—Vedo che assomigli molto all'ex fidanzata di Maxwell, vero?... Elisa? Sapevi che esisteva? sembra un po' strano. (Veo que es muy parecido a la exnovia de Maxwell, es… ¿Elisa? ¿Sabía que ella existía? Esto se ve algo extraño) —dijo la chica sin conocer que debió haber mantenido la boca cerrada desde hace un par de segundos.
—Lo so, la conosco molto bene... recentemente ha sofferto di alopecia. (Lo sé, la conozco muy bien… recientemente sufrió de alopecia) —elevó sus hombros. —Comunque, era la ragazza di Maxwell. (Como sea, ella era la novia de Maxwell) —se acercó a Giuliana y susurró a su oído — Potrebbe essere stata la sua ragazza, ma io sono sua moglie. Conosci i tuoi limiti, perché a differenza di lei, non perdono. (Ella pudo ser su novia, pero yo soy su esposa. Conoce tus límites, porque a diferencia de ella, no perdono).
Un trago grueso bajó por la garganta de la chica de cabello platinado. Estaba dispuesta a ganarse el cariño de Maxwell, de eso estaba segura; solo que no contaba que la mujer que tenía frente no se dejaría vencer con facilidad, es más, tenía algunos trucos bajo la manga.
—Recuerda que a pesar de que tengamos el mismo rostro, decidió quedarse conmigo por cuestiones que no te corresponde comprender, no creo que sepas lo que una «buena personalidad» signifique.
Sus palabras salían en su idioma natal, idioma que a ellas les costaba comprender, pero que en la manera en la que Emily hablaba, les sonaba como si se tratara de una amenaza.
—Mi dispiace, continuiamo con la riunione (Lo siento, continuemos con la reunión) —dijo ella dándole la palabra a Tom, quien estaba un poco nervioso sobre el futuro de Giuliana, al final de cuentas había despertado a la fiera.
Emily era bastante tranquila a las buenas, pero si te metías con su familia o con las personas que consideraba especiales, podía convertirse en una gran y cruel comediante. Estaba claro que su manera de actuar no era nada convencional, por lo que hacía difícil que alguien lograra prever su siguiente movimiento.
La reunión llegó a su final, un trato exitoso le garantizaba a Tom que no volvería a pisar esa tierra hasta que pasaran dos o tres años. No importaba cuánto tiempo pasara, Italia era el país que más llegaría a odiar, gracias a sus padres.
—Vamos, Tomy. Necesito tomar un respiro, no quiero que mi bebé nazca como la bruja platinada —dijo con una sonrisa y arrastró a su amigo a un centro comercial.
Emily debía encontrar algunas cosas para «despejar su mente».
Si sus conclusiones eran correctas, la relación entre ese par de hermanas estaba un poco afectada por el comportamiento de Giuliana. Hasta dónde Emily había tenido la oportunidad de ver, era una relación de odio y amor entre ellas. La mayor estaba cansada del comportamiento tan infantil de la otra, por lo que, aceptaría darle una lección.
—¿No crees que vas a terminar siendo un poco cruel? —preguntó Tom lanzando un suspiro. Conocía el plan, y le parecía una locura.
—¡Vamos! Se presentó como si fuera la novia de MI HOMBRE, además lo drogó, lo metió a su cama… ¿Sabes qué debería hacer? —lo miró molesta —debería hacerle lo mismo, debería drogarla y meterla en la cama con muchos hombres —sentenció mientras se alejaba de su amigo. —¡Debería!
Tom sacudió su cabello perfectamente rizado de un lado a otro, no podía con la idea de tener que refrenar a Emily de cometer una locura.
—¡¿Recuerdas por qué no puedes entrar a España en tu vida?! —exclamó intentando hacerla entrar en razón.
—Esta vez no haré nada en contra de alguien importante —aseguró.
Estaba más que claro que a Tom no le pagaban lo suficiente para actuar como un niñero para Emily, ella era mayor, se suponía que tenía que ser diferente. ¡Pero no! ¡Ella estaba haciendo el trabajo más pesado!
—Deberías reconsiderar, si lo haces, vas a ser igual de mala que ella.
—Lo sé, por eso haré algo diferente, algo que no se espera. Y lo veré en primera fila.
Emily llevó su celular al campo de visión de su amigo y notó cómo tenía una llamada entrante de Alessia. La joven esposa solo debía forzar las cosas, un poquito para asegurarse de que la mayor de las hermanas terminara accediendo frente a la propuesta que Emily haría.
Era la primera vez que haría algo al extremo, pero por lo menos, no sería vedada de una nación entera por un pequeño accidente.
• • •
—¡Dos veces! —exclamó Tom —¡Van dos veces que ella me deja completamente abandonado a mi suerte! —se quejó lanzando su bolso y zapatos lejos de él.
Emily podía ser el ser más cruel de la humanidad si se lo proponía. Decidió dejar a Tom lejos de ella y de sus planes de venganza solo porque temía que se los dijera a Maxwell y su viaje se viera cancelado.
La puerta de su habitación comenzó a sonar según el ritmo que los amigos tenían como costumbre. Una sonrisa traviesa se posó en los labios de Tom.
—Se arrepintió de haberme dejado solo. Pero no la perdonaré tan fácil.
A pesar de los constantes golpes, él ignoró por un par de minutos hasta que estos se volvieron más y más insistentes. En el momento en que abrió la puerta, vio a su amigo de traje que lo veía con una completa severidad.