Esposa sustituta

• ¿De qué lado estás? •

Al llegar al restaurante, Tom prosiguió con su labor de llevar a su amigo a rastras para que tomara un lugar en la mesa. 

Tom se tomaba en serio cada una de las comidas, cosa que ninguno de sus dos amigos hacía. 

Su amigo jefe se estaba comportando extraño ese día también, comenzando por el hecho de que no se había dignado a asistir a sus reuniones de la mañana. 

¿Tendría algo que ver con el hecho de que Emily se hubiera lastimado?

—Soy un mal amigo — se dijo a sí mismo con un tono de lástima en su voz —Emily se lastimó y no he ido a ver cómo se encuentra. Estoy seguro de que Maxwell la ha de tener recluida una vez más… ¿Puedes creer que Emily trabaja junto con Berremy? 

—¿Berremy? — indagó Erick saliendo por fin de su trance —así que esa es la razón por la que le pidió a Emily que trabajara desde casa — suspiró. —Nuestro amigo parece tener problemas de personalidad. Claramente, él había dicho que no se entrometería en el trabajo de Emily, y ahora está interviniendo ¿qué podríamos hacer? Él es una cabeza hueca. 

—¿Apenas te das cuenta? Ustedes dos harán que yo envejezca prematuramente — se lamentó el menor de los amigos. —Me preocupa que Max intente hacer que ella cambie de trabajo.

—No puede hacer algo así, estaría en contra de las condiciones del contrato que ambos firmaron y del cual los dos somos testigos — intervino Erick con seguridad. —Opino que él intentaría algo diferente para no atreverse a ir en contra de las condiciones. 

—¿Algo como qué? — preguntó Tom con bastante curiosidad. 

—Está más que claro, ambos conocemos a nuestro amigo. Lo más seguro es que esté buscando la manera de hacer que Emily se sienta incómoda con Jeremy cerca… y eso lo lograría contando lo que pasó antes con ese hombre. 

—Pensé que él había cambiado después de esa demanda que una de sus exnovias le hizo. 

—Por lo menos es lo que ha demostrado, pero nunca se sabe. Es difícil cambiar de la noche a la mañana. Como sabes, no hablo con ese hombre desde que intentó robarse a la mitad de mis artistas. 

Los ojos de Erick se desviaron en dirección a una de las mesas de más adelante. —¿Estás viendo lo que yo estoy viendo? — susurró señalando al lugar. 

—¿Te refieres a un grupo de chicas rodeando a quién parece ser Maxwell? No, por razones legales no lo veo — masculló entrecerrando sus ojos.

—¿Esto no va en contra del acuerdo que hicieron? — susurró acercándose un poco más a su amigo. 

—En ese caso, ya lo estoy viendo.

—Más le vale a Maxwell que tenga una justificación válida o tendría que pagar una buena suma de dinero antes de que cumplan una semana de casados. Solo esperemos que Emily no se dé cuenta… ¡¿Qué estás haciendo?! 

—Le estoy enviando una fotografía a Emily junto con la dirección del restaurante para que ella misma se encargue de sacarle una buena cantidad de dinero a nuestro jefe y de esa manera ambos podamos viajar a los Alpes. ¡Hey! ¡Hey! — se quejó intentando tomar de regreso su celular. 

—¿De qué parte de la asociación estás? — preguntó Erick lanzando un suspiro.

—De parte de la justicia y equidad — contestó Tom con seguridad. 

—Aguarda un momento, ¿La mujer que se está acercando a ellos, no es Emily? — frunció Erick el ceño una vez más y se sentó de mejor manera para no perderse nada de lo que se desarrollaría a continuación.

Minutos antes de que los jóvenes llegaran al restaurante, Emily había terminado de beberse una enorme copa de un jugo exótico. 

—He escuchado que el diente de león es diurético — masculló Maxwell de manera casual. 

—¿Por qué razón dices eso en un momento como estos? — susurró ella un poco confundida por las palabras de su compañero, ¿qué tenía que ver el diente de león en ese lugar? Hasta ahora no había llegado a ver en el interior del restaurante una planta como esas. La repentina necesidad de correr al baño se despertó en Emily, la cual se dirigió en busca de uno sin esperar ningún tipo de respuesta por parte de su compañero.

—La bebida contenía diente de león… quizá debería haberle mencionado eso antes de que la tomara. — Masculló con una sonrisa de lado mientras terminaba de beber su copa de vino. 

Emily, por alguna razón en la que ella no había llegado a pensar, había evitado desde la noche anterior ir al baño, esto hacía que ella parecía era un caballo en un momento de esos, había pasado bastante tiempo y no había señal de que su vejiga se hubiera desocupado en lo absoluto. 

Poco después de que ella se marchara al sanitario, un grupo de jóvenes mujeres se habían acercado al rubio empresario como si él tuviera un imán para ellas. 

Esto lo único que hizo fue incomodar a Maxwell, no le agradaba para nada tener que estar cerca de más personas, solamente cuando era meramente necesario debido a su trabajo, no con cosas tan arbitrarias como una cena en un restaurante. 

—Eres bastante guapo, ¿estás soltero? — preguntaba una de las más atrevidas. 




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