Un par de minutos habían pasado y cada uno había regresado a sus labores, los ojos de Charlotte estaban fijos en su jefe, el cual, no había despegado su mirada de la pantalla de la computadora.
Ella lo conocía, podía estar aparentando trabajar, pero no lo estaba haciendo en lo más mínimo.
Ella había analizado cada uno de los movimientos de su jefe, con la intención de apercibirse frente a alguna reacción extraña. Jeremy era una persona demasiado impaciente e impulsiva, cosa que les había costado demasiados contratos, y Erick, por su parte, no desperdició ninguna oportunidad.
—Charlotte — la llamó el hombre mientras entrelazaba sus dedos sobre el escritorio, la mencionada elevó su mirada para encontrarse con la del hombre de ojos claros. —Creo que ya sé que nos podría ayudar ¿Has escuchado sobre los Graham? — indagó el joven con una mirada llena de satisfacción.
Jeremy estaba centrado en dos cosas, y no debía desprender su atención de ninguna: Emily y su agencia. Le había costado tanto poder ejercer su puesto en el lugar, que sería una gran pérdida de tiempo, recursos, y habilidades, el dejar aquel puesto atrás por una mujer. Pero no era cualquier clase de mujer, era Emily. La joven que tanto le había llamado la atención, la persona que le estaba llamando a ser mejor persona.
—Vamos a traer a los Graham a nuestra agencia, he escuchado que ellos son demasiado exigentes en cuanto a la selección de una agencia.
—Pero nosotros tenemos más oportunidades, y a la persona que ya los contrató una vez — afirmó el joven con una radiante sonrisa, él estaba hablando del esposo de su «prima». Si Pierre había hecho que ellos firmaran el contrato una vez, ¿Por qué no lo harían una segunda? Al final de cuentas, el hombre cerró la agencia por voluntad propia y no la bancarrota como el resto de los medios y competencia imaginaban.
—No sé de qué está hablando, pero puedo programar una reunión con ellos — expuso la joven asistente poniéndose de pie.
—Espera — la detuvo. —Para ti tengo un trabajo mucho más importante — expuso el hombre con firmeza.
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—¡¿Por qué siempre me termina arrastrando a esta clase de situaciones?! — se quejó Charlotte saliendo de la oficina, sus pasos eran bastante pesados y estaba haciendo una casi rabieta.
Su jefe le había pedido acercarse a su empleada y de esa manera, hacer que Emily se enamorara de la propuesta que tiempo atrás le había hecho, ella había soñado demasiado tiempo con ir a un voluntariado, y esta era la oportunidad para ella, además de que a los ojos de Jeremy era la mejor manera de alejarse de Maxwell, cosa que, era necesario para el hombre de ojos claros.
Emily podría conocer los Alpes y trabajar de voluntaria cerca de ahí, era la única manera para que ella se alejara del hombre, a pesar de su contrato, y , a pesar de que Jeremy no conociera el contenido del contrato, estaba seguro de que había uno y llegaría hasta el fin del mundo para encontrarlo.
Charlotte, por su parte, no soportaba estar tanto tiempo cerca de Emily, ambas se trataban con demasiado respeto, pero aun así, intentaban no cruzar sus caminos, lo irónico fue, cuando terminaron trabajando en la misma agencia.
—Escuché de uno de los traductores, que usted no se ha sentido bien — indagó Charlotte intentando mostrar un poco de interés, cosa que le resultó demasiado extraña a la pelinegra, la cual, se limitó a asentir. —No crea que me estoy preocupando por usted, solo son órdenes — afirmó la joven de cabellera corta.
—Lo sé, esa es la única manera en la que te acercas, eso y cuando necesitas realmente algo de mí — expuso la menor sin darle la suficiente importancia.
Su relación era completamente extraña, lo era tanto que, al final de cuentas, parecía ser que se preocupaban por la otra.
—Hay algo más — añadió la joven de ojos azules. —El CEO me pidió que le hiciera llegar esto personalmente. Es una modificación a la propuesta que se realizó tiempo atrás a un grupo seleccionado y traductores. Esto tiene el fin de estrechar nuestros lazos en el exterior, así que… por favor, piénselo con detenimiento.
—Lo haré — extendió su mano para recibir la documentación que Charlotte le ofrecía, ella no estaba del todo segura si lo mejor era aceptar o no.
Se trata de una de las oportunidades más grandes que jamás se le presentarían, pero había un contrato de por medio que la detenía, más aún, el hecho de que estaba casada y estaba comenzando a amar a su esposo.
Bueno, estaban locamente enamorados, pero ella aún se rehusaba a aceptarlo por completo.
La idea de permanecer cerca de un año lejos de su marido no le llamaba para nada la atención, además de los planes que había hecho con su amigo de visitar juntos los Alpes, ella no se sentía cómoda haciéndolo, no ahora, no era el momento indicado.
Emily recibió la documentación, solo por compromiso.
Ella no deseaba verse prepotente y mucho menos, desmeritar el trabajo que se había hecho; Emily no sabía por qué razón no se le daba la oportunidad a otra persona que realmente quisiera hacerlo. Ese era su sueño cuando era una adolescente y lo era hasta hace un poco, pero sentía que ya estaba cambiando y sus metas eran otras.