste de entrar a trabajar desde antes?».

El tono de su voz, parecía un poco apagada al decir la última frase. 

De hecho, él había planeado hacer de Emily su mano derecha en lo que a traducciones se respecta, para poder verla con mayor frecuencia, a pesar de que cuando la tenía en frente o hablaba de más, u olvidaba todas las líneas que él había pensado para dialogar.

—No, no, señor — una risita nerviosa se escapó de entre sus labios. —Yo… me resbalé por las escaleras y me lesioné el tobillo.

«Así que pides postergar tu regreso al trabajo».

—No, no, señor, no es eso. Simplemente, me preguntaba si había alguna manera de continuar con mi trabajo desde casa hasta que mi tobillo se recupere de manera adecuada.

Maxwell se encontraba al lado de Emily escuchando la conversación, no comprendía por qué razón un jefe hablaba de manera tan casual con una de sus trabajadoras. 

Eso no era ni lo más remotamente ético.

Aunque, viniendo de Jeremy, todo era posible; debido a que, desde su tiempo de universidad, él acostumbraba a jugar con sus compañeras de clase.

Puede que Maxwell recién conociera a Emily y que no tuvieran la confianza suficiente para hablar de temas del pasado; sin embargo, estaba consciente de la clase de persona que había llegado a ser Jeremy, y no deseaba que la agradable chica que se había sacrificado para ayudarlo, siendo un extraño, terminará enamorada de un «bueno para nada».

«En ese caso, le diré a Charlotte que te envíe el material necesario ¿Te parece bien?» Emily, afirmó con un sondo gutural. «Por favor, cuídate y si es necesario, pídele a Camila que te ayude en las cosas del hogar, no debes esforzarte demasiado si deseas recuperarte con prontitud».




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