Esposa sustituta

• ¿Recién casados? •

Una figura femenina se escabulló a la oficina del atractivo y codiciado presidente ejecutivo.

El hombre estaba tan centrado frente a la computadora observando fotografías de Emily que no se percató de que la chica estaba desabotonando las primeras filas de su camisa.

 Una situación como estas no era la primera vez que se desarrollaba; sin embargo, el joven CEO no terminaba de acostumbrarse.

Al notar que había algo extraño en su oficina, llevó su mirada en el que una de sus secretarias se había escabullido, terminando descubierta de ombligo para arriba.

—¡Ya! ¡Charlotte! — gritó llamando a su asistente, quien, ya cansada de la reiterada situación, entró con una barra metálica.

—Le pido amablemente que se retire de la oficina, señorita Nicols, y de paso, no regrese más o me veré obligada a tener que usar la fuerza bruta. Por favor, sea un poco respetuosa con su propio cuerpo — Señaló Charlotte lanzando un pesado suspiro, de hecho, cada una de sus palabras estaban ya programadas debido a lo mucho que las repetía.

La joven no tuvo más opción que tomar sus cosas y bastante avergonzada salir de la oficina, pero, esa no sería la última vez que lo vería, de hecho, estaba segura de que dentro de poco tiempo, él correría detrás de ella para pedirle una nueva oportunidad, haría lo que fuera necesario para quedarse con su dinero, eh… quiero decir, con su corazón.

—Es increíble que cosas como estas sigan pasando. Debería seguir mi consejo y poner guardias de seguridad escoltando la puerta, de esa manera no dejarían pasar a nadie que no hubiese sido llamado — suspiró Charlotte ansiando el momento en el que estas visitas terminaran.

—Es que, no puedes terminar de comprenderlo, Charlotte. No importa si se pone más seguridad en la entrada ¡Son capaces de entrar incluso por la ventana! En casa tampoco puedo conciliar el sueño de manera adecuada. No tienes idea de lo mucho que mi pasado me persigue. Moriré solo debido a lo que hice hace unos años, ese es el castigo más justo que alguien como yo podría tener.

—En eso tiene razón, por eso mismo debería eliminar las fotografías de Emily de la computadora, porque si se llega a enterar… muy seguramente renunciará a esta compañía y no volverá a poner un pie en el lugar.

—Esa no es manera de intentar tranquilizarme, Charlotte — suspiró el apuesto CEO mientras regresaba su mirada a la compilación de vídeos de Emily.

—No estoy intentando tranquilizarlo, señor. Simplemente, le estoy diciendo que, desde que ella informó que tendría que hacer trabajo desde casa, usted se ha comportado como un verdadero loco obsesionado por ella. No estoy intentando ofender, señor, pero si continúa de esa manera, va a terminar espantándola.

—¿Sabes qué es lo que más me desconcierta? Que ese tarado de Maxwell Jones interrumpiera nuestra llamada y se hiciera pasar como el esposo de Emily. Claramente, ella no está casada ¿No es así?

—Si gusta, señor, podré consultar su estado civil en los registros, pero, por favor, ¡Intente controlar su gusto por esa mujer! Y ponga guardias de seguridad que lo sigan a todos lados, por favor.

La noche por fin había caído y la pareja de esposos falsos estaba yendo de compras. 

En esta ocasión, Emily se encargaría de llevar todo lo necesario para poder hacer sus comidas favoritas y las de Maxwell también. 

Pero, ¿Qué clase de comidas eran las predilectas para el joven heredero de J&C?

Maxwell se había puesto el trabajo de arrastrar a Emily a cada uno de los puntos de comida saludable, ya había comido suficiente pollo frito por estos días. Además, esa sería claramente su cena.

—Creo que no solamente deberíamos ir por los pasillos de verduras y frutas; sino también de las carnes, en mi caso amo la carne de pollo ¿Y tú? — cuestionó Emily con una sonrisa. Ella se sentía satisfecha al por fin poder comprar algo de víveres, ya no sentiría que la casa se encontraba vacía.

—La carne de res. Eso me recuerda, no vayas a emplear carne de cerdo, soy alérgico — aclaró.

—Entendido, a mí no me gusta. Hablando de alergias, me pasa igual con la carne de cerdo y, por favor, aléjame de todo lo que tenga mariscos — sonrió extendiendo su mano —Bienvenido a la asociación de alérgicos a las carnes.

Con una sonrisa en el rostro, Maxwell estrechó con firmeza y delicadeza la mano de Emily. 

Mientras Maxwell se dedicaba a leer algunos de los ingredientes de lo que compraría, como acostumbraba desde que era chiquito, Emily se dedicaba a buscar de sus chocolates y botanas favoritas para escabullirlas en el fondo del carrito de compras, así era mucho menor el riesgo de que el joven sacara de este, la comida chatarra que Emily amaba consumir.

Terminaron tranquilamente de recolectar víveres y se dirigieron a la caja para hacer el pago de lo que habían adquirido. En el momento en el que Emily notó que las botanas iban a salir a la luz, se le ocurrió la idea de mandar a Maxwell por una salsa de soja, por lo menos, esto sería suficiente para acelerar el proceso de facturación de esas cosas.

—Por favor, ayúdeme a facturar esto y a esconderlo en lo más profundo de la bolsa… yo me encargo de deshacerme de la factura. — Expuso de manera rápida, entre tanto, mantenía sus ojos sobre Maxwell que estaba leyendo, una vez más los componentes de la salsa de soja, al parecer, esta no era de su agrado y poniéndola en el estante, tomó una de una marca diferente.




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