Emily, por su parte, parpadeó un par de veces con incredulidad.
Había escuchado de boca de uno de sus amigos, que el joven pocas veces tenía tiempo para comer… cosa que a Emily le extrañaba, porque ¿a quién no le gusta una buena comida?
—¿De verdad harás eso? Eres un hombre bastante ocupado como para que hagas algo de ese estilo — masculló un poco confundida.
—¿Estás dudando de mi palabra? Es por mi causa en la que estás recluida en una casa, es lo menos que podría hacer por ti… o, podríamos contratar personal para el lugar, así no la sentirás tan vacía — susurró recordando que entre lo que había sucedido, no habían llegado a una conclusión.
—Sería extraño tener a muchas personas recorriendo la casa a cada rato… — suspiró —no creo que sea necesario — elevó sus hombros —pero tampoco el que interrumpas tu trabajo por mí.
—Solo es la hora del almuerzo, todos los seres humanos comen, ¿no es así?
«Entonces tú no eres un humano».
Pensó Emily recordando que, hasta el momento, la única ocasión en la que lo había visto comer, fue en el pueblo, y más bien lo hizo como un compromiso social, más que por necesidad.
—Tienes razón — asintió. —En ese caso, mientras esté en recuperación, comerás conmigo — sonrió emocionada.
Tener una cena sin nadie con quien hablar, le parecía lo más triste y solitario posible.
Las comidas, para Emily, se llegaron a convertir en uno de los rituales más importantes en una familia.
Incluso, aunque esta no fuera su familia legítima, debían fingir serlo, por lo menos, debían convivir por dos años más, ¿y qué mejor que llevarse bien?
—Gracias — susurró Maxwell. Frente al gesto de confusión por parte de Emily, él se dispuso a dar las razones: —Esta mañana no me comporté como una persona incivilizada.
—Como un cavernícola — aclaró Emily.
—Sí, como un ¡¿Cavernícola?! — frunció el ceño. —Fui completamente descortés cuando tomé el celular de entre tus manos y contesté por ti. De verdad que no es propio de mí, actuar tan impulsivamente, esa es la razón por la que me disculpo, y… no tiene que ver nada contigo, es que yo y Berremy, tenemos enormes diferencias.
—Quieres decir: Jeremy y tú.
—No, porque yo voy antes que él — sentenció con obviedad.
Un montón de aire salió de los labios de la chica, no sabía exactamente qué reacción debería tener o sobre qué debería reflexionar primero.
—Te contaré lo complejo de nuestra relación para que puedas ver por qué nos llevamos así: Todo comenzó en nuestros días de universidad, hasta entonces ambos habíamos sido indiferentes compañeros de clase. Él era el tipo de estudiante que se llevaba todas las miradas de las compañeras.
—Y tú estabas celoso por la atención que Jeremy tenía por parte de las chicas.
—¡No! — se defendió. —Sigue escuchando y lo sabrás.
—Entendido.
—La manera en la que Berremy cambiaba de pareja cada semana era bastante sorprendente, pero… nos enteramos de que él tenía una novia en otra universidad desde hace bastantes años; todos pensamos que la estaba engañando, lo que, a pesar de que era algo repugnante en extremo, supimos que ella no era la única… había jugado con un par de chicas en diferentes lugares.
—Así que lo detestas por ser un mujeriego infiel.
—No exactamente, cada uno puede hacer lo que quiera, nada más que no me afecte a mí.
—Continúa, por favor — pidió Emily sacando uno de los trozos de pollo que se encontraban aún en la mesa. —¿Quieres? — Maxwell llevó su cabeza de un lado a otro.
—¿Recuerdas a la primera chica que mencioné que estaba en otra universidad? — Emily asintió —ella era consciente de las infidelidades de Berremy, ¿sabes qué es lo peor? — cuestionó sentándose de una manera más cómoda en el sofá —que ambos le sacaban dinero a sus «novias» para poder comprarse viajes y regalos.
—¡¿En serio?! — El mentón de Emily casi toca el suelo debido a su reacción. —Si lo hubiera sabido, habría generado bastante dinero en mi universidad — se quejó a manera de broma. —¿Hay algo más?
—¿Crees que esto es todo? — aclaró su garganta —esto solo es el comienzo de muchas de las cosas que hizo; pero, también terminó saliendo con la madre de su novia — terminó gruñendo y haciendo un gesto de asco.
—Esto no es ni remotamente el Jeremy que he conocido.
—Créeme, muchos de los más grandes psicópatas pueden esconder su horrible cara en un rostro amigable.
—¿Qué hay de ti? — masculló acercándose un poco a Maxwell. —¿Qué hay detrás de ese rostro angelical?
—¿Rostro angelical? — rio —detrás de este rostro, lo único que hay es un trabajólico en extremo. Mañana llenaremos la alacena, para que tengas con qué distraerte — y por favor, sé cuidadosa con Berremy… hay más detrás de ese rostro coqueto — aclaró con seguridad.
Emily asintió y el joven desapareció de su vista.
«Así que hay más pasado entre ellos dos que en la colonización española».