Esposa sustituta

• Tom, tengo un trabajo para ti •

Emily se había dedicado a adelantar el numeroso trabajo que se le había acumulado el día anterior. 

A diferencia de los días anteriores, ella se encontraba de mejor ánimo para hacerlo. Esta vez tenía que hacer la traducción de un guion para que se hiciera su respectivo doblaje.

Estaba llegando a la parte en la que la chica había sido secuestrada por su mejor amigo, loco, ¿no? En ese caso ella se encontraba sin nadie que pudiera ayudarla, por lo tanto, intentó hacer que su amigo creyera que ella estaba de su lado, y que, sin importar lo que sucediera, ella estaría a su lado. Eso sí, hasta dónde se había llegado a rumorear, ella terminaba haciendo que su amigo fuera capturado y ella decidía viajar por el mundo para conocer más lugares.

Emily después de sus vacaciones estaba olvidando la razón por la que había decidido trabajar en una agencia de entretenimiento, y esto era, porque tenía los adelantos más jugosos de la serie.

Podría leer los guiones e imaginar las escenas; luego, haría un análisis de si los actores superaron o no sus expectativas. Y bien sabían, en medio de la agencia, que Emily era la más feroz crítica en cuanto a dar su opinión se refería.

La atención de la chica se estaba centrando en uno de los personajes secundarios, era una persona fácil de empatizar con él, pero el protagonista, era realmente lo contrario a este.

—¿En el futuro la protagonista podría quedar con un secundario? — masculló.

—¡Los secundarios siempre son la mejor opción! — exclamó respondiéndose a sí misma. 

Las manos de Emily se detuvieron de escribir en medio de su inspiración.

Su mente estaba siendo bombardeada por numerosas ideas en las que podría acercarse a Maya, no obstante, ¿sería todo tan normal como lo había imaginado? 

No había nada que perder, si fallaba en una ocasión tendría una siguiente para intentarlo de una manera diferente y, le sacaría provecho a su lesión del tobillo.

Resuelto ese asunto, pudo volver a concentrarse temporalmente en su trabajo.

Quizá trabajar desde casa no era lo más productivo posible. 

Ella tomó sus cosas y, como pudo, subió hasta la terraza de la edificación. En ese lugar tenía a la vista numerosos edificios y la playa a un par de kilómetros.

«¿Qué tipo de persona es Elisa?»

«¿Qué cosas tenemos en común aparte de nuestro rostro?»

Le parecía curioso que esa persona fuera capaz de hacer que a Tom no le cayera nada bien. 

«¿Habrá algún secreto que él conozca y que no le esté contando a nadie más?»

Ese era un nuevo interrogante; sin embargo, estaba segura de que tarde o temprano, las cosas terminarían por resolverse.

Hasta ese momento no había llegado a pensar con detenimiento ¿Qué sucedería si Elisa decidía cruzar por esa puerta y regresar a la vida Maxwell sin previo aviso? ¿Y si Elisa era tan desagradable con Tom, la había descrito? ¿En un futuro Tom se atrevería a decirle a Maxwell lo que sabe de ella, si es que sabe algo?

Había tantas preguntas rondando en la mente de Emily que le dificultaba concentrarse en su trabajo, ¿qué pasaría con el contrato si Elisa regresaba?

Un grito bastante frustrado salió de la boca de la menor, no había manera en la que pudiera avanzar en su trabajo. Quizá debía esperar hasta más tarde en el que su mente despertara la curiosidad acerca de lo que el guionista escribió en esos trozos de papel.

Su celular comenzó a sonar, justamente era su jefe ¿Será que quería comprobar el progreso de la traducción? ¿Qué tal si se enteraba de que solamente llevaba una página? Estaría realmente muerta.

El dispositivo dejó de sonar mientras Emily no despegaba la mirada de la pantalla, una vez más, esta se iluminó mostrando en ella el nombre de: «jefe».

—¿Hola? — saludó Emily en un sereno tono de voz, con la intención de hacer que este pensara que todo estaba marchando a la perfección.

«Emily, es un gusto escuchar tu voz» Saludó el hombre con su profundo tono al hablar. «¿Cómo has seguido de tu lesión? ¿Has estado descansando apropiadamente?».

—Lo he hecho, gracias por su preocupación, señor.

«Dígame, Jeremy, por favor».

—Lo intentaré — masculló sintiendo que sus manos estaban temblando debido a los nervios. —¿Necesita algo? — cuestionó para dar por terminado ese silencio incómodo para ella.

«De hecho, sí, pero no creo que pueda hablarse por teléfono. ¿Le parece adecuado encontrarse conmigo en una cafetería? Si gusta puedo ir por usted a su casa» Se ofreció con la intención de conocer en qué lugar se estaba hospedando la más joven, deseaba asegurarse de que ambos estuvieran en una relación.

—No se preocupe, Jeremy… Considero que podré llegar sin ningún problema a la cafetería que queda al frente de la agencia, de esa manera no pierde el tiempo viajando y yo tomaré un poco de aire. Debido al reposo tengo limitada mi movilidad.

«¿Ha estado en casa todo este tiempo? Eso no es bueno para su salud».




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