La cabeza de Emily se levantó de repente mientras sus ojos eran llevados al rubio.
—¿Cuándo fue? — preguntó de repente, sin darle tiempo a Maxwell de que pensara en una respuesta o por lo menos supiera de qué estaba hablando, ella repitió su interrogante. —¡¿Cuándo?!
La pelinegra tenía un estimado de cuándo pudo haber sucedido aquello; sin embargo, todos esos recuerdos estaban bloqueados de su cabeza, ¿qué debía hacer si era como si hubiera recibido un golpe tan fuerte en el cráneo que borró por completo todo rastro de haber pasado una noche loca con Maxwell?
—¿De qué estamos hablando? —elevó una de sus cejas.
—El día en el que te aprovechaste de la inconsciencia de tu esposa.
—¡Emily! Cualquiera que lo llegue a escuchar podría malinterpretarlo.
—Esa es precisamente la idea, cariño.
—Todo sucedió justo después de la boda de Elisa y Pierre, ¿Recuerdas? Insistente tanto en dormir en otra habitación que te encerraste en ella… pero… ¿Tom?
Las palabras de Maxwell se detuvieron al ver a su querido amigo asistente caminando en dirección a la sala en la que ellos estaban.
—Se ven muy bien, par de tortolitos… Eso me recuerda que Erick no me ha pagado algo —se quejó por lo bajo —ya todo está listo, me agradecerán luego. ¡Chaito! —sacudió su mano con mucha energía y desapareció de la vista de sus amigos.
Estaban confundidos, como siempre habían olvidado que Tom estaba en casa, y él, como era costumbre, parecía un gato sigiloso con ganas de enterarse de algún chisme. Solo que en esta ocasión, él no estaba dispuesto a saber detalles de esa «noche loca» como le gustaba llamarla.
—Ese hombre está chiflado —susurró Emily con una pequeña sonrisa. —Ahora sí, ¿Qué fue lo que pasó?
❀.°• ─ ─ •°.❀ FLASHBACK ❀.°• ─ ─ •°.❀
—Hasta mañana — dijo Emily sacudiendo la mano de un lado a otro —mañana hay demasiadas cosas que hacer como para dormir hoy contigo, no crees que tengo alguien en contra de ti, sino que a tu lado duermo mucho más de lo que deberíamos — dijo ella con bastante seguridad.
—¡Oye! — expuso el rubio bastante ofendido —podríamos dejar el despertador en el otro lado de la habitación, pero no quiero dormir solo — expuso el hombre lanzando un suspiro; aun así, nada de eso hizo que ella diera su brazo a torcer.
Como regañado se fue a su habitación, Emily hizo lo mismo, cerca de una hora había pasado, ninguno de ellos había podido conciliar el sueño, quizá ver una película podría ser útil y contar con la compañía del otro. Cuando la pelinegra notó, la puerta de su habitación estaba sonando.
Emily deseaba dormir con todas sus fuerzas, sabía que sería un día agitado, pero simplemente su cuerpo no se quería quedar dormido ¡Era completamente molesto! Ella claramente no se encontraba en sus cinco sentidos, ni siquiera el alcohol lograba tener ese efecto en ella.
A regañadientes se dignó a abrir la puerta, sus pasos fueron arrastrados de ida a la puerta y de regreso.
—¿No puedes dormir tampoco? —preguntó riendo al ver cómo Maxwell traía su propia almohada mientras la abrazaba como un somnoliento niño pequeño.
Si lo hubiera sabido hubiera preparado su cámara para tomar tan icónica fotografía, sin duda alguna a Tom le gustaría tener algo así en su álbum familiar.
—Tengo sueño, pero no me puedo quedar dormido. Me hace falta mi otra mitad —afirmó dejándose caer sobre la cama de la pelinegra, la cual, lo observaba con sus brazos cruzados.
Unos pocos minutos luego de hablar estaban listos para dormir, Maxwell se aferraba a su esposa porque no quería que ella fuera a irse a la otra habitación; Lo había amenazado con anterioridad.
—Dulces sueños, Max —susurró dándole un pequeño y rápido beso de buenas noches al rubio.
—Dulces sueños, esposito —se despidió él de la misma manera, solo que su beso comenzó a prolongarse más de lo esperado.
Emily aclaró su garganta indicando que ya era hora de dormirse, pero aquellas indicaciones fueron pasadas por alto. Por más que su mente le decía que era hora de descansar, su cuerpo no pensaba lo mismo.
La respiración de la pareja se había vuelto más y más pesada, sus cuerpos estaban cada vez más juntos, pero aun así, esa cercanía no era suficiente para ambos, necesitaban más, más de su compañero, más de la persona con la que se habían casado y de la que había llegado a amar con locura.
Entre más tiempo transcurría, los besos del contrario lograban embriagar a su pareja, las prendas comenzaron a desaparecer como si estas estorbaran. Definitivamente, aquella pequeña batalla de besos ocasionó que ambos perdieran la guerra esa noche.
❀.°• ─ ─ •°.❀ FIN FLASHBACK ❀.°• ─ ─ •°.❀
Emily estaba completamente roja debido a la narración tan detallada de su esposo, no tuvo más que esconder su cara una vez más en el pecho de Maxwell, el cual disfrutaría cada momento para hacerla sentir avergonzada.