«Se vio a un Joshua recién llegado a la casa con sus maletas y escudriñando todo a su alrededor. Estaba solo, pero a los pocos minutos había llegado a su abuela Carmen a ayudarle con sus cosas, indicándole en que habitación estaría bien lejos de la principal, que era la suya. Yara dormía actualmente en la que alguna vez fue la suya, la de su hermano Jadiel estaba vacía, puesto que era intocable.
Literalmente, toda su casa estaba llena, no había espacio más que las habitaciones del servicio y si acaso se mandaba a acondicionar las pocas habitaciones del primer piso. Su padre Jedward remodeló tanto esa casa, que tenía a lo mucho siete u ocho habitaciones en el segundo piso, y el tercero solo era un adorno más.
Joshua bajó después de unos minutos con algunas cosas, tenía ropa ligera, tanto que le dieron deseos de darle unos buenos golpes por ser tan liberal, algo que ella jamás podrá ser.
Al cabo de unas horas, se mostró a Zeus llegar con Yara de la escuela, sin embargo, no fue algo que esperó lo que sucedió a continuación. Más bien, imaginó la escena y todo en su mente antes de ver el video.
— ¿Tú quién eres? —preguntó Yara, llamando la atención de Joshua—. Mi amor se metió un ladrón a la casa…
— Ay, Dios mío —Joshua se puso de pie rápidamente—. Creo que ahora sí morí —susurró mirando a la niña, y se llevó una mano al pecho—. ¿Jasha?
— Soy Yara, hija de Jasha Richter, su única heredera —Yara, entrecerró los ojos hacia Joshua—. ¿Quién eres? —se acercó a él—. Deja de mirarme así.
— Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre… —comenzó a orar, dando pasos hacia atrás—. ¡Aléjate de mí! —gritó asustado—. Me dijeron que no me metiera con una no creyente y ahora estoy viendo cosas…
— Es la hija de Kadir, su nombre es Yara —Zeus intentó explicarle—. Sí, el parecido con mi hermana es increíble, pero no es su hija biológica si te lo preguntas.
— Mentira, ya morí —subió sobre el sofá—. Es la misma niña que me metió en una maleta, sí, eso mismo —Joshua abrazó un cojín como si fuera su escudo protector—. Quiero irme…
— Deja de llorar, maldito imbécil —Yara se soltó del agarre de Zeus—. ¿Quién eres? ¿Qué haces en mi casa?
Antes de que pudiera responderle, terminó por caerse hacia atrás en el sofá. Solo que en menos de dos segundos, ya tenía a una curiosa Yara mirándolo con sus manos en jarras.
— Hablas hasta como ella…
— ¿Eres idiota? ¿No entiendes que soy su hija? —la pequeña se dio dos golpecitos en la sien—. No respondes a mi pregunta. Le diré a mi tío Kinian que te mate, no me sirves si no hablas.
— Solo soy un viejo amigo de tu madre —pasó saliva en seco—. No te acerques, por el amor de Dios —levantó la mano—. Creo que voy a tener un infarto.
— Pues no lo vas a tener —Yara dijo con obviedad—. ¿Te gusta mi mamá?
— No, nunca lo ha hecho —retrocedió cuando ella volvió a acercarse—. ¡Que te quedes ahí! —realmente estaba asustado—. No sé qué hice mal, pero te reprendo en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo…
— Deja el drama —Zeus lo ayudó a ponerse de pie—. Era el novio de tu madre —le explicó a la pequeña—. Solo que vino para un chequeo, eso es todo.
— ¿Entonces puedes hacer que mis papás se divorcien? —preguntó Yara, esperanzada—. Así me puedo casar con él.
— Ay, señor que estás en el cielo, perdóname…»
— ¡Mamá! —todos dejaron de ver el vergonzoso momento de Joshua con Yara, para prestarle atención a la pequeña vida que entraba corriendo—. El tío Kinian acaba de provocarle un infarto a mi papá.
— ¿Qué?
— Pues mi papá se va a morir y no de la vejez —explicó Yara, levantando las manos—. Ahora está como un papel con algo que le dijo el tío Kinian. Pero si se muere no importa, así me caso con mi tío… con Zeus…
— Que no me casaré contigo, maldita mocosa.
— Ya estoy aquí —Kadir se aflojó la corbata, dejando sobre la mesa del comedor lo que Kinian le había dado—. Ya podemos desayunar.
— ¿Qué es eso? —Jasha apuntó hacia los documentos, dejando su iPad a un lado—. ¿Qué tiene eso que te ha dejado pálido?
— Son cosas sobre Anne, la iglesia y otras cosas —se aclaró la garganta—. ¿Quieres ir conmigo a verla? —indagó él, con cautela—. Es por si quieres…
— Hablamos de eso luego.
Jasha les indicó a todos que se sirvieran el desayuno que ella misma había preparado. Ahora que había personas en su hogar, tenía que contratar a alguien que hiciera eso, pero con lo precavida que era su familia, le sería difícil contratar a alguien.
Lo bueno de todos ellos, es que entre todos se ayudaban. Miró a Joshua, el cual seguía mirando a Yara, pero con menos miedo que antes, algo que le parecía divertido. El único que se quedó en la casa fue Zeus, puesto que tenía todo listo para iniciar otra vez la universidad pronto.
Dejaron a Yara en la escuela, indicándole que debía portarse bien.
— ¿De dónde te salió ahora que tengo que irme contigo a no sé dónde? —Jasha cruzó los brazos en el pecho—. Desde que Kinian fue a verte, estás mirándome como si fuera algo más que tu esposa.
— Solo una loca —Kadir mordió su labio, viendo después como Jasha enarcar una ceja—. Tú… —sacudió la cabeza—. Entiendo cosas que antes no veía —confesó observando los autos pasarle—. Puedo decirle al chofer que no iremos allá.
— Quiero ir, solo que encuentro extraño que me pidas eso —ella entrecerró los ojos—. Esa mujer debe estar odiando por todo lo que hice y más aún que su juicio se acerca.
— Tienes razón en eso, pero hay algo que quiero saber —Kadir se terminó por quitar la corbata—. Jax fue tu primer hombre —eso parecía dislocarlo un poco—. ¿Te embarazaste de él en algún momento?