Esposa sustituta

• En peligro •

A la noche siguiente, Emily recibió una extraña llamada de Camila, por tanto, se encontraría con ella para hablar. 

Ese encuentro no llegó a darse porque antes de que llegara al lugar en el que se  encontrarían, comenzó a sentir que, una vez más, la estaban siguiendo.

Emily no había detenido sus pasos, de hecho, estaba a punto de cruzar una de las concurridas calles, observaba con detenimiento de un lado a otro, encontrándose así con el mismo hombre del bosque.

Su rostro estaba completamente blanco, sentía que este sería su último día.

El semáforo se cambió de color justo cuando ella estaba pasando, un vehículo se apresuraba a su dirección; afortunadamente alcanzó a frenar poco antes de que impactara con ella.

Mientras todo esto ocurría, un hombre bastante alto se apresuró a quitar a la joven del camino, la tomó por los hombros y dio una media vuelta; de esa forma ambos permanecieron a salvo.

—Gracias — balbuceó Emily sintiendo que sus piernas habían comenzado a fallar.

—¿Te encuentras bien? — cuestionó con un tono de voz bastante ronca.

Su respiración se notaba un poco agitada, como sí, hubiera corrido detrás de la joven desde hace bastante tiempo.

—¿Jeremy? — cuestionó Emily con una pequeña mueca de confusión y de alivio.

Una diminuta sonrisa se posó en el rostro de Jeremy, el cual, se sentía calmado de haber llegado a tiempo.

¿Cómo podría seguir viviendo si no podía cuidar a la mujer que amaba?

Sus corazones estaban latiendo con fuerza, el de Jeremy por estar cerca de Emily, y el de ella, porque alcanzó a ver cómo su vida pasaba por delante de sus ojos.

—¿Estás bien? — preguntó por segunda vez, y lo haría las veces necesarias para asegurarse de que lo estaba.

—Sí, gracias a usted — ella estaba intentando controlar su respiración.

—¿Por qué corrías de esa manera? Parecía como si estuvieras escapando de algo — susurró Jeremy pensativo.

Él, a pesar de estar corriendo detrás de ella, no había notado la presencia de ese extraño sujeto.

—Un hombre, me estaba siguiendo. No es la primera vez que lo hace — contestó observando para todas las direcciones en busca del mencionado, el cual, parecía haberse esfumado como la neblina. —Y ya no está — balbuceó —lo he visto en todos lados, los chicos también lo vieron y, no hay manera de que sea una alucinación. No vaya a pensar que estoy loca — pidió jugando ansiosamente con sus manos.

—No lo hago, sé que está diciendo la verdad, ¿por qué razón mentiría? — confesó Jeremy haciendo sus mejores intentos para tranquilizarla. —Vamos al restaurante que está en frente, para que pueda beber un poco de agua, y no se vaya a desmayar en el camino —expuso tomando ligeramente la mano de su empleada.

La cual estaba completamente sudorosa y temblaba aún.

Erick y Tom estaban platicando en medio de su trabajo, para ser más exactos, Tom se dirigió a la oficina de su amigo para arrastrarlo fuera, de esa manera dejaría de trabajar al extremo y reducía los riesgos de morir prematuramente.

—Tom, Emily estaba llamando — anunció en el momento en que tomó su celular, —parecía ser bastante urgente — susurró —al final de cada frase se va una letra de más, parecía estar apurada — masculló una vez más, observando a su amigo.

—¡¿Emy está en peligro?! — cuestionó apurándose a revisar cada uno de los mensajes que habían llegado a su dispositivo.

Sus rostros palidecieron y el menor de los amigos se apuró a llamar a la chica.

—No responde — dijo en un hilo de voz.

—Llamaré a Maxwell, sin duda deberá estar con ella en ese momento. — expuso con una señal de esperanza, tomando aire lo sacó con lentitud, sus manos habían comenzado a humedecerse.

Él era el mayor de los amigos, por lo tanto, tenía que ser el más tranquilo y razonable, no podría dejarse llevar por las emociones de su menor, el cual, ya había comenzado a morderse las uñas de manera compulsiva.

—Maxwell ¿Has hablado con Emily? ¿Ella está bien? — preguntó lo más rápido que pudo, ni siquiera, se había detenido a saludar como acostumbraba.

«¿Emily? Ella salió con una de sus amigas y hasta ahora no ha regresado»

Expuso con tranquilidad mientras el chico de melena rizada se abalanzaba sobre su amigo para poder tomar el celular de entre sus manos.

—¡¿A qué te refieres con que no ha regresado?! — exclamó el menor completamente enfurecido —¿Por lo menos te has tomado el tiempo de revisar los mensajes? — indagó una vez más.

Erick tomó nuevamente el celular para sí, impidiendo que el joven siguiera hablando.

—Maxwell, no sabemos dónde está Emily, estaba pidiendo ayuda, pero ahora no contesta su celular. Eres la única persona que puede darnos un indicio de dónde podrá encontrarse. ¿De verdad no has visto los mensajes? — preguntó intentando mantener la calma.




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