Esposo comprado

Capítulo 31

Jasha no entendía muy bien lo que ocurría, pero en su mente solo pasaba la palabra divorcio. No sabía que el matrimonio por contrato fuera tan complicado, porque sus abuelos Volkan y Nicole tuvieron sus dramas con su bisabuelo William y Natacha, esta última se encontraba en Rusia apoyando a Jadiel con sus cosas de mafia.

Aun así, desde que se casó con Kadir, todo iba cuesta abajo. Cuando le mostró las fotos, reconoció de inmediato a Asher, que ahora resultaba ser Jax, con otra persona que era muy mayor, y que parecía ser su padre o tío.

— ¿Tienes el número de Kinian aquí? —le preguntó Kadir, sacándola de sus pensamientos—. Necesito hablar con él.

— ¿No vamos a trabajar hoy? —ella trató de cambiar de tema—. Es que no…

— No estás en las mejores condiciones para trabajar el día de hoy —Kadir la ayudó a ponerse de pie—. Ven, vamos a desayunar. Iba a hacer algo de comer, pero mejor lo pedí a domicilio…

— ¿Pediste un café para mí? —ella levantó los brazos—. Estoy bien, puedo trabajar sin problemas. La empresa tuvo un descuido hace una semana…

— Ese loco te hizo daño, Jasha —la cargó, ya que entendió la referencia—. No voy a arriesgarte…

— Si no trabajo, me sentiré mal —movió sus pequeños pies, mientras era sostenida por su esposo de camino a la cocina—. Vi que hay mucha ropa tuya aquí.

— Le dije a Laisha que me trajera ropa, pero terminó por vaciar mi closet y el tuyo de paso —la dejó en una de las sillas de la encimera—. Supongo que es por precaución.

— Mayormente, me quedo a trabajar en la empresa durante días o es lo que hacía en Londres antes de mudarme —apoyó sus codos en la encimera—. ¿Y Yara? ¿Con quién pasó la noche?

— En la casa de tus abuelos Damon y Carmen —masculló él—. Mi hija está en la etapa de vender su patria por un poco de dinero —se puso detrás de ella con una liga para el cabello—. Se parece a mi esposa.

— Es que la hiciste con mucho amor y pensando solo en mí —ella rio, cerrando los ojos ante el detalle de su cabello—. Supongo que ahora más que nunca estamos más o menos bien…

— Sobre Asher… —él se apoyó en la encimera—… la persona con la cual lo viste en la foto, es la misma con la que fue a mi boda… bueno, es un antiguo profesor de mi universidad —completó bien las palabras—. Es de Australia y creo que hay algo más en lo que me has dicho.

— No entiendo… ¿Es mentira?

— Sobre las personas que murieron o que supuestamente asesinaste, es posible qué si están muertas —Kadir le agarró un mechón de cabello—, pero leí brevemente algo sobre el juicio en el que tu madre estuvo involucrada…

— Mi mamá no tiene por qué saber sobre esa gente… —Jasha cortó sus palabras—… ella pasó la mayor parte del embarazo de mi hermano Zeus en una clínica para poder lidiar con ese trauma. Es un milagro que él no haya salido deforme por los medicamentos o con alguna anomalía.

— No llamé a tus padres —repitió él, en un tono cansado—. Solo te expongo lo que he leído y tengo entendido que esa gente saca del mapa a quienes no quieren seguir con sus porquerías malignas.

— No puedo creerlo, lo que me dices es algo que nunca pensé…

— Solo vamos a desayunar y yo haré las preguntas con tu familia sin alertar a tu madre.

Jasha asintió, y se quedó pensativa a más no poder con lo que ocurría. Tenía mucha razón en eso. El desayuno fue algo básico, por lo poco que ella tenía en ese lugar, pero su adorado café no podía faltar. Pudo convencerlo de trabajar, porque llamaría mucho la atención si no lo hacía. Más aún, cuando Yara podía llegar en cualquier momento de la escuela y ella debía mantenerse ocupada con algo más que ver las paredes y el edificio sin sentido que estaba harta.

— Ya está todo listo para el trabajo —Kadir se puso el saco—. Si no quieres…

— Como mi esposo comprado y mantenido que eres, debes hacer silencio y seguir mis órdenes —lo abrazó por la cintura y levantó el mentón—. Iremos a trabajar, si las personas en Estados Unidos me ven débil, muchas cosas pueden salir a la luz como en Londres.

— Entonces, ve a trabajar tú —Kadir la soltó sin darle el beso que ella quería—. Lo acabas de decir, soy un pobre hombre mantenido. Volveré a la cama, no me molestes hasta que llegue Yara.

— No te atrevas a irte, Kadir —masculló Jasha, agarrándola del brazo—. Camina a trabajar.

Él la miró con cara de pocos amigos, pero de todos modos fue al piso de abajo con ella. No sin antes, recoger todas las cosas personales que siempre llevaban. Ella se quedó mirando el suelo, justo dónde debía de estar su orina.

— La limpié —Kadir parecía estar leyendo sus pensamientos—. Supongo que ahora las cosas deben estar bien abajo…

— Hice mucho desastre ayer cuando estaba buscando el teléfono —ella presionó el botón de su oficina—. Tenía mucho miedo…

— No debes tener miedo —él la abrazó por los hombros, y besó su cabello—. No tienes el tamaño necesario para tenerlo —le pellizcó la nariz—. Todo lo grande que debes tener, se te va para el enorme trasero que tienes.

— Acabas de ofenderme como por cinco años, Kadir —ella golpeó su brazo—. Aunque, no me molesta en lo absoluto eso. Me gusta ser tu centro de atención más de lo que crees.

— Tu trasero es mi centro de atención.

Llegaron al piso de la oficina de Jasha en dónde estaba tal y como pensó, todo estaba bien ordenado, al punto de que nada pasó según cualquier persona que preguntara. Vio el nuevo celular y lo que más le llamó la atención fue ver la puerta recién remodelada de un buen metal.

— Todo está remodelado —Kadir la guio por la oficina—. Anoche mismo se quedaron Vianny y Aixa para los cambios en la oficina, porque no podía dejarte sola en la habitación…

— Hiciste mucho anoche…

— Hice lo que un buen esposo tendría que hacer en caso de que algo como esto pasara nuevamente —dejó las cosas de ella en el escritorio—. Quizás tu hermano venga más tarde para saber cómo estás, así que trata lo más que puedas de no derrumbarte.




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