Jadiel no sabía en dónde iba a meter la cabeza para contarle a sus padres lo que ocurría con Jasha y Kadir. Kinian no tenía cara para darla luego de que ese sujeto buscara hasta por debajo de las piedras a los enemigos ocultos de su familia dentro de la organización y de ese modo llevarse a Jasha sin dejar rastro. Sus investigaciones llevaron a lo típico de su familia, que el chofer era el culpable de que ese hombre se llevara a su hermana, solo que en este caso no resultó con vida luego del secuestro.
Se puso de pie cuando vio que la familia de Kadir llegaba al piso dónde solo el personal autorizado podía ingresar, le daba igual todo, solo quería irse a casa y ver si su madre se encontraba bien.
— ¿Manu? —Jadiel frunció el ceño—. Pensé que estabas al otro lado del universo…
— Sí, yo también —Kinian llegó detrás de ellos—. Buenos días.
— ¿Y mi hijo? —Gabriela fue la primera en preguntar—. ¿Cómo es eso de que está hospitalizado?
— Su hijo fue herido con un arma blanca —Jadiel metió sus manos manchadas de sangre en los bolsillos de su pantalón—. Me temo que ahora es crucial que ustedes se queden aquí o una parte —él miró a toda la familia mientras hablaba—. Los doctores han dicho que está fuera de peligro por el momento…
— Entonces…
— Lo único que su hijo ha dejado salir es el nombre de mi hermana —el mafioso ruso apretó los labios, al decir eso—. Debo irme.
No esperó quedarse, fue con su primo Kinian hasta la salida más cercana de ese lugar. Se sentía asfixiado a más no poder. Pensaba que a esas alturas estaría tomando un vuelo de camino a Rusia, pero no, estaba tratando de salvarle la vida al esposo de su hermana.
— Aún sigo sin encontrarla…
— No es la respuesta que necesito —Jadiel lo empujó hasta la pared y Kinian levantó la mano hacia sus hombres para que no se acercaran—. Mi hermana desapareció bajo tus narices. Dijiste que todo era seguro y por eso no mandé la misma protección que le puse en Londres.
— Te repito, no sé dónde está aún —Kinian se zafó de su agarre—. Que no se te olvide que tengo una familia a la cual cuidar, un padre que está a un paso de pisar una tumba y no se lo quiere decir a sus hijos —se arregló la chaqueta—. El chofer era un traidor, murió como uno.
— Jax no está fuera del estado de UTAH —Jadiel tomó el cigarro que su primo le daba—. No es estúpido para irse.
— No está en ninguna de las casas que eran suyas o de su padre —Kinian le indicó que caminara—. No está en Australia…
Jadiel miró hacia el cielo por unos segundos. Su hermana tenía ya casi dos días de que había desaparecido y su padre no era estúpido. Puesto que, Yara se la pasaba llorando, incluso en la escuela, y fue difícil para Zeus convencerla de que su madre estaba más o menos bien.
Fue con sus hombres hasta su auto, dejando a su primo haciendo algunas llamadas. Le preguntó a su padre por mensaje de texto si Yara había llegado y este le dijo que tenían que hablar de algo serio, porque estaba cansado de esperar. Vio a la pequeña molestia que se hacía llamar hija de su hermana llegar al hospital con el uniforme y al menos agradeció que no estuviera haciendo drama en su casa.
Supo que él sabía que algo no estaba bien.
En cuanto llegó a la casa de sus abuelos Damon y Carmen, quiso regresar al ver a su padre esperando por él en la sala. Su abuela Carmen estaba realmente preocupada y Damon ni se diga.
— Ya dime qué está pasando, porque no tengo la paciencia que tu madre tiene para estas cosas —Jedward se puso de pie—. ¿En dónde está tu hermana?
— ¿Eso es sangre? —preguntó su abuela, corriendo hacia él—. ¿De quién es la sangre?
— Es de Kadir —confesó al fin—. Está hospitalizado.
— ¿Cómo qué hospitalizado? —Jedward estaba casi temblando cuando agarró del cuello de la camisa a su hijo—. ¿Y tu hermana? —preguntó con voz temblorosa—. ¿En dónde está Jasha?
— No lo sé…
— ¿Qué no sabes, dices?
— Fueron atacados luego de que salimos de la empresa… —comenzó a decir, mirando a su padre fijamente—. La seguridad de Kinian era casi nula, porque estaban divididos en el juicio, nosotros, y en que la ex de Kadir llegara bien a la cárcel —apretó un poco los labios, sabiendo que Jedward iba a colapsar en cualquier momento—. Él aprovechó que el mantenimiento de la planta de energía se hace cada cierto tiempo y lo anuncian por cualquier medio—pasó saliva—. No sé en dónde pueda estar Jasha con ese sujeto…
— ¿Me estás diciendo que Jasha fue secuestrada por el mismo sujeto de hace seis años?
— Sí, es el mismo —Jadiel quitó con suavidad las manos de su padre—. Vengo del hospital ahora.
— Esa niña no ha dejado de llorar desde entonces…
— No sé qué conexión tiene con mi hermana, pero por ella fue que decidí regresar a la empresa —llevó a su padre hasta el asiento—. No hay rastro de él en ningún lado.
— Debí llevarla cuando pude… no, mejor debí prohibirle la salida en Londres —Jedward se echó el cabello hacia atrás, en un gesto desesperado—. No sé siquiera qué le diré a tu madre ahora.
— ¿En dónde está mamá?
— Salió con Nicole a comprar unas cosas para la cena que se hará en la casa de Kadir y Jasha —Carmen se encontraba nerviosa, arañando sus arrugadas manos—. Mi hija…
— Sé qué mamá no puede saber esto, pero no sé qué más hacer…
— Hay que decirle que Kadir y Jasha se fueron de viaje —Laisha entró en la casa, se veía como si no hubiese dormido en mucho tiempo y estaba llorando—. Kinian me contó todo anoche… Las cámaras de seguridad de la empresa estuvieron al menos diez minutos inactivas cuando se fue la luz.
— ¿Estabas en la empresa? —preguntó Carmen.
— Sí, buscando algo que pudiera ayudar, pero en esa parte del estacionamiento solo están los autos de la familia y…
— Cálmate, cariño…
— Yo siempre iba a su oficina para verla… me quedé en el juzgado… —Laisha lloriqueó—… nunca dejaba pasar un día para hablar o si no le enviaba mensajes para decirle lo que haría… debí…