Esposa sustituta

• Tom, el casamentero •

—¡¿No te contesta?! — exclamó Tom preocupado.

Pocos segundos después, él recordó que se suponía que debía pasar eso.

—Te lo dije, ella ha de estar completamente molesta contigo — expuso con seguridad bebiendo un poco de su expreso.

A pesar de eso, mentalmente estaba preguntándose por qué razón no respondía, si ella era del tipo de persona que respondía casi de inmediato

¿Algo le habría sucedido? O ¿realmente ella se encontraba molesta con Maxwell y su mentira se había vuelto realidad?

—Se supone que me debes de dar ánimos ¿Y si le sucedió algo? ¡¿Y si ese hombre dio con ella?! ¡¿Qué me hará su madre?! — exclamó el joven mucho más horrorizado.

¿Qué haría si su suegra falsa se enteraba de que Emily fue secuestrada? ¡Claramente, tendrían que hacerle un funeral al joven empresario!

Maxwell se apresuró a tomar su abrigo para correr en busca de su compañera.

—Alto ahí, hay un informe que debes de rellenar, secretario. Falta aún tiempo para el descanso, así que espera un momento, yo me comunicaré con Emy para saber si se encuentra bien, o simplemente no quería responderte.

—¡¿Entregar un informe?! — lanzó un pesado suspiro.

Esa era una de las cosas que menos le agradaba hacer, por lo tanto, le asignó esa tarea a su amigo, lastimosamente, no tenía escapatoria en esta ocasión.

—Soy el presidente ejecutivo temporal ¿Recuerdas? — expuso con autoridad —apenas termines ese informe, puedes ir en busca de Emy — afirmó observando a Maxwell por sobre los lentes falsos que llevaba.

Un pesado suspiro se escapó de los labios del rubio y se acercó a hacer el trabajo que le correspondía al secretario; en definitiva, este era uno de los momentos que tanto disfrutaría Tom.

—No me mires de esa manera, jovencito. Le daré la queja a su esposa — sentenció sacando su celular y marcó el número de la mencionada.

—Ella no contestó las tres o cuatro llamadas anteriores ¿Qué te hará pensar que va a responder justo ahora? — La señal de silencio por parte de Tom hizo que Maxwell guardara silencio.

—¡Emy! ¡Qué bueno que contestas! — exclamó haciéndole una juguetona mueca a Maxwell, el cual solo frunció el sello y se centró en su trabajo. —Sí, no te preocupes… ¿Todo está bien en casa? — continuó hablando de manera casual, mientras intentaba darle a entender a Maxwell que Emily estaba furiosa.

El hombre de cabellera dorada se puso de pie y se acercó a escuchar un poco la conversación que ese par estaba manteniendo.

—Déjame hablar con ella un momento — Susurró casi tomando a la fuerza el celular, de la mano de Tom; sin embargo, fue escuchado por la chica.

«Tomy, dile por favor a Max que en este momento no puedo hablar con él, pero, tengo algo que decirle, lo haré más tarde».

Ella no esperó ningún tipo de respuesta, sino que se apresuró a cortar la llamada.

La mirada confundida de Maxwell se podía notar a kilómetros, era cierto que las mujeres no podían llegar a entenderse en absoluto.

Esta mañana intercambiaron palabras como todas las mañanas, y su mirada brillaba como de costumbre, ¿por qué razón estaba evitando a Maxwell?

—¿Dijo que tenía algo que decirme? — masculló el secretario temporal con un gesto inexpresivo.

¿Qué clase de cosa había hecho y no se había enterado? —¿Soy yo o sonó como una amenaza? — preguntó una vez más sintiendo cómo su cuerpo era recorrido por una extraña y fría sensación.

—Lo siento amigo, estás muerto — afirmó el más joven, añadiéndole «drama» al precioso momento que se desarrollaba frente a sus ojos.

Desde que tenía memoria, nunca había llegado a Maxwell reaccionar de esa forma frente a la frase: «tenemos que hablar» y sin duda alguna, será algo divertido de experimentar.

—Por lo menos podemos decir que ella se encuentra en perfectas condiciones — dijo Tom con ánimo, eso era algo que podría alentar tantito a su amigo.

—¿Qué se supone debería hacerse en un momento como estos? — soltó el mayor en un hilo de voz.

—Toma nota… te diré detalladamente lo que debes hacer en un momento como estos. Deja a un lado el informe, lo haré yo mismo — dijo en un susurro atrayendo a su amigo a sí.

•          •          •

 

«Irás a la dulcería que queda cerca al museo, pedirás el: “ExquisiteSurprise”».

 

—Deseo llevar el ExquisiteSurprise, por favor — expuso el hombre yendo directo a lo que iba a buscar; sin embargo, su atención se desvió momentáneamente a las muchas chucherías que de seguro a Emily le gustarían.

—¿Efectivo o tarjeta? — preguntó el encargado con una radiante sonrisa.

Este fue uno de los pedidos que Tom había realizado hace unos escasos minutos atrás. De alguna manera estaba llevando a Maxwell a conquistar a Emily sin que ninguno de los dos se diera cuenta.

—Tarjeta, por favor.




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