Esposos por obligación

Capítulo # 6

Capítulo # 6

Unos días después.

Rachele siempre antes de dormir, intentaba no mirar a Oliver e ignorarlo en la cama. No podía dejarse llevar por momentos, trataba de tener su mente ocupada en Saraí, pero no podía. Oliver no se lo estaba dejando los momentos fáciles y siempre intentaba besarla por sorpresa. Ella esquivaba sus besos sorpresivos para evitar ilusionarse en algo que a lo mejor no va a pasar, sabe que Oliver es muy atractivo, que serían una buena pareja, por los momentos quiere llevar una relación con calma que arrepentirse después.

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En Italia, Milán.

En hotel Lombardi. 

—Qué hermoso está. —dijo Rachele mirando desde la ventana el paisaje.

—Sí, que lo es. —dijo él atrás de ella con Saraí en sus brazos.

—Y cuándo, ¿serán tu sesión de fotos? —le preguntó girándose para mirarlo.

—Mañana. Hoy podremos salir un rato. —dijo él sonriendo. —Así que pónganse guapas. —le sonríe entregándole a la niña. —Voy a bañarme.

—Está bien. —dijo ella dándole un beso a la pequeña, acomodo a la niña en la cama, para acostarse un rato. Se siente algo cansada.

En eso escucha alguien que está tocando la puerta.

Ella se levantó de mala gana y se dirigió hacia la puerta, abrió la puerta. 

—¿Tú quién eres? —le preguntó la joven mirando a Rachele con seriedad.

Rachele cruzando los brazos.

—Soy Rachele. ¿Por qué?

—¿Y Oliver? —le preguntó.

—Se está bañando. —contestó, ella seria quién se creía esa mujer.

—Dile, que su novia. —dijo sonriendo. —Vino a buscarlo.

—De verdad. —dijo ella haciéndose la sorprendida. —Como que estás muy mal informada. —le informa celosa. —Oliver, ¡Es mi esposo! —exclamó cerrándole la puerta en la cara. —¿Quién demonios es ella?

—¿Qué pasa? —le preguntó Oliver saliendo del baño con una toalla cubriendo su desnudez. 

—Una mujer, dice que es tu novia. —respondió Rachele seria.

—Debe de ser Karina. —dijo él suspirando. —Esa mujer, me tiene ya al borde. —le confiesa furioso. —Me arrepiento de haberme acostado con ella.

—Sigue. —dijo Rachele fulminándolo con la mirada.

—Eso, fue mucho antes de nuestro matrimonio. —le explicó mirándola.

—No sé. Porque me molesto. —confiesa ella sonriendo. —Yo también, tuve mis aventuras. —dijo dándole la espalda.

—Rachele. —dijo él celoso. —No quiero sorpresitas —aclaró con rudeza.

—Tranquilo, siempre me cuido. —le mintió.

—Es mejor, que te bañes. —dijo serio. —Yo me encargó de la niña.

—No. —contestó ella agarrándola. —Tiene que bañarse conmigo, nos vemos.

Oliver está furioso, tan solo de pensar que a Rachele otro hombre la tocó, le hierve la sangre y ahora será el único en su vida. No dejará que ningún hombre vuelva a tocarla nunca más, la hará completamente suya. 

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Una hora después.

Rachele y Oliver se fueron para un hermoso restaurante, estuvieron muy contentos, al mirar como Saraí sonreía al ver a otros niños.

—Come. —dijo Rachele sonriéndole a la niña, tratando de darle un poco de pollo.

Saraí sonreía divertida. 

—Princesa. —habló Oliver sonriendo. —Debe de obedecer a tía Rachele.

Saraí sonrió y comió un poco de pollo.

—Parece que Saraí, te hace más caso que a mí. —dijo ella con una leve sonrisa. —Tú tendrás que ponerle mano dura. Cuando entré a la adolescencia. 

—Así tampoco. —dijo él serio. —No quiero que me odie. —confesó mirándola.

—No te odiará. —le dijo sonriendo. —Para ella será fastidioso, después que crezca verá que lo hacías por amor.

—¿Tú crees? —le preguntó mirándola.

—Claro que sí, yo soy única hija. Mis padres fueron muy duros en mi adolescencia, fui un tanto rebelde. —comenta ella soltando un suspiro. —Un día me puse a analizar y descubrí que ellos lo hacían por amor. Tome la decisión de ser niñera, mis padres no me apoyaron, ahora aceptan lo que hago.

—Eres una rebelde. —dijo Oliver sonriendo. —Al menos, tu madre es un caso serio.

—Muy. —dijo ella soltó un largo suspiro. —Como, no quiso ser madre nuevamente, me tomo como su único trofeo.

—Tampoco exageres.

—No, si supieras lo que me obliga hacer algunas veces. —comenta ella con tristeza.

Oliver se preocupó que le hará esa mujer a Rachele, está tan triste, algo malo debe de hacer para complacer a su madre.

—Oliver. —dijo una mujer acercándose a ellos y sonriéndole a él. —Cariño, me tienes muy abandonada. ¿Cuándo vas para mi departamento?

—Hola, Julia. —dijo él un tanto nervioso, era su amante en Milán, está tenso, observó como Rachele lo mira con mucha seriedad. —Aquí en familia, con mi esposa e hija. —le comunica intentando sonreírle.

Julia quedó de piedra, ella es su amante. Eso fue lo que pensó, miro a Rachele y a la niña con ira. 

—¿Y por qué?, ¿no me avisaste? —lo encaró. —Yo esperándote como una tonta.

—No es el lugar. —habló Oliver mirándola con seriedad.

—Salgamos. —dijo ella airada.

—Vamos.

Oliver y Julia salieron del restaurante con tranquilidad y al estar afuera del restaurante, Julia le metió una fuerte cachetada. 

—¡Eres un maldito!

Oliver se sorprendió y se acarició la mejilla.

—Lo siento, debí de llamarte.

—Gracias a Dios, que jamás me enamore de ti. —dijo ella alejándose con rapidez.

—Me salvé de otra. —dijo él suspirando con tranquilidad.

—Claro. —habló Rachele llegando por detrás con Saraí en brazos. —Ahora estoy segura de que mi esposo es el prostituto de toda Italia. —dijo furiosa. —¿Cuántas amantes?, ¿tienes en realidad señor De Simone?

Oliver mirándola y suspirando.

—Si te digo la verdad. No me matas. —le dijo intimidado, por la mirada asesina de su esposa.




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