Esposa sustituta

• Ser nuestra propia familia •

A los pocos minutos, la presencia de Emily relució en el lugar. 

Después de instalarse en una de las mesas, sacó su móvil y le informó a Jeremy que ya estaba en el sitio.

Era el momento adecuado en el que Tom podía aplicar cada una de las habilidades aprendidas desde que vivía en casa de sus estrictos padres.

Él se había vuelto un hábil lector de labios luego de tener que ver sus series favoritas hasta la madrugada, con el volumen en cero. Por lo que, no necesitaba estar tan cerca de ellos para saber lo que estaban diciendo.

¿Cuál era la razón por la que ese hombre había citado a la joven Emily a una cita sin previo aviso? 

Podría ser que la muchacha se confiara un poco; pero hizo bien en notificarle a Maxwell en dónde se encontraría, de esa forma, si algo llegase a suceder, todos podrían actuar de manera rápida.

El pasado de Jeremy no era el más agradable de todos, y únicamente por tener una gran cantidad de dinero fue capaz de salir de prisión.

En la vida de Tom solo existían dos personas en las que no podría confiar jamás, estas eran Elisa y Jeremy. Su cuerpo se tensaba con solo escuchar de ellos, tenía el incontrolable deseo de llenarlos de miel y meterlos en un panal de abejas.

Emily y Jeremy se saludaron con normalidad, con un apretón de manos, luego de hacer sus pedidos se dispusieron a hablar de trabajo.

Tom notó en el momento en el que Jeremy estaba entrando a la cafetería que este llevaba una carpeta.

¿Qué contendría ese objeto? ¿Era más trabajo o se trataba de algo más?

Definitivamente, era hora de que el joven Tom dejara de ver tantas películas de detectives, esto simplemente estaba ocasionando que se volviera un poco más paranoico de lo normal. 

A pesar de que él pudiera leer perfectamente los labios, lastimosamente, no contaba con una visión de águila que le permitirá leer el documento sobre la mesa.

Lo único que él podía hacer era intentar descubrir a qué se referían al hablar y señalar.

 Él notó cómo el cuerpo de la joven se inclinaba un poco para atrás, mostrando que se encontraba incómoda o en desacuerdo con algo.

¿Qué podría haber sucedido para que Emily reaccionara de esta manera? Al mismo tiempo, sus brazos se habían pegado a su cuerpo.

Una sonrisa nerviosa apareció en el rostro de la joven, la cual estaba negando mientras sacudía su cabeza, segundos después el hombre pareció que había cambiado la propuesta, y en esta ocasión la joven Emily asintió con lentitud, su cuerpo se había relajado un poco más y se veía más cómoda.

Tom, desde la distancia, no podía ver qué diferencia había entre los dos papeles, pues las palabras que estaba diciendo Jeremy eran relativamente las mismas.

Los largos minutos pasaron y ambos se colocaron de pie y abandonaron el lugar; Tom no tenía más opción que correr detrás de ellos, debía asegurarse de que nada le pasara a su amiga, o él sería ejecutado en la plaza pública.

Al salir de la cafetería, se encontró con que Emily se había quedado unos segundos más a la salida; se suponía que Tom tenía que pasar desapercibido, y que nadie, incluida Emily, se enterara de su presencia.

El joven se quedó detrás de la puerta hasta que ella por fin subió a un taxi. Solo esta vez había corrido con suerte.

¿Qué pasaría si ella se enterara de que Maxwell lo había enviado para escoltarla a sus espaldas?

Las probabilidades de que se sintiera agradecida con Maxwell eran altas; sin embargo, no era para nada seguro.

Dos días después…

Era bastante extraño que en esa mañana Maxwell no tuviera que luchar con Emily para tomar su medicina; de hecho, el día anterior ella había accedido con un poco más de facilidad. 

Maxwell, por su parte, se estaba acostumbrando a tomar las comidas en casa.

Desde que él era un pequeño niño, se había acostumbrado a comer a solas; sin embargo, desde hace un par de días, aprendió lo importante y lo bien que se sentía tener a alguien con quien hablar en medio de las comidas.

Por otro lado, el aroma a comidas preparándose o el infaltable café de Emily en la mañana se estaban convirtiendo poco a poco en parte de la rutina.

—Buenos días — saludó una jovial Emily mientras observaba a su compañero de casa bajar por las escaleras —el desayuno está listo, por favor, cómelo antes de que se enfríe, en ese caso no sabe tan bien.

—Gracias, y buenos días — susurró dando una rápida mirada a lo que estaba en la mesa. —¿No crees que es demasiada comida para nosotros dos? — cuestionó frunciendo el ceño.

—Lo es, pero no desayunaremos solos. Tomy y Erick vendrán a comer con nosotros; pensé que ya lo sabías — ladeó su cabeza.

—Siento que no podré quitarme a ese par de revoltosos de encima. ¿Hoy es el día en el que te vas a encontrar con la famosa Maya Everard? Tom no ha dejado de hablar de eso y que quería poder verlo a la distancia, pero tenemos mucho trabajo por delante esta vez. Al parecer vendré a almorzar un poco más tarde, así que, no me esperes.




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