Los ojos de la pelinegra viajaban por toda la habitación, mientras revolvía los cojines y almohadones, además de algunos edredones que estaban sobre la silla.
Ella había perdido de vista su celular por un instante y había desaparecido.
¿Ahora de qué manera se enteraría de las noticias?
—¿Estás buscando algo? — preguntaba Maxwell que recién salía de la regadera.
Una pequeña sonrisa ladina se había formado en su rostro debido a que sabía qué era lo que la pelinegra estaba buscando y que, no estaba en la habitación.
Él sabía que era la primera estancia en la que ella lo buscaría, luego seguiría la sala, cocina, comedor y el último lugar sería el baño.
Esas eran las zonas que la pelinegra acostumbraba a habituar cuando estaba en casa, y, por supuesto, en ninguno de estos era el punto de ubicación de su celular, no a su alcance.
—Mi celular — respondió la chica hincándose de rodillas y buscando en la parte más baja de la cama, incluso levantó el colchón. —¿Podrías llamarme por favor? De esa manera me guiaré por el sonido — pidió la chica buscando con su mirada el rostro del rubio, el cual asintió.
—Está en el bolsillo de mi saco — señaló en dirección a este que se mantenía colgado en el perchero de la habitación.
—¡Gracias! — exclamó la pelinegra, sintiendo que estaba cerca a encontrar su dispositivo; pero, no había señal de él. —Está apagado — llevó una de sus manos a la frente.
—Puede que se haya quedado sin batería — dijo Maxwell acercándose a la chica.
—¡Estoy segura de que la cargué! — exclamó casi de un grito.
—Pero no me grites — balbuceó el rubio frunciendo el ceño.
Una disculpa salió de los labios de la pelinegra, mientras era seguida por un suspiro. Ella no era de perder su celular, podría perder cualquier cosa menos su teléfono en una situación de estas. No tenía idea de en dónde podría estar.
—¿Has buscado en la cocina o la sala?, vi que lo tenías allá — cuestionó el rubio dando una leve idea de en dónde no podría estar.
La chica sacudió su cabeza de un lado para otro, una sonrisa se posó en sus labios mientras se encaminaba a la puerta.
El celular del chico de melena de oro había comenzado a sonar, por lo que la curiosidad de la chica llegaba a su límite.
¿Sería la persona que había tomado su celular?
—Es Elisa — dijo el hombre, sin ánimos de responder.
—¿Vas a contestarle? Bueno, es de mala educación, no atender a una llamada — masculló con un sutil tono de picardía. —Ven, responde… tengo una idea — dijo con seguridad mientras señalaba en dirección al celular de su esposo falso.
Él, por su parte, no estaba seguro de que fuera una gran idea, la verdad era que, sentía un pequeño desagrado creciendo en medio de sí.
Entre más pensaba en Elisa, más se convencía de que ella no lo había querido de la manera en la que él la había amado a ella.
Pero, todo era para un gran beneficio, al parecer, en esos días que se llevaba de matrimonio falso, se había sentido mucho más vivo que los días que pasaba con Elisa.
¿Irónico? Él lentamente se estaba enamorando de la mujer que llevaba el mismo rostro de su ex, pero, no solo se sentía atraído por el rostro, sino, por la manera en la que la chica trataba a los demás y el deseo que ella tenía de vivir.
Otra parte de él le hacía reflexionar acerca de que se estaba enamorando de la versión femenina de Tom, lo cual, le causaba un poco más de escalofríos.
¿En qué estaba pensando ahora? Bueno, no tenía idea.
Solo se encontraba viendo a la pantalla de su celular mientras la llamada se mostraba en curso.
«¿Maxi? ¿Maxi?»
Preguntaba la rubia al otro lado de la línea, la cual no escuchaba nada por parte de su exnovio.
«¿Estás ahí? ¡¿Por qué no contestas?!»
Exclamaba en un tono un poco irritado.
Al mismo tiempo, parecía como si ella se estuviera ocultando de alguien, ella estaba hablando en un tono algo susurrado; cosa que le indicaba a Emily, que se encontraba escuchando la conversación en silencio.
—Perdóname, pero no tengo tiempo para hablar — dijo el hombre de manera cortante.
Él de veras no tenía ánimos para entablar una conversación con su ex, ¿en qué cabeza cabía la idea de que él continuaría corriendo detrás de la rubia, luego de que ella demostrara que no lo quería?
—Si me disculpas, tengo algo importante qué hacer.
«¡Espera! No quiero hacerte perder más tiempo»
Expuso la chica con rapidez.
Era hora de que ella sacara a relucir uno de sus nuevos planes para molestar a la pareja. Bueno, exactamente era un plan que tenía múltiples ventajas para la rubia.
«¿Emily está ahí?»
Preguntó.
Los ojos de Maxwell se posaron sobre la chica, esperando a que ella le indicara qué era lo que debería decir. Los ojos de Emily se iluminaron debido a que había recibido una gran idea.