Esposa sustituta

• Jamás he llegado a ver a nadie más •

—¿Me vas a decir que no eres tú y que todo es una confusión? — preguntó Maya aun luchando en contra de sí misma para no responder de una manera inadecuada, bueno, por lo menos lograr escuchar un intento de explicación por parte del esposo de su amiga. 

Maya estaba dispuesta a escuchar, pero no soportaría que alguien tratara con tanta injusticia a una chica tan linda como Emily, y se refería con la linda, de alguna característica física, sino que ella se había preocupado en cada instante por los demás. 

«La verdad no sé qué decir, y si, todo esto es una extraña confusión»

Masculló el hombre lanzando un pesado suspiro.

«Jamás en mi vida he llegado a ver a nadie más que no sea mi pareja, puedo jurarlo. Quizá es demasiado largo para intentar solucionar esto. Regresaré ya mismo»

Hizo una pausa para ver en otra dirección 

«¡Tom!»

Gritó de tal manera que Tom, quien estaba durmiendo, terminó cayendo de su cama. 

La joven, que se encontraba al otro lado de la línea, estaba observando todo en silencio, estaba analizando cada una de las palabras de Maxwell y la manera en la que se expresaba, cada mensaje que su cuerpo enviaba.

Era más, ella debía estar segura de no estar atacando a una persona inocente. 

Cada expresión de Maxwell, le hacía entender a Maya de que se trataba de una persona inocente, pero era algo que, quizá, Emily y Maxwell debían solucionar como pareja, aun así, ella no iba a dejar atrás a su amiga. 

«Maya, por favor, cuando Emily regrese, por favor dile que debemos hablar y que todo eso no pasó en realidad. Saldré ya mismo para allá».

Acto seguido la llamada había terminado. 

Un suspiro demasiado pesado salió de entre los labios de la joven, la cual no sabía qué era que debía hacer. Si Maxwell de verdad había engañado a su esposa, su lenguaje no verbal era demasiado bueno al decir lo contrario. Maya debía esperar, se estaba convenciendo de que era lo mejor, por ahora lo principal era encontrar a Emily antes de que volviera a tener esos pequeños mareos que le había comenzado a dar. 

Emily

Emily se había encaminado al parque, ese era uno de los pocos lugares en los que podía pensar con mayor claridad y era lo que realmente necesitaba. En su mente no cabía la idea de que Maxwell la estuviera engañando, aquella percepción que tenía de su esposo se estaba deformando con el paso de los minutos, cada vez que esas imágenes llegaban a su cabeza. 

Luego de dar un par de vueltas en el sitio, ella se aproximó a una de las sillas en las que estaba. Su mente estaba dando vueltas en los mismos asuntos. Emily había llegado a la conclusión de que todo esto había comenzado de la manera incorrecta, una persona no podía casarse por simple conveniencia ni mucho menos reemplazando a un extraño. 

Emily había actuado de una manera incoherente desde primera instancia, accediendo a compartir dos años de su vida con un completo extraño.

Ella sabía que las cosas iban a salir mal, pero no que lo harían tan pronto. Lentamente, ella se estaba haciendo a la idea de que, si era verdad que Maxwell estaba con otras chicas, ¿Por qué creería que el hijo que ella llevaba en su vientre era de él? 

¿Por qué Emily llegó a pensar que en algún momento él había sentido algo por ella? Si solamente había visto en aquella mujer el rostro de mujer que una vez amó.

Quizá él estaba intentando vengarse de alguna manera con Elisa, y ella, al llevar su rostro, era la persona que debía cargar con las consecuencias. 

Su mente no la dejaba descansar, ella era bombardeada con cientos de ideas y parecía que su sufrimiento no tendría fin. Su corazón estaba latiendo con fuerza, sus manos estaban temblando y parecía que la fuerza la abandonaba. 

Ella había sido una completa estúpida al suponer que Maxwell la había llegado a querer. No había duda de que se trataba de un medio para vengarse de Elisa. 

Su vista se había nublado, sus labios habían palidecido. 

—¿Estás bien? — preguntó una de las personas que estaban caminando por el lugar, mientras observaba el rostro demacrado de la chica. —¿Emily? — cuestionó Jeremy al verla más de cerca. 

Ella parecía ser otra persona, estaba tan fuera de sí que había sido difícil, incluso para Jeremy, reconocerla a la distancia.

Cuando sus miradas se cruzaron, por un instante, el cuerpo de Emily dejó de responder. Si no hubiera sido por el rápido movimiento de Jeremy, ella hubiera caído al sueño. 

•          •          •

Un par de minutos habían pasado y ella se encontraba en uno de los hospitales cercanos. Emily estaba descansando mientras Jeremy se dedicaba a observarla. Sus labios, al igual que los de Emily, estaban blancos. La única diferencia era el motivo que estaba detrás de eso. 

—Está en embarazo — balbuceó para sí mismo. 

Él había tenido la sospecha de que se trataba de eso, pero no había tenido el valor absoluto para poder aceptarlo, era su mente la que estaba jugando en contra de sí mismo, era su cobardía la que le había impedido acercarse a aquella mujer desde el inicio, y, ahora ella estaba atada a otro hombre. 




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