Capítulo # 4
En Italia.
En el hogar De Simone Basile.
—Oliver. —dijo Rachele agarrándole el brazo, antes que fuera a responderle. —Es mi mamá.
Renzo agarró a su esposa del brazo.
—Eres una loca. —le dijo él furioso. —Cómo te atreves a pegarle al esposo de tu hija.
—Ella. —dijo Karine llorando. —¿Por qué lo hiciste?, ¿estás embarazada? —le preguntó desesperada.
—¡No! —exclamó ella triste. —Sé que hicimos un acuerdo, cuando tomara la decisión de casarme. Les avisaría. Pero.
Saraí llegó a ellos con pequeños pasos.
—Oli. —dijo la niña sonriendo.
Oliver la cargó emocionado.
—Estás caminando mejor. —dijo él dándole un beso en la frente.
—Saraí es la razón. —dijo ella mirándolos. —Les avisé que Sara murió, ¿verdad? —los padres de Rachele asintieron. —Ellos nos dejaron a Saraí cómo padres legales de ella, teníamos que casarnos. Lo más pronto posible.
—¡Qué! —exclamaron asombrados. —¿Qué somos abuelos? —dijeron ellos mirándose.
—Sí. —afirmó Oliver serio.
—Lo más lógico. Sé, quedarán los padres de Sara con ella. —dijo Karine atónita.
—Mamá sabes que la madre de Sara está enferma y necesita cuidados. Ellos no pudieron estar en el sepelio por lo mismo. —dijo ella afligida.
—Lo hacemos por Saraí. —habló Oliver con seriedad. —Rachele y yo no tenemos nada.
—Exacto. —afirmó ella.
—Igual. —dijo Renzo serio.
—Nadie va a creer que no ha sucedido nada entre ustedes. —comenta Karine mirándolos. —Se puede ver a kilómetros que se atraen.
—Bueno. —dijeron sonrojados.
—Nada de eso. —dijo Karine seria. —Tú, Rachele, olvídate de este hombre. No quiero nietos morenos. —lo miro con desprecio, no va a negar que es realmente atractivo, ese cabello negro y rizado como la noche, esos ojos negros y esa piel morena, suave, pero moreno de todas maneras, quiere que su hija se case con un hombre blanco, rubio y de ojos verdes como lo fue el ex de su niña.
—Me va a disculpar. —dijo Oliver furioso, detallando a Renzo que su piel es un poco morena comparada con la de su suegra. —Su esposo, no es blanco cómo la nieve.
—Insolente. —dijo ella airada.
—Mamá. Tranquilízate, Oliver no es mi tipo. —aclaró ella mirándolos. —Me gustan de otro tipo de hombres.
Oliver celoso y molesto.
—Tú te lo pierdes. —dijo él serio y alejándose con la niña.
—Perdóname hija. —habló ella cercándose y acariciándole la mejilla. —No puedo, aceptar que la hija de Karine Marini, no está casada por la iglesia.
—Hija. —dijo su padre angustiado. —Debes casarte. —expresa con seriedad. —No es un compromiso de unos meses, es para toda la vida. Oliver y tú jamás podrán separarse.
Rachele miro asombrada, es verdad. No podía separarse de Oliver, así que lo deseara.
Él estaba escuchando la conversación y se arrinconó en la pared. Por la desesperación de tener Saraí en sus brazos. No pensó en el futuro, ayer habían firmado su compromiso para toda la vida, eso incluía estar con Saraí en toda su vida escolar, su adolescencia y adultez. Rachele y el que harían en esos años. Matarse o enamorarse por obligación, está desesperándose.
—Rachele. —dijo él mirándolos a todos. —¿Qué demonios hicimos?