Esposa sustituta

• ¡Das miedo! •

Emily estaba en la sala del departamento de Alessia. Ellas habían intercambiado un par de palabras, de hecho se habían llevado bastante bien a pesar de que a los ojos de Emily, era como si estuviera hablando con otra versión de Maxwell. 

¿Esa era la razón por la que Alessia le agradaba? ¿Porque le recordaba a su esposo? 

Según las palabras de Alessia, su hermana acostumbraba a visitarla cada fin de semana. Una de las más grandes peleas que ellas tenían era que su hermana terminaba cada uno de los productos de belleza de la mayor, la cual no podía estar más enfurecida, y, por esa misma razón, terminó accediendo a la pequeña broma de Emily.

Alessia había buscado muchas maneras para alejar a su hermana de sus productos, pero su mente no daba para tanto, esta vez era diferente, se sentía agradecida de contar con una persona justo como Emily, La creatividad en venganzas y pequeñas bromas eran su especialidad.

Mientras la pelinegra le explicaba a Alessia cómo funcionaría su pequeño juego, ella asentía como si estuviera comprendiendo todo a la perfección; estaba distraída pensando en cómo decirle a su nueva amiga que tenía un pequeño bicho en su hombro. 

Emilia… —señaló al hombro de la contraria.

Esa cucaracha estaba escalando cerca de su cuello, era como si esa cucaracha tuviera un complejo de vampiro. Al notarlo, la pelinegra simplemente la empujó de su hombro y continuó explicando su broma con naturalidad.

A diferencia de la joven traductora, Alessia estaba completamente pálida porque aquel animal aterrizó sobre ella. 

Emily no estaba acostumbrada a ver una persona reaccionar de esa forma, por lo que se apresuró para sacarla  de la sala. Ella no deseaba que mataran a un animal inocente, no tenía la culpa de haber nacido con esa cara, muchas personas tenían rostros peores y no las perseguían para aplastarlas.

Como era de esperarse, la menor de las hermanas atravesó por la puerta sin siquiera saludar a Emily, ella pasó de largo como si fuera su propia casa. Cada cosa estaba fríamente calculada y nada ni nadie podría intervenir en esa famosa broma. 

Mientras esperaban para ver los resultados, las jóvenes se dedicaron a ver una serie en el idioma natal de Emily. Alessia se había puesto como meta aprenderlo, de esa manera visitar a su nueva alocada amiga sería más sencillo para todas y no tendría que estar dependiendo de un traductor.

Y sí, la gente usualmente olvidaba que Emily se ganaba la vida como intérprete. 

Un grito resonó en el baño, este fue seguido por uno mucho más agudo y molesto. Emily se limitó a sacar su dispositivo para grabar la escena. Las dos sabían que Giuliana saldría en algún momento para reclamar lo que había sucedido en el baño.

Como ellas lo esperaban, Giuliana había lavado su cabello con la «crema depilatoria» de Alessia, al mismo tiempo había lavado su cuerpo con el champú, el cual estaba lleno de colorante para comida. La escena era tan divertida para ambas que reían a carcajadas. 

Assomiglia a quel cartone animato. (Luce como ese dibujo animado) —dijo Emily con dificultad. Sujetaba su vientre que había comenzado a doler debido a la risa. 

Lo más prudente era pedirle a Tom que fuera por ella, no se sentía muy segura quedando en esa casa y mucho menos yéndose sola en medio de la noche.

—Intendi Megamind? (¿Te refieres a Megamente?) —río Alessia con gran intensidad.

—Sì! Guarda finché il tuo cranio non mantiene questa forma. (¡Sí! Mira, hasta su cráneo tiene esa forma).

Giuliana tenía tantas ganas de defenderse o de hacer algo, pero al mismo tiempo se sentía tan avergonzada por no tener un cabello en su cabeza y estar completamente azul, que lo único que pudo hacer fue lanzar un cojín y encerrarse en la habitación de Alessia.

—Ti avevo detto di non prendermi in giro! Non perdono (¡Te dije que no te metieras conmigo! Yo no perdono) —exclamó en medio de su carcajada.

Los minutos pasaron y Tom estaba esperando a Emily a las afueras de la casa. Esperaba que no hubiera dejado rastro de lo sucedido, porque al final de cuentas su guardaespaldas mayor estaba en el auto.

—¡Tomy! ¡Hubieras visto la cara de Giuliana cuando se vio completamente pelona!… Me hubiera gustado haberle hecho eso a la loca de Elisa. Pero bueno, a ella le llegará su hora en cualquier momento.

—Emily —susurró Tom antes de subirse al vehículo. —Hay algo que no te he dicho de Elisa —explicó en un tono bajo de voz. Esperaba que lo que tuviera que decir fuera tomado de la mejor manera, pero viniendo de Emily era difícil saberlo.

Los ojos de la pelinegra se centraron sobre su amigo, cuando él hablaba de esa manera, era porque algo grave había sucedido. Si Elisa se encontraba en la bancarrota, sería una de las mejores noticias que podría recibir la joven madre; de manera que le pondría a su hijo Tom.

—¿Qué sucedió? ¡Habla ahora! No quieres asustarme tanto, ¿no? 

—La vieja bruja mató a Pierre… bueno, él apareció desvivido. Todos sabemos que no lo quería de verdad, sino que estaba detrás de su dinero, en ese momento se está haciendo una investigación y… 

—¿Y? 




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