Esposa sustituta

• Dormir contigo es un suicidio •

—Bueno, al parecer ella decidió estar sola — masculló Erick con una sonrisa ladina.

El joven de ojos claros se sentía bastante tranquilo al respecto… Emily estaba totalmente alejada de Maxwell y podría dormir sola.

—Esto es malo — sentenció Maxwell con un gesto de preocupación. —Realmente malo — repitió una vez más, posando su mirada en Erick, cuya sonrisa comenzó a desaparecer gradualmente.

 —¿Malo? — preguntó Tom con inocencia, sin haber notado que él era el problema.

Dormir al lado de Tom era una completa pesadilla, él golpeaba, manoteaba y hablaba dormido; eso y el hecho de que la tienda fuera demasiado pequeña, aumentaba la dificultad para todos de poder dormir.

—¿En qué estábamos pensando al permitir que ella esté cómoda mientras nosotros somos torturados? — se quejó Erick dejando a un lado su manera formal de hablar.

—Dejemos esto así, de igual manera, la decisión está tomada y no podemos hacer nada más — afirmó Maxwell, con un poco de calma.

Los dos mayores sabían que no sería una noche para nada agradable, pero, por lo menos, uno de ellos podría dormir a gusto.

—Quiero el lado opuesto al de Tom — sentenció Erick entrando a la tienda libre.

No cometería el mismo error de dejar que otro decidiera por él y se terminara llevando la mejor parte.

—No entiendo ¿qué sucede? — susurró observando a Erick esperando que él, por lo menos, le diera el contexto de lo que sucedía. —¿Max? — llamó su nombre, luego de ver que él había seguido los pasos del hombre de traje.

—Dormir junto a ti, es un suicidio — respondió asomando su cabeza.

—¿Me estás diciendo que debo acercarme a la esposa del presidente ejecutivo de J&C? — cuestionó Emma en un tono de confusión. —¿Por qué querría hacer eso? — observó en dirección al hombre de traje, que estaba bebiendo chocolate y tenía un gato persa en sus piernas.

—Porque esa mujer y yo, tenemos cuentas pendientes — respondió con naturalidad.

—¿Y qué tengo que ver con esto? — frunció el ceño.

Hasta el momento, Emma no había bajado su guardia, estaba en un lugar extraño, frente a un hombre que desconocía, y, a pesar de que la apariencia del hombre le indicara que no podría hacerle nada; las cosas no siempre son como podemos llegar a imaginar.

—Absolutamente, nada; por esta causa serás la última en entrar al cuadro de sospechas. Se acercarán de forma tranquila y me informarás cada una de las cosas que sucedan en su vida. Por eso, voy a darte una gran recompensa… porque lo daría todo por esa mujer — expuso con seguridad.

Emma tragó un poco grueso, sí, necesitaba el dinero, pero sencillamente podría trabajar para generarlo.

Ella no estaba incapacitada ni era una muerta de hambre; Emma estaba en completo desacuerdo, y estaba a punto de marcharse.

¿Qué clase de relación había entre ese hombre y la esposa de ese otro tipo?

La respuesta estaba oculta ante los ojos de la pelirroja; sin embargo, no le interesaba ni en lo más mínimo descubrirlo.

No sabía quién era la esposa de ese otro hombre, y no tenía por qué saberlo; por otro lado, no quería ser cómplice de algún asesinato ni de nada por el estilo.

—Me disculpará, mi trabajo es entregar pollo; no escuchar a los clientes… me marcharé antes de que esto se ponga mucho más extraño de lo que ya está — expuso la joven con seguridad, apoyando sus manos en sus rodillas, se levantó.

—Piénselo bien, reflexione acerca de lo que más ha llegado a desear y esté segura de que podré dárselo como pago de su ayuda. Sabe dónde vivo, y de una u otra forma, vamos a mantener el contacto.

—Sí, claro — respondió Emma, desapareciendo de la vista del hombre.

—Ya verás que dentro de poco serás mi aliada en esto. Volveremos a encontrarnos mi amada Emily — susurró el hombre acariciando su gigantesco gato.

Los ojos de la pelinegra se habían abierto en medio de la noche; cada vez que los cerraba, la misma escena se reproducía en frente de sus ojos.

¿Qué significaban esas recurrentes pesadillas?

En ellas, se veía corriendo en medio de la lluvia y a través de un bosque; sus pies se encontraban descalzos y las hojas sonaban con cada paso que daba, no conocía ese sitio y nunca en su vida lo había llegado a ver.

Miriam, su madre, decía con frecuencia que, si un sueño se repite demasiado, había dos razones: Porque era algo que tu corazón anhelaba, o algo que sucedería dentro de poco.

Al recordar estas palabras, la más joven se sentó de golpe.

Ella no deseaba correr en medio del bosque mientras llovía y más aún siendo perseguida o escapando de algo, por lo que, según las palabras de su madre, significaba que era una premonición de lo que sucedería.

Aquello que más atemorizaba a Emily en ese instante, era que estaba, justamente, en medio del bosque.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.