Esposa sustituta

• Hagamos un trato •

Emily notó cómo las mejillas de Maxwell se habían sonrojado de una manera bastante graciosa.

«Es la primera vez que lo veo sonrojarse de esa manera; bueno, cuando se encuentra sobrio».

Pensó la joven.

Ella había llegado a saber eso debido a que, en sus cursos de traducción, les dieron los ejemplos con compañías internacionales que terminaron dando un mensaje bastante diferente al que supusieron, y todo, gracias a sus centros de traducción. 

Algunos de esos problemas eran bastante graciosos, pero otros, arruinaron por completo la imagen de una empresa.

El momento en el que Emily se había visto cansada de estar en el mismo lugar había llegado. 

Los ojos de Maxwell se encontraron con los de la joven y de esa manera ella le indicó que saldría un poco.

La compañía era bastante grande, incluso podría llegar a perderse en medio de cada una de esas instalaciones. 

¿Cuántos departamentos podría tener la edificación completa?

Mientras ella se encontraba caminando a los alrededores, perdida en sus pensamientos, sintió que alguien la estaba siguiendo.

Una mirada bastante pesada se había posado sobre ella y su sexto o séptimo sentido era consciente de ello.

¿Qué más podría hacer? No estaba en las condiciones para correr si algo llegaba a suceder.

 Pero, estaba en condiciones de golpear a quién fuera con sus muletas.

—¿Dónde estará la sección de comidas? — susurró observando todas las direcciones posibles. 

Sabía que, entre más caminara, más rápido lo encontraría… había comido tanto hace un rato que su estómago había quedado vacío con una rapidez impresionante.

«Nota mental: No volver a tomar ninguna bebida con diente de león».

Esa pesada sensación de ser perseguida por alguien, no había desaparecido ni menguado un solo segundo. Por lo menos, había muchos lugares en los cuales esconderse. 

Con un poco más de disimulo, ella fingió haber recordado algo para encaminarse una vez más en dirección a la sala de juntas, bueno, eso si recordaba dónde quedaba.

Emily pensaba que estaba siendo demasiado paranoica en una situación así, ¿quién tendría algo en contra de ella en un sitio en el que no la conocían? 

Estaba convencida de que ver tantas películas estaba arruinando su percepción de la realidad.

—¿Emily? ¿Verdad? — susurró alguien detrás de ella, los pasos de la chica se frenaron de repente y su corazón comenzó a latir con fuerza.

—Sí, soy yo. ¿Y tú, eres? — cuestionó dándose la vuelta. —Ah, ¡Emma! —  exclamó sintiendo como le volvía el alma al cuerpo. —Casi me matas de un susto, mujer, ¿qué te trae por aquí?

—Hicieron un pedido especial de pollo frito, solo que no encuentro en dónde queda la oficina del CEO — confesó un poco apenada.

Bien que podría haber preguntado en el momento por el que cruzó por la puerta, se sentía capacitada para poder hallarlo; sin embargo, el hecho de que esa edificación fuera mucho más grande de lo que había supuesto le jugó en contra.

—Descuida, dime cuánto es, yo se lo haré llegar… si recuerdo en dónde está. Estoy de visita — aclaró al ver el gesto de confusión en el rostro de la pelirroja.

—¡De verdad que te debo una! Es un gran alivio ver un rostro conocido por aquí.

—Emy, ¿qué haces aquí, Max te está buscando? — llamó Tom llegando a las espaldas de la chica. —Oh, nos vemos de nuevo, ¿Me recuerdas? — Emma asintió con una muy pequeña sonrisa. 

Emily por su parte los observaba con detenimiento mientras apretaba sus labios, no podría decir una imprudencia que hiciera que ambos se pusieran avergonzados.

—Tom, ella es Emma, una nueva amiga; y Emma, él es Tom, un nuevo amigo — los presentó con calidez, ya tenía una nueva manera de molestar a Tom y no lo guardaría por mucho tiempo. —Emma, deberíamos encontrarnos en una nueva ocasión ¿Te parece si intercambiamos números? — cuestionó sacando su dispositivo móvil.

Luego de despedirse y de asegurarse de que Emma estuviera lo suficientemente lejos, Emily aprovechó para cantar una melodía que Tom jamás olvidará:

«¡Tomy está enamorado! ¡Tomy está enamorado!».

Las mejillas sonrojadas del joven hicieron que las palabras de Emily fueran confirmadas. 

—Quiero que me digas desde cuándo — susurró la chica en un tono bastante curioso. —Ella se ve bastante amable… pero tiene algo que me hace sentir extraño, como si… ella… ella…

—Ella tuviera una carga tan gigante sobre sus hombros que el resto de personas es incapaz de ver, lo sé, sentí lo mismo. Pero no encuentro la manera de acercarme lo suficiente como para saberlo, o poder preguntárselo… pero ¡tú sí! — exclamó con un poco de ilusión.

Emily sería el puente por el que podría saber más acerca de Emma, sin parecer ser un acosador, podía aprovechar que Emily temía la misma sensación respecto a Emma, y que, la curiosidad de la chica era incluso mucho mayor que la suya.




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