Jasha observaba la hermosa vista que le daba el mar ese día en particular. Era su primer mes de casada con Kadir, el sujeto que estaba literalmente sobre ella, durmiendo de lo más feliz de la vida como si tuvieran que ir a trabajar. Las últimas semanas fueron complicadas, puesto que tenía miedo de que Jax apareciera para hacerle daño luego de la muerte de los padres de Anne en la cárcel, algo absurdo en el sentido de la palabra.
Su vida personal iba muy bien, demasiado bien. Solo que no encontraba la manera de decirle a su esposo que iban a tener a un invitado en casa por un tiempo aparte de los que ya tenían. El día que casi pierde la vida e hizo algo que nunca pensó hacer por miedo, en la única persona que podía pensar era en su padre, en cómo iba a reaccionar cuando supiera que ella estaba en ese estado tan decadente como hija.
Aunque el dinero estaba disfrazado, no cabía dudas de que su plan estaba muy bien estructurado y que los consejos de su abuela estaban dando frutos. El hombre serio, arrogante y mezquino, era su esposo después de todo. Hasta tenía una hija idéntica a ella que le decía mamá, algo que al inicio la tenía renuente, pero Yara era la clase de niña que se ganaba el corazón de las personas que quería en su vida, a los otros los mandaba a la luna de ser necesario.
Paseó sus dedos de manera perezosa por la espalda desnuda de Kadir, recordando que pronto sería su fiesta de cumpleaños, cumpleaños que le hacía sentir más vieja.
— Kadir —ella metió sus dedos en el cabello revuelto de su esposo—. Oye, despierta, tenemos que irnos a la empresa.
— Puedes irte tú —él la apretó un poco contra su cuerpo—. Mis reuniones son por la tarde, puedo llegar tarde.
— No vamos a llegar tarde solo porque es lo que quieres —ella rio un poco—. Mi esposo está en modo perezoso, esto es insólito —Jasha le dio unos golpecitos en el rostro—. Vamos, Yara nos espera…
— Por favor, solo un poco más en cama —él le dio la espalda—. Los mantenidos somos de este modo, no pidas mucho.
— Vaya, me parece un poco raro que me digas ahora que eres un hombre mantenido cuando hace más de dos meses y antes de casarnos, me decías que te gustaba trabajar —ella le dio un beso en la mejilla—. Vamos, Yara debe estar en la cocina con mi hermano. Tengo que hablar con mi papá acerca del presupuesto mensual y espero que Kinian siga manteniendo el secreto.
— Jax no ha dado señales de vida desde que desapareció hace tiempo —Kadir la detuvo—. Supongo que ahora estás más tranquila que antes…
— No estoy tranquila, más con lo que hemos descubierto —Jasha abrazó sus piernas—. Jax es astuto. Allá pudo salir con mañas, nadie sabía quién era… y mi padre no tuvo otra opción que buscar los medios para hacerme pasar por loca.
— Lo bueno es que dejaste de darle el dinero a esas personas —él bajó de la cama—. ¿Crees que se creyeron eso de que les enviarás dinero cada tres meses?
— Bueno, si no lo creyeron, es su problema, porque necesito pruebas verídicas de que esas personas me estuvieron engañando por mucho tiempo —ella imitó su acción—. Ya tenemos un mes de casados —corrió abrazarlo—. Mi marido mantenido, esposo comprado… —se puso de puntas, y él se agachó—. Dame un besito.
— Te apesta la boca a letrina…
— ¡Claro que no! —lo golpeó en el pecho—. Ya no quiero nada.
— Ven, te daré un besito de buenos días…
— No, apestas a sogodó —arrugó la nariz—. Me iré a lavar los dientes…
— Maldita loca —Kadir la puso sobre su hombro, llevándola hasta el baño.
Para cuando bajaron al piso de abajo después de su refrescante ducha, se encontraron con que tanto Laisha, Zeus y Yara estaban poniendo la mesa. Hizo un puchero, viendo cómo su casa no se sentía tan sola como antes y que cuando llegaba siempre del trabajo, había alguien esperándola como su prima, hermano, esposo y… una hija que no era suya de manera biológica.
— Buenos días —Kadir le sacó la silla a Jasha para que se sentara—. No te sentarás de ese lado, Yara Davies —agarró del brazo a su hija, cuando quiso pasarle por atrás—. Está de este lado.
— Pero, papá —Yara gimoteó—. Mi futuro esposo está ahí…
— Tu futuro está en un internado fuera de este universo —la sentó a las malas—. Comamos…
— Jasha y yo vamos a resolver algunas cosas hoy —Laisha fue pasando la jarra del jugo entre las personas—. No podremos ir a tiempo… Kinian nos llevará a una construcción…
— ¿Y por qué yo no sabía nada? —cuestionó Kadir, tomando la jarra—. ¿Está lejos?
— Un poco, pero llegaremos a tiempo para que Jasha te haga la vida imposible —Laisha le guiñó el ojo a Kadir—. Verás cómo mi bella y hermosa prima siempre está amándote.
Todos en la mesa rieron, sin duda alguna era muy bueno tenerlos a todos ahí. El desayuno fue muy bueno. Al estar ambos choferes en la casa, Kadir, Zeus y Yara se fueron en un mismo auto, mientras que Laisha y ella se fueron en otro.
Su hermano iba a la universidad otra vez para ver mejor todo… así que ella tenía en la mano su termo con café, mientras veía la información de la persona a la cual iba a destruir.
— Los hombres de Kinian nos siguen y de paso él —Laisha fue abriendo los documentos de su nuevo golpe de Estado—. El padre de Kadir es toda una joya, mira que borró cualquier rastro de que tenía un matrimonio e hijos.
— Tanto que ahora es un buen católico —bebió un poco de su café—. Primero iremos con él, ya que las elecciones se acercan. Kinian me comentó que tiene más hijos, están en la misma universidad de Zeus.
— Sí, son unos hijos de puta, todos ellos, tanto que son seres inservibles —Laisha cerró la carpeta—. Luego iremos con la anciana, esa sí que es una asquerosa.
— Según lo investigado… —Jasha dejó el café en el portavaso—. Esa mujer sigue en las suyas con chicos jóvenes.
— Esa mujer es una completa asquerosa —Laisha infló las mejillas—. Aunque, me siento como si fuera el abuelo Damon. Toda una abogada ilícita.