Esposa sustituta

• Está bromeando •

El ambiente se tornó un poco pesado, las miradas de cada uno de los chicos se mantenían sobre el médico. Ellos esperaban una aclaración respecto a las palabras que habían salido de su boca; una vez más, los ojos de todos fueron llevados, esta vez a la pelinegra. 

Una gran carcajada salió de la boca de la pelinegra. 

—¡Está bromeando! ¡Muy gracioso! — exclamó dando un par de palmadas. 

Aquella risa se contagió al médico, después a sus amigos. La risa del hombre resonaba de una manera muy estruendosa. —Lo está — afirmó el hombre dejando aquella risa de golpe. —No tengo por qué bromear con alguna cosa de esas — expuso una vez más. 

Los ojos de Emily se abrieron de par en par, mientras parpadeaba un par de veces.

 «Imposible» se dijo a sí misma.

Manteniendo aún la calma, agradeció y salió del lugar dejando atrás a sus amigos, los cuales se apresuraron para seguirle el ritmo.

Ella no decía ni una sola palabra, parecía un fantasma en medio de una habitación abandonada, sus compañeros se dedicaron a guardar silencio de igual forma. 

Quizá, la más confundida, además de Emily, era Maya, la cual creía que era completamente normal que una mujer estando casada quedara en embarazo ¿Cuál era la razón por la que todos reaccionaron de esa forma? ¿O acaso Maxwell se había realizado la vasectomía? En ese caso, un embarazo sería demasiado extraño. 

—¿A dónde vamos? — indagó Emma abrochando su cinturón. Ella podía comprender en gran medida la confusión de su amiga, al final de cuentas, ella había sido muy clara los días anteriores al señalar que no estaba en embarazo; además, su relación con Maxwell no estaba para nada formalizada; bueno, más allá que un par de documentos firmados. 

—¿A dónde crees? Voy a otro hospital, no considero que esté en embarazo. No recuerdo haber hecho nada con Maxwell, además… ¡Ah! — un grito bastante agudo había salido de los labios de la pelinegra, tanto que la menor no tuvo más opción que cubrir sus oídos con fuerza, con el fin de que esta no terminara reventando sus tímpanos. 

—Es muy poco probable que sea una confusión — expuso la más joven lanzando un suspiro. La mirada de Emily se posó sobre la mencionada, a lo que, aclarando su garganta, se dedicó a aclarar sus palabras. —Me refiero a que… has estado con malestares propios de un embarazo.

—Solo es una indigestión — afirmó la pelinegra chasqueando su lengua. 

Max y Tom

—¿Cómo te sientes? — cuestionó Tom lanzando un suspiro. 

En todo lo que llevaban de vuelo, Maxwell se había mantenido completamente silencioso. Cosa que era bastante común en él, salvo cuando se trataba de una reunión de negocios fuera del país.

Maxwell repasaba con detenimiento cada aspecto de la propuesta, él realmente detestaba los errores y mucho menos en situaciones tan importantes para la empresa. 

En vez de estar cumpliendo con sus responsabilidades, la mirada de Maxwell estaba centrada en su dispositivo móvil, en el cual se podía apreciar el chat de Emily abierto. 

—¿Es extraño sentir que cuando llegue, pude ser que todas mis cosas están tiradas en la calle y muchos vehículos pasan sobre ellas, mientras mi amada esposa está riendo viendo mi confusión y desgracia? — todo lo había soltado en una sola línea.

La preocupación estaba puesta en sus ojos; pero una parte de él le decía que era lo mejor que podría haber hecho, no era nada normal que Emily se mostrara tan enferma y mucho menos cuando ella perfectamente podría comer rocas sin que le pasara nada. 

—Es extraño que pienses algo así, porque al frente de su pequeña casa no hay ninguna carretera de servicio público. Por lo que tendría que haber sido ella misma la que aplasta sus cosas — afirmó de manera pensativa y luego aclaró la garganta. —¡Ella no sería capaz de hacer algo así! Nada más podría intentar poner laxante en tu comida, o alfileres en tu lado de la cama. Pero mi Emy no sería capaz de estirar tus cosas fuera de casa. 

—¿Y así planeas tranquilizarme? — masculló el hombre lanzando un pesado suspiro. 

—Apenas aterricemos, vamos a llamarla y vemos qué tan molesta está. En caso de que esté realmente furiosa cómo imaginas, nos quedamos una semana más y de esa forma le damos tiempo para que se tranquilice. 

Tom estaba intentando hacer que su amigo jefe mantuviera la calma, sí que le habían hecho una muy mala jugada a la pelinegra y estos se habían ido del país sin que ella pudiera tomar revancha; sabía que no solo le estaban dando tiempo para que se tranquilizara; sino también, para que planeara su venganza. 

—Deberíamos regresar al trabajo, de esa manera mi mente se mantendrá un poco ocupada respecto a esta revoltosa — lanzó un suspiro guardando su celular en el bolsillo de su saco. 

—¡Entendido, amigo jefe! La señorita Alice será la encargada de llevar a cabo la reunión en nombre de G-un — un vistazo rápido de Tom pasó por su jefe, el cual asintió con serenidad. Solo que, un trago demasiado grueso descendió por la garganta del chico de melena rizada. A pesar de ser una mujer bastante profesional, era la hermana menor de Alice, Giulia, la que acostumbraba a dar problemas cada que ellos hacían una visita en el suelo italiano. 




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