El resto de los presentes estaba observando con detenimiento la escena que se desarrollaba en frente de ellos. Era una reacción que se esperaba; bueno, eso, a excepción de que Maxwell tuviera una barra metálica en la mano, a pesar de eso, la mayoría de las personas estaban convencidas de que no pasaría nada a mayores.
—¿Sabían que un individuo en casos como estos es, en gran medida, más peligroso si no tuviera ningún objeto en sus manos; me refiero a que, si lo sujeta, va a tener que cuidarse de no ir a lastimar a la víctima, será altamente precavido? Por el contrario, si no tiene nada, el cuidado va a ser mucho menor— expuso Emma con toda la serenidad del mundo.
El ceño de los presentes se frunció debido a las palabras de la más joven, poco después, intentando desviar el tema de conversación, agradecieron que los tres regresaban en son de paz, bueno, a Tom le quedaría un pequeño moretón en el brazo derecho, mas nada pasaría a mayores.
—¿Por qué se les ocurrió celebrar mi cumpleaños en este lugar? — cuestionó el rubio mientras observaba alrededor, este era el último sitio en el que se le habría ocurrido a una persona normal el celebrar el aniversario de nacimiento de alguien.
—¿No lo recuerdas? Dijiste que siempre olvidabas tu cumpleaños y que nunca lo había celebrado bien — susurró la chica de melena oscura, acercando su rostro al hombro del mayor.
—¿Lo dije? — indagó el joven una vez más, llevando su mirada al techo de la edificación e intentando recordar sus palabras. El resto de personas imitó su acción en un movimiento coordinado.
❀.°• — — •°.❀ FLASHBACK ❀.°• — — •°.❀
En aquel entonces los jóvenes aún se encontraban visitando a la madre de Emily, el día había sido bastante largo para Maxwell, el cual había tenido que soportar a los primos de su esposa; ellos eran las personas más molestas del mundo entero.
«Y yo que llegué a creer que Tom lo era».
Reflexionó el rubio mientras lanzaba un suspiro.
Además de los primos de Emily, también se encontraban sus antiguos compañeros de clase, aquellos que habían sido los cómplices de la pelinegra para poder molestar un poco a su esposo.
—Recuerdo que Emy en una ocasión tuvo que actuar como mi esposa en una de las obras de clase. Terminamos siendo novios — afirmó el mayor de ellos, el cual, era contemporáneo a Maxwell.
El joven había tenido que salirse del colegio por un tiempo y esto ocasionó que se retrasara en sus clases.
La mirada de Maxwell se había posado rápidamente su esposa, de la cual esperaba que aclarara el asunto. A diferencia de lo que él esperaba, la pelinegra asintió sin decir nada más, eso hasta que su madre intervino en la conversación.
—¿Qué puedo decir? Siempre me han gustado los mayores.
—Kim siempre ha sido un gran chico. Me dio bastante pena cuando terminaron — expuso Miriam lanzando un pequeño y falso suspiro.
Emily se limitó a tragar grueso, sentía que, ellos estaban llevando su plan demasiado lejos y su madre no estaba ayudando para nada que no fuera agrandar ese incidente.
—¿Tienes algo que decir en tu defensa? — expuso Maxwell elevando una de sus cejas.
—¿Yo?, para nada — afirmó la joven llevando un sorbo de café a su boca. —¡Está caliente! — se quejó alejando la taza pronto de sus labios y hacía una mueca de dolor.
—Eso es para que aprendas a respetar a tu esposo — masculló el rubio intentando mostrar desinterés.
—Está bien, debo confesar delante de todos que fue el mejor noviazgo que he tenido — aseguró la joven observando con fiereza a su esposo, el cual lo estaba haciendo de la misma manera. —Por otro lado, ¿debo recordar a Elisa en esta ecuación? — sentenció ella apretando sus labios con fuerza, no le agradaba tener que meterla en la conversación, si a final de cuentas ella sabía a qué se enfrentaba, aun así Maxwell no le dejaba opción.
—No, no la metas — afirmó dejando a un lado su posición de defensa.
—Cambiemos un poco de tema ¿Cuándo conoceré a mis consuegros? — preguntó Miriam a lo que el cuerpo de los menores se tensó.
Lo único que eso podría significar, era «desastre» ellos debían evitar a toda costa que Miriam y la abuela de Maxwell se conocieran, o por lo menos, no sintieran que tenían cosas en común y cada una seguirá por su lado.
Si ellas llegaban a volverse cercanas, sería el fin de la tranquilidad para esa pareja.
Maxwell y Emily intercambiaron miradas nerviosas, no podían decir que no, pero tampoco podrían seguirle la corriente a Miriam. Al parecer la señora notó cómo el semblante de ambos jóvenes cambiaron de expresión por una milésima de segundo, ella conocía perfectamente qué estaba pensando su hija.
—Mi relación con mis padres es extraña, ellos no me educaron, viajaron demasiado y trabajaban en extremo — expuso Maxwell intentando desviar su tema de conversación.
—Entiendo — susurró la señora inclinando su cabeza. —Podría encontrarme con ellos cuando cumplas años — afirmó ella con una radiante sonrisa.
—No celebro mi cumpleaños — dijo el joven de manera veloz. —De hecho, suelo olvidarlo con frecuencia… No recuerdo cuándo fue la última vez que lo celebré y no es algo que me llame la atención.