—A ver, amigo, cuéntame tus preocupaciones… Estoy aquí para escucharte y darte una mano amiga — expuso Tom de forma comprensiva mientras sus ojos se mantenían en el contrario.
—Solo estás aquí por el chisme — renegó el mayor, habiendo descubierto las verdaderas intenciones del más joven del grupo.
—¿Por quién me tomas? Dejé mi trabajo tirado nada más por ti, solo vine a socorrerte y así me pagas. Pero, bueno, me iré para no incomodarte más, que conste que mis más sinceros deseos están en serte útil — masculló en un desanimado y dramático tono de voz, entretanto se dirigía a la salida.
—Deja de ser ridículo, ve aquí y óyeme — ordenó el mayor dejando escapar una pequeña y casi imperceptible sonrisa. —Te daré quinientos euros por consulta.
Los pasos de Tom se frenaron de repente y comenzó a ir en reversa, llegando a la silla en la que se había sentado con anterioridad.
—Hablamos el mismo idioma — sonrió y esta pequeña sonrisa se esfumó por un instante. —No puede ser… Soy igual a Emily. Espero que la persona que me pague por casarse conmigo llegue pronto, mi billetera no resistirá por mucho.
—No seas dramático, Maxwell me comentó que eres el que mejor gana en la empresa, así que deja de lloriquear y administra bien tus ingresos, o terminarás en la calle antes de que suene el gallo. Debería hacerte una asesoría de finanzas, de esa manera podrías mejorarlas y no decir que eres pobre — susurró Erick pensando para sí, era la mejor solución para ponerle fin a las quejas de Tom.
—No te preocupes por mí, en esta ocasión estoy yo para ti — se defendió intentando cambiar de tema.
Bien sabía que, si Erick tomaba el control de sus finanzas, claramente no tendría para ir a los parques de diversiones cada fin de semana; además de eso, suficiente tenía con Maxwell que bien le recordaba la cantidad de dinero que ganaba mensualmente.
—Te diré lo que pasó hoy en el parque… — susurró Erick lanzando un suspiro —y antes de que comience a hablar, te pido que por favor no me vayas a recriminar mi manera de hablar, porque ya lo aprendí. Solo necesito que me asesores a tomar la mejor decisión respecto a Maya Everard.
—Descuida, querido señor jefe de otra persona, yo me encargaré de ser tu consejero en el amor — respondió con un poco de emoción y se sentó de una manera más cómoda y adecuada para prestar la suficiente atención.
—Está bien, desde hace unos días, como sabrás, he estado buscando la manera de hacer que los Graham firmen con nosotros; pero ellos se siguen rehusando sin importar lo mucho que aumentara la propuesta de pago. Se me ocurrió que la mejor manera de poder hacer que firmen con nosotros es pidiéndole consejo a la mujer que fue secretaria de esa agencia en el olvido, pero ella no aparecía por ningún lado, hasta que, después de poner una recompensa, un hombre se dignó a darnos la información que él sabía acerca de la señora. Dijo que se trataba de Maya Everard y que no solo era la secretaria de W company, sino que también era la esposa del director general.
—Vaya enredo.
—Cuando por fin la vi, le pregunté si era la secretaria de ellos, y respondió que no tenía nada que ver con los Weber, le pregunté una vez más si era la esposa de Weber y textualmente llegó a decir: «Le dije que no tengo nada que ver con ese hombre. Mantenga su distancia, quienquiera que usted sea, y no vuelva a mencionar ese hombre delante de mí» De verdad que no sé qué quiso decir con eso. Creo que ella es la mujer que estaba buscando; pero no quiere volver a verme.
—Eres un tonto — sentenció una vez más.
—¿Fue muy grave? — preguntó con un suave tono de voz.
—Demasiado.
—¿Me puedes ayudar?
—Para eso estoy aquí, haré un resumen de lo que alcanzó a ver en tu vaga descripción: Ella es la mujer que estás buscando, pero algo sucedió para que se alejara de la compañía y no quiera saber nada más de su esposo. Las probabilidades de que estén peleados y posiblemente divorciados es grande. Aunque no sabemos qué los llevó a eso y no podamos justificar la pelea con la quiebra de la compañía.
—¿Me estás diciendo que la asusté por mencionarle a su esposo o posible exesposo? — dijo pensativo.
—Eso es, debemos encontrar la manera en la que haya alguien que se acerque a ella y actúe de puente para que se solucionen las cosas.
—Hablas de Emily, ¿cierto?
—Ella me está ayudando con Emma… olvida lo que acabo de decir, ella es bastante empática, quizá pueda acercarse a la señora y le saque información sin que tenga que ver tu rostro una vez más.
—No creo que Emily esté dispuesta a hacer algo así, además, está lesionada.
—¿Estás sacando excusas? Conozco a Emy, estará bastante satisfecha de poder ayudar, además está haciendo todo lo posible para poder salir a tomar un poco de aire pese a su lesión. No te preocupes, yo la convenceré por ti.
—Siento que la estamos usando de manera egoísta — expuso Erick frunciendo el ceño.
—Tienes razón, deberías darle algo por eso; pero estoy seguro de que estará feliz por hacer alguna otra amiga.
El par de amigos no perdió tiempo y se encaminó a casa de Emily y Maxwell con el fin de pedirle ayuda a una mujer, al final de cuentas, no hay persona que entienda a una mujer, de mejor manera que una mujer.