Esposa sustituta

• ¿Está embarazada? •

Emily

—¡Aquí están sus cafés! — exclamó Emily haciendo una pequeña pasarela cargando esas bebidas. —Nadie podrá quitarme los hábitos — afirmó ella en un susurro.

Ella disfrutaba llevar el café para sus compañeros, por la simple razón de poder salir a estirar las piernas. 

Ella pensaba que no había dormido del todo bien, debido a que se encontraba bastante cansada, si consideraba el hecho de que habían llegado tarde a casa, era normal que sus ojos se cerraran al estar enfrente del ordenador. 

—¿Estás bien? — indagó una de sus compañeras de trabajo.

Ella había notado lo callada que estaba Emily, y, al conocerla, que ella no hable solo puede significar dos cosas: Está enojada o está pensativa, cualquiera de las dos cosas eran indicadores de peligro potencial.

Emily, desde que regresó al trabajo hace un mes, no podía dejar de hablar. Era como si fuera una alcancía llena de monedas de las que, la única manera de poder meter más, sería sacando todo lo que había en su interior. 

—Sí, lo estoy, solo siento mi estómago un poco revuelto… Esta mañana comí demasiado rápido — expuso con un gesto de desconsuelo.

Ella amaba demasiado disfrutar de una buena porción de comida, pero debido a haber comido como una glotona en la mañana, ya no podía siquiera oler los manjares que ella disfrutaba. 

—Creo que esa será la única manera en la que vas a poder aprender ¿No es así? — indagó su amiga ladeando la cabeza. 

Emily era conocida por su apetito insaciable, no importaba si había terminado de comer algo, si había algo más delicioso parecía que su estómago se vaciaba a voluntad.

—Te traeré algo de medicina, así aliviarás el malestar — de un momento a otro, los ojos de la pelinegra se abrieron con amplitud, tanto que parecía que en cualquier momento estos saldrían de sus cuencas. 

—¡No! — exclamó, ella prefería soportar la molestia que tener que ingerir alguna clase de medicamento en la forma que viniese. —Supongo que solo debería esperar a que el malestar desaparezca — afirmó la joven con plena convicción, al final de cuentas, ella no deseaba probar ni una gota de medicina. 

Un pequeño suspiro se escapó de los labios de su compañera, así que se limitó a asentir y continuar con su trabajo. La mirada de Emily sonrió un poco y ella siguió con sus deberes, a pesar de la molestia que la indigestión le producía. 

Esto le hacía pensar en cómo podría estar en el momento de la cena, era la primera vez en la historia de Emily que ella sentía que no podía comer nada más. Su estómago se revolvía con tan solo reflexionar en comida.

«Creo que no debería haber mezclado café con limón».

Susurró en medio de un lamento. 

La mirada de Jeremy estaba fija sobre su trabajadora, a pesar de que Emily no se apercibiera de la presencia de su jefe. Ella estaba centrada entre lidiar con las traducciones y su malestar.

Eso no pasó desapercibido frente a los ojos del hombre, el cual regresó con rapidez a la oficina, encontrándose con Charlotte. 

—¿Qué sucede? Tienes la cara del hombre que se encontró momificado por el hielo— expuso la joven centrando la atención con su jefe.

Al final de cuentas, el bienestar de su jefe significaba su bienestar en la oficina. 

Luego de haber conocido a Jeremy enfurecido, ella desearía no volver a verlo, por el bien de la humanidad. Además de eso, ella tenía que seguir viviendo. Todo por el bien de su pequeño hijo. 

—Creo que Emily está actuando extraño, ha sido algo progresivo desde la semana anterior; sin embargo, esta es más notorio — dijo en un murmullo. Hace un par de días, el hombre estaba aterrado con una de las pesadillas más espantosas que él jamás podría haber llegado a imaginar: Emily estaba embarazada de Maxwell. —Siento que, tiene síntomas de embarazo — expuso de repente mientras se dejaba caer sobre su escritorio de manera dramática. 

Una de las cejas de Charlotte se elevaron y su entrecejo se frunció al mismo tiempo, una de sus manos terminó en su cadera. Hasta ese momento de la investigación que estaba realizando, no había ninguna señal de que estuvieran realmente juntos. Todo apuntaba a una extraña relación por contrato, solo que no habían logrado dar con el mencionado. 

—Me encargaré de averiguarlo — afirmó Charlotte lanzando un suspiro y se alejó de la oficina.

Sus pasos la llevaron a detenerse un par de metros de distancia de la joven, dedicándose a observarla por los siguientes minutos. Sus ojos, de manera rápida, fueron llevados a su compañera., la cual estaba caminando en dirección a una de las otras oficinas. 

• • •

—¿Me estás diciendo que no? — cuestionó la compañera de Emily, mientras la joven llevaba con firmeza su cabeza de un lado a otro. —¿Qué tan segura estás de que no estás en… ya sabes, embarazo? 

—¿Cómo voy a estarlo si soy como el aceite de oliva? — indagó la pelinegra frunciendo su ceño. La actuación de su compañera era demasiado extraña. Ella solamente había hecho una mezcla que le cayó mal y una que jamás en su vida, volvería a intentar. 




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