Esposos por obligación

Capítulo # 7

Capítulo # 7

En Italia, Milán.

Afuera del restaurante.

—Vámonos al hotel. —dijo ella furiosa. —No quiero, hacer un escándalo en medio de la calle.

Oliver está realmente nervioso, no sabía el porqué, nunca le había temido a una mujer. Rachele no es una mujer cualquiera es su esposa, a pesar de que no lo han intimado, en pocos días que está viviendo con ella, la respeta como su única mujer.

Ellos caminaron las calles en silencio, Rachele no quiere mirarlo y menos hablarle, se siente muy decepcionada de él, ¿cuántas amantes tiene realmente?, entiende que es un hombre atractivo, jamás imagino que fuera tan mujeriego. 

El hotel está cerca, al llegar ella abrió la puerta y entraron a su habitación.

Rachele llevo a la niña a otra habitación, habían pedido una habitación grande que tuviera dos habitaciones en una para que Saraí tenga su propia privacidad.

Al salir de la habitación de la niña, se reunió con Oliver.

—Ahora sí. —dijo cruzando los brazos. —Dime la verdad. No quiero mentira, nunca me ha gustado.

Él se sentó en la cama y mirándola a los ojos.

—Tengo varias. —confeso con una leve sonrisa y suspirando. —Cada viaje que hago, dejo una.

Rachele perpleja y sin salir de su asombro.

—Dios mío. —soltó sin aliento, creía que se iba a desmayar. Camino lentamente y se sentó. —Eres un zorro, promiscuo, prostituto, mujeriego, insaciable, regalado… Eres lo peor de los hombres. —dijo sin aliento.

Oliver se siente mal, no tenía la culpa de ser un hombre tan atractivo, las mujeres le llueven con solo mover sus dedos, siempre están dispuestas a no tener nada serio con él y como no tenía ninguna relación estable con nadie, aceptaba vivir su vida tal como está.

—Sí, estaba soltero, no soy un santo. —le aclara seriamente. 

—No eres un santo, me estoy dando dé cuenta de eso. No aceptaré ninguna infidelidad, primero muerta que ser la cornuda de alguien. —dijo furiosa, molesta y muy desilusionada con Oliver, se imaginó que tendría una o dos amantes, pero tener tantas es demasiado. Eso quiere decir que es muy activo sexualmente. 

—Tranquila, no voy a hacerlo. —dijo con sinceridad. —Debes cumplir tus deberes como esposa. —le aclara serio. 

—Estás loco. —dijo airada, esa fue la gota que derramo el vaso. —Yo no voy a acostarme contigo, no te amo y dejas mucho que desear.

—Y yo tampoco, la química que existe entre los dos es enorme. —dijo levantándose y acercándose a ella, agarrándola por la cintura, sintió como las manos de Rachele querían alejarse de él, él la apretó más a su cuerpo. —Quiero demostrarte que sí la hay. —afirma colocándole la mano en la nuca y besándola sorpresivamente.

Rachele se sintió muy extraña al sentir los labios de Oliver, como la está besando, la realidad que no está correspondiéndole como hubiera querido para ser su primer beso es demasiado decepcionante por todo lo que ha descubierto de él, entonces sintió como su lengua acaricia sus labios, intenso separarse de él. Fue inútil, sus labios comenzaron a reaccionar solos y cerró los ojos, intentando disfrutar del beso, no besa tan mal, pero está segura de algo, está besándola contra de su voluntad.

Oliver dejó de besarla, no pudo evitar observar su hermoso rostro, ella abrió los ojos lentamente y lo rempujo. 

—Sí, crees que, a la fuerza, conseguirás que es en tu cama. Estás muy equivocado. —dijo realmente furiosa. 

—Eres mi mujer. No quieres ser una cornuda, tienes que cumplir tus deberes como esposa. —le aclara seriamente, no está para juegos, no se va a limitar en estar con una mujer, porque en su hogar no le dan lo que necesita. 

—Bueno, así de fácil. —soltó ella indigna.

—Así de fácil. —afirma soltándola.

—Así que deseas solo mi cuerpo, ¿verdad? —dijo Rachele caminando él y sentándolo en la cama. —Quiero saber, ¿qué harías, sí tuvieras solo mi cuerpo y como te sentirías? —le pregunta alejándose de él y mirándolo.

Oliver no entiende sus palabras, ¿qué demonios, está insinuando ella?, no entiende qué quiere decirle.

Ella lo miro con seriedad y se bajó el cierre de su vestido cayendo hacia el suelo, Oliver quedo perplejo sin poder moverse, se quitó toda la ropa quedo completamente desnuda.

—Ahora, señor De Simone. —dijo con seriedad. —Quieres que cumpla con mis deberes como esposa, aquí estoy, cumple de una maldita vez. —expreso botando con una mirada chispeante de ira y decidida.




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