Esposa sustituta

• ¿Cómo se puede trabajar criando a un niño? •

—¡¿Cómo crees?! — exclamó Emily frunciendo su ceño; estaba claro que ella estaba nerviosa. —Solo la noticia me tomó por sorpresa, pero está todo bien — una sonrisa un poco forzada se formó en sus labios, por lo menos, no había salido corriendo.

Maxwell entrecerró sus ojos con una sonrisa de lado, él comenzó a acariciar el cabello de la más joven, lo que hizo que un pequeño escalofrío se posara momentáneamente sobre ella.

Su corazón casi se detuvo en el momento en el que Maxwell se acercó para olerlo.

—¿Qué haces? — masculló la chica frunciendo su ceño y echando un poco más para atrás.

Los ojos de ambos se habían encontrado; pero, aun así, ella insistía en mantener la distancia.

—¿Estás nerviosa? — En esta ocasión, el tono de Maxwell se había hecho un poco más grueso de lo que ya era.

—No, no, solo tengo hambre — sentenció sentándose derecha al mismo tiempo que aclaraba su garganta —deberíamos pedir algo, estoy muriendo de hambre — anunció con el fin de cambiar el tema.

Por el rabillo del ojo, Emily alcanzó a ver a su jefe y a Charlotte al otro lado de la carretera.

Al parecer Jeremy estaba caminando velozmente a la dirección de la cafetería, pero, Charlotte, intentaba convencerlo de que regresara a la agencia.

Lo hacía por todos los medios posibles, incluso estaba interponiéndose en el camino.

«¿Qué cree que va a hacer allá, señor? ¿Va a interrumpir a esa pareja de esposos que están comiendo algo pacíficamente?» 

Cuestionaba la secreta intentando hacer que su jefe regresara a sus sentidos una vez más.

«Tú lo dijiste antes, es poco probable que sean esposos»

Sentenció Jeremy sin mostrar interés en detenerse.

Las opciones de Charlotte lentamente se iban agotando, por lo que, estaba comenzando a considerar que debería emplear la artillería pesada.

Algo que definitivamente no le agradaría a su jefe, pero le haría reflexionar y reconsiderar el comportamiento que estaba llevando.

«¿Debo mencionar a Francesca?»

Cuestionó Charlotte haciendo que los pasos de Jeremy se frenaran en seco.

Francesca había sido el primer amor de Jeremy, en el tiempo en que sus actitudes eran completamente desordenadas; él había sido el tipo de persona que se obsesionaba con quien lograra llamar su atención.

En ese tiempo, él era solamente un estudiante universitario, pero, al final de cuentas, terminó con una orden de alejamiento.

«¿Es eso lo que desea que pase con Emily? Pensé que había aprendido su lección, si desea irrumpir en una relación de la que no sabemos nada, corriendo el riesgo de que Emily tome la decisión de renunciar, entonces es su elección. Soy su asistente, no su niñera»

El tono de voz de Charlotte era bastante seguro.

Ella era consciente de que ese no era el tono adecuado para hablarle a su jefe; sin embargo, sabía que la confianza que Jeremy había depositado en ella, no tendría comparación.

Además, su extraña relación había crecido con el paso de los años, desde que se conocieron en esa universidad.

Emily mantenía su mirada sobre ellos, al parecer, tendría que aprender a leer los labios, no tenía idea de lo que Charlotte y Jeremy habían llegado a hablar; sin embargo, se notaba que tuvo un efecto inmediato referente a la actitud de Jeremy.

Esto, de cierta manera, estaba despertando aún más la curiosidad de Emily, respecto a la relación que ambos tenían.

Hasta el momento ella era consciente de que solo había escuchado una sola versión de los hechos: La de Maxwell.

¿Qué pasaría si todo lo que escuchó del hombre era un simple malentendido?

Ella realmente no sabía qué debería creer, y lo único de lo que estaba segura, era de que debía regresar al trabajo y poder hallar una manera de entablar una conversación con su jefe.

Una parte de Emily tenía el deseo de juzgar que las cosas habían sido un solo malentendido.

Sí, ella había estado escapando de cierta manera de su jefe; pero fue porque se dejó influenciar un poco más de lo que oyó que de lo que comprobó ella misma.

—¿Emily? ¿Me estás escuchando? — cuestionó el hombre de cabello rubio mientras sacudía su mano frente al rostro de la joven.

—¿Eh? — cuestionó ella sacudiendo su cabeza, la llevaba de un lado a otro.

Se había perdido tanto en sus pensamientos que no notó a qué hora había llegado el pedido a sus mesas.

—Lo siento… tengo mi cabeza en las nubes — se disculpó lanzado un suspiro.

Emily estaba decidida a regresar al trabajo, pero, lo único que se interponía en su camino era su pie; el cual, poco a poco, estaba dejando de doler y estaba facilitado su movilidad; dentro de poco, ella podría ir al médico y comenzar con la terapia de la cual él había hablado, poco a poco ella estaba sintiendo que recuperaba su libertad.

Los ojos de la chica se posaron por un momento en su celular, el cual tenía un mensaje de Maya que le explicaba rápidamente lo que había sucedido, claro, como respuesta al mensaje que Emily le envió poco antes.




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