Esposa sustituta

• La pesadilla se vuelve real •

—Eso es lo que he dicho, hermosa dama —una sonrisa apareció en los labios de ese hombre.

Una sonrisa que hizo que el estómago de la joven se revolviera. 

¿Qué debería hacer ella? Ese hombre tenía un arma en las manos, lo cual amenazaba la vida de ellos tres, más aún, la de su pequeño bebé del cual apenas se hacía a la idea de llevarlo en su vientre. 

«No importa que suceda conmigo, pero debo cuidar de ti, pequeño».

Estaba tragando todas las palabras que deseaba decirle a ese tipo, deseaba poder romper alguna cosa en su cabezota, pero no tenía opción. Estaban rodeados y Jeremy estaba herido. 

¿Existía alguna salida? 

—Ella no irá a ninguna parte —sentenció Jeremy con un gesto de dolor, tomaba su brazo con fuerza. 

Los ojos de Emily se posaron sobre él, por supuesto él deseaba cuidar a una de sus trabajadoras, además era consciente de que estaba esperando un bebé. 

No era una situación fácil de aceptar. Ella ni siquiera comprendía lo que sucedía, estaba fuera de sí, como si todo eso fuera una de las pesadillas que constantemente tenía. 

—Iré —dijo con seguridad. —Es eso o que todos terminemos lastimados —suspiró.

A pesar de que Jeremy intentaba detenerla, ella se había resuelto a hacer lo que podía para que los tres estuvieran bien. No podría poner en riesgo la vida de Jeremy si ese hombre iba por ella. 

Mucho menos la vida de su pequeño bebé. 

Ese pequeño bebé que llegó a su vida por sorpresa, y una bien grande. Pero que, entre más lo pensaba, más lo amaba. 

—¡Emily! —exclamó Jeremy a lo lejos, con un poco de dificultad. —Cuídense, regresaré por ustedes —dijo con una pequeña sonrisa, intentando tranquilizar el corazón de la joven madre.

De la misma manera, Emily le regresó una sonrisa que tenía la misma intención que la anterior: tranquilizar el ansioso corazón de su jefe. 

Ese corazón que de seguro terminaría culpándose por lo que sucedió. Pues, en parte, sí era su responsabilidad. 

El auto en el que se subió Emily arrancó a gran velocidad. Ella se mantenía en silencio, sus manos estaban reposando sobre su vientre cuidando al único acompañante que tenía. 

—Sé que has de estar asustada, es normal —afirmó Eduardo observándola gracias al retrovisor. —Desearía que las cosas no hubiesen llegado hasta este punto. 

A diferencia del tono de voz que estaba empleando con anterioridad a la presencia de Jeremy, este se había suavizado en extremo. Buscaba tranquilizar a Emily y que no terminara saltando fuera del vehículo en movimiento. 

—Me disculpo por parecer un loco, por haberla asustado de esa manera —añadió con una pequeña sonrisa. 

«No parece un loco, ¡Es un loco desquiciado! Si no tuviera a mi pequeño Maxwell Junior en el vientre de seguro le habría arrancado todos los pelos de esa cabeza».

—No te pasará nada, solo confía en mí. No soy malo —dijo con un suave tono de voz. 

«Por supuesto, y yo soy fea».

—¿Qué es lo que desea hacer conmigo? ¿Qué es lo que planea? —interrogó sintiendo un nudo en su garganta.

Emily pensaba que ese hombre tenía suerte de que Maxwell se encontrara en un lugar completamente diferente, y que, no hubiera chance de que se enterara de la desaparición de su esposa. O lo más probable sería que la vida de ese sujeto terminaría siendo un infierno. 

•          •          •

Una vez más, las puertas de la mansión se abrieron de par en par. Ellos que estaban esperando a que Tom llegara se sorprendieron al ver a Jeremy que avanzaba en su dirección como si se tratara de su propia casa. 

Maxwell estaba a punto de molerlo a golpes hasta que notó cómo Jeremy sujetaba su brazo, el cual tenía un poco de sangre. 

—¡¿Quién me ganó?! —cuestionó Maxwell un poco confundido. —¿Y Emily? ¡¿Dónde está mi esposa?! —exclamó una vez más tomando a Jeremy por el cuello de su camisa. 

—¿Él es Jeremy? El hombre del que les hablaba era un poco más bajo que él, es diferente —afirmó Emma a espaldas de Max. 

Eso fue suficiente para que el agarre que ejercía sobre Jeremy por fin se soltara. 

—Eduardo. 

—Tiene mucho que contar —sentenció Maxwell sintiendo cómo en su corazón crecía la preocupación de que algo malo le hubiera sucedido a Emily. 

¿Cómo podría él seguir viviendo si a ella le pasaba algo? 

—Es una larga historia, yo lo contraté para que estuviera cerca de Emily y la cuidara de ti —señaló a Maxwell con molestia —y de todos aquellos que buscaban sacar provecho de ella. Luego, al verla tan de cerca terminó enamorándose de ella. Terminé el contrato con él, me dijo que la amaba. Hubo un tiempo en que dejé de verlo, pero ahora… ¡Se la llevó! ¡Se los llevó! —exclamó molesto por segunda vez. 

—¿El hombre que contrataste para cuidarla, terminó secuestrándola? ¡¿Cómo pudiste permitir algo así?! ¡¿Cómo pudo enamorarse de mi esposa?! 

—Es que es irresistible —afirmó Jeremy. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.