Luego de que Maxwell pudiera quitar las plumas de su cabello, las risas de los chicos en el cuarto de en diagonal se escucharon.
No pensó mucho, la curiosidad de Maxwell lo estaba carcomiendo casi por completo. Yendo a la puerta de la mencionada, se acercó para escuchar un poco su conversación, pero no se entendía nada de lo que estaban diciendo.
«¿Qué estoy haciendo? Estoy actuando como una señora chismosa».
Resistiéndose a su instinto de señora, Maxwell regresó una vez más a su habitación.
No saldría de ahí hasta estar listo y a pesar de que continuara escuchando las estruendosas carcajadas de ese par, que, sin duda, se estaban divirtiendo bastante.
En la habitación de Emily, Tom estaba peinando la oscura cabellera de la joven, mientras ella le comentaba lo poco que había hablado con Emma la noche anterior luego de llegar a casa.
—Es increíble que una persona pueda tener tantos trabajos, eso explica por qué no la pude encontrar en el mismo lugar dos veces.
—Dijo que se había visto obligada a cambiarse de casa, no dio más detalles, pero el cuerpo nunca miente, hay algo que está ocultando. Es porque apenas nos conocemos, jamás podrías hacer que un extraño te cuente sus problemas de la nada, así que, debemos tener un poco de paciencia. Ha de haber algo que Emma pueda hacer y le dé el suficiente tiempo para descansar.
—Tienes razón, debemos encontrar algo. Aunque una persona acostumbrada a hacer sus propias cosas, no va a acceder tan fácil a que las otras personas hagan todo por ella.
—Exactamente, pero no lo haremos… solo llevaremos la oportunidad a Emma.
El par de amigos se dedicó a trazar un dedicado plan para que Emma pudiera encontrar un mejor sitio de trabajo, sin duda alguna, no se harían de la vista gorda al ver que alguien se está sobreexplotando.
—¿Sabes Tomy? — masculló Emma unos minutos más tarde —es bueno que le encontremos trabajo a Emma, así podrá soltar los siete trabajos que lleva y de esa manera, otro puede tomar su lugar también. Ella es como una necesitada acaparadora de trabajos — soltó una risita.
—¡¿Siete trabajos?! ¡¿Realmente trabaja en todo eso?!
—No, no sé con exactitud cuántos, puede ser menos, o puede ser más.
Maxwell tocó la puerta de la habitación una vez que se encontró listo, la imagen que tuvo fue la espalda de ambos chicos y Tom estaba incinerando la melena de Emily.
—¿Es normal que salga humo de su cabello? — expuso caminando en dirección de la cama y tomando «asiento»
—No es humo, es vapor, y es algo normal — explicó Tom con naturalidad. —Le estoy haciendo unas pequeñas ondas para que su cabello tome por hoy un poco de forma. Cuando estén listas, es cuestión de tiempo para llegar al lugar, porque, dado el cabello de Emily, esto no durará hasta mediodía.
—Eso quiere decir que su cabello es igual de testarudo que ella — comentó el hombre sintiendo la mirada fulminante de Emily a través del espejo.
Unos pocos minutos pasaron y ya estaba lista, Emily no se habría vestido de esa manera, ni siquiera habría decidido maquillarse, para ella era un poco extraño y agotador; sin embargo, debía reconocer que Tom había hecho un buen trabajo.
—La propina es voluntaria — susurró a espaldas de Emily, que no terminaba de detallar el maquillaje y peinado con un semblante de asombro. —¿Qué opinas, Max? ¿No quedó preciosa?
Tom había hecho los más grandes intentos de hacer que Emily llevara un maquillaje sencillo, este tipo de maquillaje era el ideal para su rostro, pues este no necesitaba cubrirse con innumerables capas de correctores, además de eso, tuvo la intención de hacer un maquillaje opuesto al que Elisa acostumbraba a llevar. Esto era debido a que temía que Maxwell mostrara interés en Emily, de una manera que Tom no consideraba adecuada.
Tom tenía miedo de que Maxwell viera en Emily un reemplazo de su exnovia, y no viera la maravilla de chica que era Emily en realidad.
Por eso, podría concentrar todos sus esfuerzos en hacer que Maxwell, notara lo diferente que era Emily de Elisa.
—Se ve fenomenal — expuso detallando cada uno de los colores pastel que su amigo había llenado el rostro de la joven. —Es lo suficientemente sobrio para una sesión fotográfica. Aun así, necesitamos más fotos casuales. Ya saben, para que todo se vea más natural en nuestro matrimonio.
—Matrimonio falso, querrás decir — aclaró Emily elevando una de sus cejas.
Una risita se escapó de Tom, quien, señalando en silencio la hora de su reloj, se dispuso a dar por terminada la pequeña «discusión» mientras los arrastraba a la salida.
No era tarde en lo absoluto, pero Tom había dicho que la cita era treinta minutos más temprano de lo que realmente era, esto porque sabía que algo siempre sucede como él quedándose dormido.
—¡Bienvenidos, señores Jones! — exclamó el fotógrafo con una radiante sonrisa.
Ellos estaban en la sala de espera, porque, debido a Tom, habían llegado con anticipación.
—Muchas gracias — dijo Maxwell tomando a Emily de la mano y entrelazando sus dedos con los de ella.