—¿Te gusta? — preguntó Emily pasando por alto las últimas palabras que salían de la boca del mayor.
—Te hice una pregunta y no me has respondido, ¿Cómo sabe Berremy tu talla de ropa? —Una de las cejas de Maxwell se elevó más que la otra.
—En una ocasión… —masculló la joven observando a una dirección diferente.
—Un momento, ¿El vestido era de ese color?— cuestionó señalando al mencionado. —Podría jurar que era de un tono diferente.
—Lo era — dijo con una sonrisa —pero no era propio ir a una boda con un vestido de un color tan similar al blanco, es de muy mal gusto, así que… le hice una pequeña modificación — masculló desviando su mirada. —Solo espero que Jeremy no vaya a molestarse por eso.
—No lo hará, no tiene derecho de molestarse por eso. y si llega a hacerlo ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Que no te obsequie un vestido nunca más? Te aseguro que eso sería lo mejor que podría pasar. A partir de ahora seré el encargado de darte los más hermosos vestidos — expuso con serenidad, él no deseaba quedarse atrás, además de eso, había visto un vestido que sin duda alguna iba a lucir sensacional en su pareja.
Por otro lado, un gran descanso invadió el interior del rubio, el cual estaba feliz de por fin haber notado una gran diferencia en su sueño con aquella realidad.
Él podía encontrarse un poco más tranquilo y bien que no había nada de qué preocuparse, porque confiaba en la seriedad y profesionalismo de Emily, temía que de alguna manera su sueño se hiciera realidad. Y no deseaba quedar como el esposo celoso a los ojos de todos los presentes.
—Ahora sí ¿Cómo sabe ese hombre tu talle de ropa? —cuestionó.
—Fui modelo de trajes de baño por un día, ¿contento? —confesó de manera rápida arrastrando al hombre a la puerta.
—¡¿Modelo de qué?! —exclamó desconcertado por ello.
—Olvídalo.
—Por cierto, prométeme que mantendrás una distancia prudente de ese idiota de Berremy — pidió tomando las manos de su pareja, la cual, sin dudarlo ni un instante asintió. Quizá de esa manera podían salir de una vez por todas.
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Maya
Maya se había preparado para hacer acto de presencia en la boda de su exesposo, no era para nada extraño. Bueno, eso era lo que ella repetía una y otra vez para convencerse de que no lo era.
En cuanto al precioso Ezra, ella lo había vestido con un hermoso y elegante traje, el cual era bastante cómodo y suave para un pequeño niño.
—Solo iremos un momento, no creas que vamos a estar allá toda la noche, solo en la ceremonia — decía mientras el niño sonreía con sus ojitos cerrados, él tenía sueño, por su puesto, él se dedicaría a dormir durante la ceremonia de su exesposo.
Ir sola al lugar en el que se suponía había unido su vida junto a su exesposo y que este justo se casará en aquel sitio, era completamente extraño y desconcertante para Maya.
No porque ella tuviera aún algún tipo de sentimiento para Pierre; por el contrario, era porque su estómago se revolvía cada que pensaba en él y en todo el tiempo que había desperdiciado.
—De todo esto, lo único bueno que quedó fue que naciste tú, mi pequeño principito.
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Max y Emy
Los invitados habían llegado al recinto, todo estaba finamente decorado, los colores que predominaban eran el plateado y el oro rosa, eran los favoritos de Elisa, y como era de esperarse, Pierre dejó que ella hiciera todo lo que quisiera.
Para él, lo importante era casarse con la mujer que amaba, aunque ¿Él llegaría a dejar atrás sus deseos de ser infiel y acostarse con cuanta mujer se le atravesara?
Quizá el amor que él insistía en tener por Elisa, era una gran mentira.
¿Qué sucedería si el destino de Elisa fuera similar al de Maya?
La rubia se rehusaba a reflexionar en eso, porque ella no era igual a la mujer de melena cobriza.
—¿De verdad que hasta ahora no has llegado a conocer a la prima de Jeremy? — indagó Emily con bastante curiosidad.
Ella tenía conocimiento de quién era la novia de esa noche, aun así, tenía curiosidad acerca de qué clase de candidatas él había llegado a suponer. Pero a diferencia de lo que ella creía, no conocía a ninguna de las primas de Jeremy. De hecho, Elisa no tenía ninguna clase de relación con su jefe.
Eso le pareció completamente extraño a Emily, pero, al final de cuentas, las razones eran mucho más sencillas que aquellas que la pelinegra había llegado a suponer.
El novio fue el primero en hacer su aparición y para ese momento el cuerpo de Emily se tensó —¿No es ese el exesposo de Maya? — cuestionó casi poniéndose de pie, si no hubiese sido por el fuerte agarre que Max ejerció sobre ella, una parte de él le decía que algo así iba a suceder.
—Respira, no hagas un escándalo — pidió el joven en un susurro. Pero él tampoco se esperaba lo que estaba a punto de suceder.